Alta cocina con bichos en la Universidad de Alicante
El centro celebra la I Jornada Gastronómica de Insectos con charlas y degustación
Grillos, hormigas o gusanos pueden resultar animales molestos si aparecen por sorpresa en nuestra comida pero alimentarse con algunos de estos bichos puede ser, incluso, saludable. Para difundir sus propiedades nutricionales y defender la sostenibilidad que supone su consumo, la Universidad de Alicante ha celebrado este miércoles la I Jornada Gastronómica de Insectos con conferencias y cata de algunos platos. Bombón de grillos con chocolate a la pimienta y escama de sal, coca de mollitas de chocolate y hormigas culonas o la manzana de Adán y Eva (cómo no, con gusanos), son algunos de los platos que los participantes han podido degustar.
"Aunque en el mundo occidental nos producen rechazo, hay más de 2.000 millones de personas en el mundo que comen insectos de forma regular en Asia, África o América Latina", ha explicado Eduardo Galante, investigador del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO) y organizador de las jornadas. "Los insectos tienen un potencial muy grande puesto que este grupo de animales junto con los artrópodos, como las arañas o los crustáceos, representan más del 75% de la biodiversidad del planeta y hay más de un millón de especies", ha detallado.
El pasado mes de mayo, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un informe en el que defendía las propiedades de una dieta rica en insectos e instaba a introducirlos en la dieta y comerlos de manera regular. La Universidad de Alicante recuerda que "el contenido proteínico que poseen, el hecho de ser una fuente de alimento muy nutritivo y saludable, con alto contenido en grasas, vitaminas, fibra y minerales, y su producción barata, los puede convertir en una posible solución al hambre en el mundo".
"El mensaje desde el mundo occidental es estereotipado o está fuera de lugar. Cuando se ve a gente comiendo insectos, por ejemplo en la tele, salen personas que van por la selva y comen bichos crudos o se piensa en comer cucarachas pero, si hay más de un millón de especies ¿por qué tenemos que comer cucarachas?", ha defendido Eduardo Galante.
Estefanía Micó, profesora titular del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO), ha impartido la conferencia "Comer insectos... Un regreso al pasado con mucho futuro" tras la cual los asistentes han acudido a la degustación de platos elaborados por el personal del restaurante Mar y Tierra, (Club Social I) con insectos importados de países como México, donde se comercializan por ser muy apreciados.
Cucharilla de Olivada negra; chupito de granada, mandarina y vodka; pan de higo con saltamontes a la miel; crujiente de plátano relleno de cuscús; nachos con guacamole; pericana; delicias de Elche; Chupa chups de queso o arroz con saltamontes y alcachofas han sido algunas de las preparaciones degustadas por cerca de un centenar de personas.
"Los insectos no son blandos, están procesados, desecados o marinados y quedan crujientes. Se pueden comer solos o acompañarlos con otros alimentos", ha explicado Galante. El investigador asegura que "los insectos contienen un mucha mayor proporción de proteína en peso seco que el pollo o que las vacas, son herbívoros de plantas que no compiten con nuestra alimentación y son fáciles de producir por su pequeño tamaño". Pese a sus ventajas, Galante sabe que costará introducirlos en nuestra dieta diaria: "Es una cuestión cultural pero, si comemos gambas o comemos ostras, siendo blandas y gelatinosas, ¿por qué rechazar los insectos?".
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