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Wayne Shorter, sabio del jazz

El saxofonista de 81 años actúa en el Auditorio Nacional antes del inicio de MadridJazz El festival trae durante un mes a Madrid 70 actuaciones de artistas de todo el mundo

Wayne Shorter en el Festival de Jazz de Madrid en 1985.
Wayne Shorter en el Festival de Jazz de Madrid en 1985.Ernesto Walfisch

Es un tipo raro. Afable, pero raro. Hablar con Wayne Shorter —saxofonista, compositor, visionario…— constituye una experiencia mística equiparable, si acaso, a su música. ¿Qué mueve a éste gigante del jazz de 81 años a continuar en la brecha?: “si estoy aquí es porque todavía creo que la carretera es la vía más rápida para abrir las puertas al arte. En esto, coincido mi amigo Sonny Rollins. No se trata de tocar música por tocarla. Cuando uno tiene una misión en mente, hay algo que le mueve a no quedarse en casa sentado del televisor, cosa que, en cualquier caso, no hago. Sabes que allí fuera hay gente que toma nota de cuanto haces, a la que puedes ayudar en su desarrollo personal porque la música crea nuevas razones para existir”. 

Para mí, jazz significa ‘sigue adelante, no te quedes parado

En su concierto del domingo, Shorter y sus habituales Danilo Pérez (piano), John Patitucci (contrabajo), y Brian Blade (batería), saldrán a escena, asegura el saxofonista, sin programa, “apenas una pincelada aquí y allá… cada noche es un reto que da sentido a lo que hago. Uno puede agarrarse al pasado, pensar que el trabajo ya está hecho y dejarse llevar, no lo critico. Para mí, existe únicamente el futuro, avanzar hacia lo desconocido, descubrir otros países… eso es lo que me mantiene en pie. Me horroriza pensar que pueda terminar mis días recorriendo el planeta repitiendo la misma cantinela una y otra vez".

Que el mejor compositor de jazz vivo se niegue en redondo a “versionarse” a sí mismo no significa que renuncie a un pasado que, quiera o no, le acompaña donde va. “Es algo que ni puedo ni quiero evitar. Mi música es una celebración del futuro a partir de la historia. Hay que entender que sin Lester Young, sin Charlie Parker, sin Miles Davis, ni usted ni yo estaríamos aquí. Los jóvenes, hoy, ignoran lo que es una máquina de escribir, o quienes fueron Marilyn Monroe, Brigitte Bardot o Humphrey Bogart. En nada estarán preguntándose qué es un coche, ¿un animal?”.

Wayne Shorter, en el Festival de Jazz de Montreal en 2003

En el horizonte musical de Wayne Shorter, la idea de “una música que no suene a música” heredada de su maestro y mentor, Miles Davis: “No hay más que escuchar la radio: todo suena igual. Nos engañan, venden como popular algo que está hecho para vender, y son muchos los que caen en la trampa y son incapaces de apreciar la ‘otra’ música, la que marca la diferencia, lo que llamamos ‘arte¡. Esa es la música a la que se refería Miles, la que no suena por la radio y no nos resulta familiar; la música que ofrece la oportunidad de encontrarse con lo desconocido inesperado. Como seres humanos, necesitamos abrir esa puerta, adentrarnos en la autopista del verdadero conocimiento. Sólo necesitas desprenderte de tus miedos y tus prejuicios”.

No hay más que escuchar la radio: todo suena igual. Nos engañan

Miedos, ¿quién ha hablado de miedos?... “existe el miedo a resultar herido y ser llevado a un hospital y el miedo a hacer algo diferente a lo ‘normal”. Es como cuando dos personas quieren casarse pero no se atreven a dar el paso porque piensan que son demasiado diferentes; no entienden que lo que tienen en común son precisamente esas diferencias. Ese es el punto de partida para la aventura. Y con la música es lo mismo. Si algo suena extraño, o no suena en absoluto, debes hacerlo; y si suena a conocido, ¡sal corriendo!”.

Miles Davis and Wayne Shorter, en 1967

Amante de la ciencia ficción, y de la ciencia a secas, Wayne Shorter busca en la razón su motivo de existir como improvisador: “me gusta definir mi música como ‘abstracción con corazón”. En sentido inverso, la ciencia se aproxima a Shorter para identificar los resortes ocultos de la improvisación: “un grupo de astrofísicos suizos nos invitó a Herbie [Hancock] y a mí a tocar ante ellos. Estudiaban la viabilidad de un sistema de predicciones capaz de sustituir a las fórmulas matemáticas. Querían ver lo que la improvisación puede revelar a quien se halla frente a un universo desconocido regido por leyes distintas a las nuestras y, ¿qué es la improvisación, sino la búsqueda de lo inesperado?”. Una búsqueda que tiene sus riesgos: “en una ocasión alguien entre el público muy ofendido por lo que escuchaba gritó: ¡!ahora sorprendedme!’. La respuesta que le di no es publicable”.

Mi música es una celebración del futuro a partir de la historia

En el recuerdo, los abucheos a John Coltrane durante su concierto en la sala Olympia de París, junto a Miles Davis (véase Miles Davis live in Paris 1960, recientemente reeditado): “con Coltrane pasé horas hablando de filosofía, de la vida, y muy poco o nada sobre música”. Shorter acabaría sustituyendo a su compañero de palique en el quinteto de Miles Davis; de aquellos tiempos, su amistad inquebrantable con Herbie Hancock: “la última vez, fui a Europa con Herbie a dúo, él tocando instrumentos electrónicos y yo el saxo. No teníamos la menor idea de lo que íbamos a hacer, sólo queríamos una música que no sonara a jazz, y hubo a quién no le gustó demasiado. Para mí, la palabra jazz significa “sigue adelante, no te quedes parado”…"

Wayne Shorter Quartet. Domingo 26 de octubre. Auditorio Nacional (Sala Sinfónica) Calle Príncipe de Vergara, 146. 20.00. Entradas de 15 a 40 euros.

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