El ‘demos’ catalán

En vísperas del 9-N, es interesante constatar la proliferación de proyecciones de futuro que genera la perspectiva de la independencia de Cataluña. Esta semana se presentó en Barcelona el Llibre Blanc de la capital d'Estat y, hace solo un mes, el Llibre Blanc de la Transició Nacional de Catalunya, que incluye reflexiones prospectivas sobre diferentes ámbitos de la organización de un Estado independiente. Bienvenidos sean estos informes que alimentan el debate razonado y que hubieran sido un buen punto de partida para una discusión política de fondo como la que tuvo lugar en el referéndum de Escocia.

Para complementar estos horizontes de futuro, se acaba de publicar un libro importante que ofrece una fotografía de presente de Cataluña a partir de la inmigración. Se trata de Catalunya al mirall de la immigració. Demografia i identitat nacional (L'Avenç), una monumental obra de Andreu Domingo que analiza la evolución de la población catalana desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Es un libro exhaustivo que, a partir del caso catalán, recorre muchos de los debates políticos, jurídicos y culturales vinculados a la inmigración en las sociedades occidentales de las últimas décadas. Sin embargo, más allá de los discursos teóricos, lo más interesante del libro es el retrato demográfico que hace de Cataluña, la fotografía real de quiénes somos, dónde hemos nacido y a dónde emigramos. En un momento de tantas incertidumbres y especulaciones, es reconfortante encontrar un libro que parte de la realidad demográfica que efectivamente tenemos y que resulta imprescindible para elaborar una idea fidedigna de nuestra sociedad.

La principal conclusión del libro es la centralidad de la inmigración en la evolución de la población de Cataluña. Que esta ha sido una tierra de paso y de acogida no es solo un tópico. Domingo demuestra hasta qué punto las principales olas de inmigración del siglo XX han sido determinantes para la Cataluña actual. Con la población envejecida y la baja fecundidad propias de todo país que ha realizado su transición demográfica, Cataluña ha pasado de 2 millones de habitantes en 1901 a los 7,5 millones actuales gracias sobre todo a tres olas de inmigración: la del primer tercio de siglo, la que tuvo lugar durante el franquismo y la más internacional y reciente de finales de los años noventa y principios del siglo XXI.

El libro de Domingo es un triturador de tópicos. Por ejemplo: la  intensa ola de inmigración internacional no ha comportado la creación de guetos

Con esta perspectiva de largo recorrido, Domingo demuestra que las migraciones dependen esencialmente de los ciclos económicos, de tal manera que las tres tuvieron lugar durante las fases de crecimiento previas a la crisis de 1929, la del petróleo de 1973 y la global y financiera de 2008, respectivamente. De entre todas, sobresale la última inmigración internacional, porque es la más importante en términos absolutos, que hoy representa el 17,7% de la población y ha sido la responsable del 90% del crecimiento demográfico reciente catalán. A esto último contribuye sin duda el hecho de que sus integrantes tengan una media de edad de 31,3 años. Así, la inmigración internacional ha cambiado el demos catalán de manera radical. Como muestra, una anécdota: todos los Estados del mundo están hoy representados en algún municipio catalán.

El libro de Domingo es también un triturador de tópicos. Por ejemplo: esta intensa ola de inmigración internacional no ha comportado la creación de guetos. Solo en 16 municipios catalanes el número de nacidos en el extranjero supera a los nacidos en España, sin que necesariamente ello conlleve pobreza o marginalidad. De hecho, las áreas más segregadas de Cataluña están ocupadas por ciudadanos de otros países de la UE, muchos de ellos con un elevado poder adquisitivo.

Otro tópico que deshace el libro es que el catalán se ha mantenido no a pesar, sino gracias a la inmigración. La lengua es el principal rasgo cultural de los catalanes y, como tal, es mucho más abierto y fácil de adoptar que una nacionalidad, una religión o evidentemente una raza. Al inmigrante solo se le pide que respete que el catalán es la lengua propia y que no se oponga a que sea la lengua de sus hijos. Así, con el tiempo, el catalán se ha convertido en el principal instrumento de integración y de reconocimiento de los inmigrantes, de manera que la aceptación, aprendizaje y uso de la lengua han revertido de manera directa en su buena salud actual.

Catalunya al mirall de la inmigració es un libro lleno de matices que da cuenta de la complejidad de la inmigración y de fenómenos demográficos de enorme trascendencia y sensibilidad política y social. Así, por ejemplo, se diluye el lugar común de que Franco utilizó la inmigración rural para intentar desnaturalizar el pueblo catalán, o se alerta del peligro de creer que Cataluña está expulsando de manera masiva a sus jóvenes mejor formados ante el riesgo de que se convierta una profecía autocumplida.

En un momento en el que los catalanes manifiestan una clara voluntad de pasar por las urnas para fijar su propio retrato y decidir su futuro, estamos ante un libro interesante y de gran utilidad.

Judit Carrera es politóloga