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Un jefe policial admite que aireó datos contra un testigo clave de la Pokémon

El comisario local de Ferrol reconoce que recibió regalos de Vendex

El jefe de la Policía Local de Ferrol admite que divulgó públicamente datos comprometedores sobre un testigo clave de la Pokémon que fue arrestado y poco después liberado y cuya detención está siendo investigada por la juez Pilar De Lara. Un día después del arresto —que los propios agentes reconocen ahora que no estaba justificado— este comisario, Emilio Martínez, telefoneó a la prensa para que se rectificase la noticia y se dijera que había sido la policía local, y no la nacional, como figuraba, la que había llevado a cabo la detención, y de paso, explicó los detalles del caso y facilitó la identidad de la persona. Así lo explicó ayer en el juzgado número 1 de Lugo, al que acudió en calidad de testigo tras no presentarse el miércoles de la semana pasada alegando que no había recibido la notificación.

 En una declaración a la que acudió, desde A Coruña, el abogado del imputado en este caso Julio Flores, teniente de alcalde por el PP en María Pita, Martínez admitió además que recibió regalos de Vendex, eje de la trama Pokémon, tanto en su casa como en la policía. Explicó que fue inspector a las órdenes de Flores hasta que en 2013 le ofrecieron la jefatura en Ferrol. Ante la magistrada reconoció que la detención del testigo clave “no estuvo acertada”. Y ante los micros, a la salida, dijo que fue “correcta” aunque “mejorable”.

El primer día, en la prensa local no habían aparecido más que las iniciales del hombre arrestado, el dato que acostumbran facilitar los cuerpos de seguridad a los medios de comunicación para preservar la identidad de las personas. Pero, según confesó en su declaración de ayer, Martínez reveló la identidad de este testigo que la juez califica de “primordial”, contó además que fue detenido cuando se hallaba parando el tráfico, y que portaba un arma que enseñaba a los viandantes. A De Lara le explicó que el 30 de octubre, cuando se produjo la detención que investiga la juez para dilucidar si se trató de un arresto ilegal, él estaba de día libre. En la jornada siguiente, afirmaron varios de los ocho agentes que testificaron la semana pasada, el jefe reclamó a su segundo la comparecencia del testigo, que firmaron los locales aunque tuvo lugar en la sede de la policía nacional.

Al cuerpo municipal no le había gustado nada que después de haber llevado todo el peso de aquella “intervención complicada con arma en vía pública”, “acertada y bajo estrés” (como festejaba en su cuenta de Twitter), la prensa atribuyese la proeza a los agentes de la nacional. Esto se sabe por los comentarios que hacen los locales en Superturno, su grupo de WhatsApp, donde se quejan de que las medallas de la detención se las cuelguen los otros y a ellos se les relegue a controlar el tráfico, extender “papelitos” rosa y “vigilar la zona azul”. En el fragor de la tertulia, uno llega a apuntar que se trata de una “conspiración sadomasónica”. Pero el jefe llamó a la prensa para arreglarlo.

Supuestamente había preocupación por apuntarse el tanto de esta detención a pesar de que el testigo quedó libre y sin cargos, y ni siquiera se le llegó a tomar declaración. El hombre, trabajador del Acuario de A Coruña, víctima de posible acoso laboral por denunciar las maniobras del Ayuntamiento para adjudicar el mantenimiento a Vendex, llevaba entre sus objetos personales una pistola de fogueo y un cuchillo de pesca submarina. Hacía autoestop en la Carretera de Castilla, con una mano vendada y una pierna escayolada, para llegar a su casa en Cedeira. Pero a su detención en plena calle acudieron tres parejas de policías locales, en coches y motos. Le atenazaron las manos en la espalda con lazos de seguridad y presuntamente por esto sufrió una lesión que obligó a los agentes a llevarlo a Urgencias en medio de las casi tres horas que duró la detención.

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