Benidorm y Costas discuten por la primera línea de la Playa de Levante
El Ministerio de Medio Ambiente pretende recuperar el control urbanístico del paseo marítimo
El Ayuntamiento de Benidorm ha informado a varios de los representantes de los edificios hoteleros y residenciales de la playa de Levante de que la Dirección General de Costas pretende trasladar al dominio público toda la primera línea de la playa. La zona afectada, una parte insigne de esta ciudad que vive todo el año del turismo, abarca en los cálculos municipales un espacio de edificios y hoteles en los que se verían afectados hasta 3.000 unidades habitacionales (viviendas y habitaciones hoteleras). De llevarse a cabo esta actuación, las competencias sobre este espacio pasarían a ser del Estado y dejarían de estar en manos de la Administración local.
La playa de Levante es una zona importantísima en el escenario urbano de Benidorm. Las calles que pasarían al dominio público son la calle de Virgen del Socorro y las avenidas de Alcoi y Madrid. Juntas conforman un paseo marítimo, transitable también por los coches en una parte, que suman más de dos kilómetros de la primera línea de playa más animada de Benidorm.
La medida pretendida por Costas anula el deslinde iniciado en 1964, denuncia el Ayuntamiento en un comunicado. La primera teniente alcalde y concejal de Turismo y Escena Urbana, Gema Amor, ha calificado la medida de “unilateral” y un “atentado al modelo urbanístico y turístico de Benidorm, una auténtica barbaridad que quiebra un modelo que parte de los años 50” del pasado siglo.
“Es kafkiano, no nos lo creemos”, ha resumido el presidente de la patronal hotelera de Benidorm y Costa Blanca (Hosbec), Antonio Mayor. “¿Cómo en el siglo XXI vienen a tocar un plan reaprobado desde los años 50 y una zona en la que no queda ni una parcela por construir? Esperemos que prevalezca el sentido común”, ha considerado el representante hotelero.
Cambiar una bombilla, repintar una farola o reformar un balcón, cualquier obra, requerirá, en palabras de Amor “ un trámite burocrático farragoso e innecesario entre administraciones, lo que sin duda va a provocar retrasos, y un importante deterioro en la zona más valiosa” de una ciudad que cada año suele estar entre las tres primeras ciudades españolas en número de pernoctaciones, detrás de Madrid o Barcelona.
Muchas propiedades habrán de modificar su titularidad, que pasará a ser estatal, ha señalado durante ella reunión el concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, Vicente Juan Ivorra, quien ha tachado de “demencial” la intención de Costas. En municipios en la misma provincia como Santa Pola, Guardamar o la ciudad de Alicante se conservan zonas de excepción, ha recordado el regidor, que pide la misma consideración para Benidorm.
Costas ha confirmado que aquellos que queden afectados por la zona de servidumbre de protección pueden realizar obras de conservación y mejora, sin aumentar volúmenes, altura ni superficie de lo ya existente. No obstante, desde el ministerio desmienten que los inmuebles vayan a pasar a titularidad pública. La medida ratifica el deslinde de 1964, sostienen desde el ministerio. “Se ha trasladado la ribera del mar hacia el mar, coincidiendo con el borde exterior de los paseos marítimos existentes”, por lo que los edificios “están afectados en menor medida que antes por la zona de servidumbre de protección, incluso en algunos casos deja de existir afección alguna”.
El enfado del Ayuntamiento y los hoteleros es considerable y no entienden cómo el Gobierno entra de lleno en un a ciudad que es famoso entre el turismo internacional por desestacionalizar las vacaciones. Desde el consistorio siempre gusta recordar que Benidorm aporta un 1% al Producto Interior Bruto del país y un 10% al regional. La acción de Costas se suma al malestar por no haber obtenido nunca la condición de municipio turístico, una figura que prevé un plus de ayudas estatales a aquellos centros urbanos que en verano reciben un aluvión de turistas. En Benidorm, viven 75.000 personas que se multiplican hasta casi el medio millón en verano y, aún así, los consumos de agua y luz muestran una ciudad más que sostenible.
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