Pujol deposita su papeleta entre la indiferencia popular

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol y su esposa, Marta Ferrusola, votaron ayer en el Instituto Montserrat de Barcelona con la única incidencia de un ciudadano que les increpado diciendo “¡Vergüenza! ¡vergüenza!” por el caso del fraude fiscal a lo que otro ciudadano le replicó apelando al respeto hacia la figura de Pujol.

El matrimonio, que aguardó cola 30 minutos, acompañado por una de sus nietas, no hizo declaraciones. Depositaron sus papeletas ante la indiferencia de los numerosos ciudadanos que esperaban para votar, si bien alguno de ellos les saludó con amabilidad. “Ya he votado”, fue lo único que dijo antes de marcharse.

El 9-N reveló las divergencias entre Unió y Convergència en el proceso soberanista. Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió, dijo que había votado a favor de Estado propio pero en contra de la independencia. Por la noche, a través de las redes sociales, mostró su estupor: “La ruptura será irreversible si PP, PSOE e instituciones del Estado no dan una salida política al deseo de cambio de Cataluña. Decir, como Rajoy, que el 9-N es inútil y sin repercusión, es de una ceguera impropia de un gobernante democrático”.

El consejero de Agricultura de Artur Mas, Josep Maria Pelegrí, lo hizo en el mismo sentido que Duran. Ramon Espadaler, consejero de Interior, también de Unió, apoyó también el Estado propio pero no explicó si había apoyado o no la ruptura. Por contra, el titular de Territorio, Santi Vila, del ala más moderada de Convergència, admitió que había apostado por el doble si. “Los resultados han sido espectaculares y no pararemos hasta celebrar el referéndum”, afirmó, informa Marta Rodríguez. En el PSC, la diputada crítica Marina Geli apostó por el doble sí “con las puertas abiertas a una confederación posterior” tras una negociación de Estado a Estado. La exconsejera socialista Montse Tura votó en el mismo sentido: no es independentista pero acusó el Gobierno de haber “desengachando” a muchos catalanes de España.