España miró la Gran Guerra

El Cuartel del Conde Duque muestra en una de sus salas el relato gráfico del acontecimiento histórico que configuró el perfil de nuestra época: la Primera Guerra Mundial.

Todo cuanto ha registrado la escena internacional desde entonces hasta nuestros días, tanto en Europa Occidental y Oriental como en el Próximo y Medio Oriente, más las colonias africanas y de Asia, tuvo y tiene que ver hoy con aquella descomunal conflagración bélica que, desde el ensangrentado continente europeo, estremeció al mundo entre 1914 y 1918 y cambió mapas y vidas.

Para hacerse una idea de aquel conflicto, el Archivo General Militar ha movilizado sus recursos documentales y ha encomendado al Instituto de Historia y Cultura Militar el montaje de la exposición La Gran Guerra. Y lo hace desde la perspectiva de un país como España, que formalmente permaneció neutral ante aquel gigantesco conflicto que se saldó con ocho millones de muertos y sentó las bases de la siguiente guerra mundial. Personajes como Ludendorff, Hindemburg, Pétain, Lord Balfour, incluso Vladimir Illich Lenin, comenzaron a despuntar por sus actuaciones militares, diplomáticas o políticas a partir de entonces.

12.000 españoles lucharon desde las filas de la Legión Extranjera

Aquella contienda causó en España un escoramiento de la opinión pública, escindida entre germanófilos y aliadófilos. En aquella escisión, según se relata gráficamente en la exposición, se involucraron tanto el pueblo llano como la propia Casa Real española, donde la reina madre, María Cristina de Habsburgo, tenía dos hermanos en las trincheras austro-húngaras y su nuera, Victoria Eugenia, inglesa de nación, perdió a su hermano Mauricio de Battenberg en el frente de Yprés.

Poca gente sabe que 12.000 españoles, pese a la neutralidad, combatieron en las filas aliadas desde la Legión Extranjera francesa. La muestra rinde un tributo de gratitud a Alfonso XIII y a las personas que colaboraron con él en la llamada Oficina Pro-Cautivos, que medió para conseguir el cuidado o el rescate de prisioneros de los dos bandos. Aquella oficina tramitó 473.000 expedientes. “Al conocer aquel esfuerzo del Rey descubrí por qué Alfonso XIII recibía en Francia enormes muestras de afecto”, explica el coronel Hernández Cifuentes, comisario de la exposición.

El visitante puede ver objetos singulares, como una ametralladora Maxim Nordenfelt; cascos como los famosos Pinkelhaube, con su pincho metálico; o el clásico Stahlheim germano; máscaras de gas; miniaturas de soldados o una extraordinaria colección de discos perforados o microsurcos, con músicas militares. El grueso del relato lo compone una selecta colección de 162 fotografías, elegidas entre las 5.000 que atesora el Archivo General Militar, enviadas por los Estados Mayores de los combatientes a las autoridades españolas o bien traídas consigo por los observadores militares que el Alto Estado Mayor español llevó a los principales escenarios bélicos. A lo que hay que añadir que el Ateneo madrileño comienza el 20 de octubre un ciclo de conferencias sobre aquel terrible conflicto bélico, “fruto del espectro devastador de los nacionalismos”, en palabras de Pedro Corral, delegado de las Artes, estudioso de la Gran Guerra y autor de varios libros al respecto, en el acto inaugural de la exposición.

Se muestran 162 imágenes de las 5.000 del Archivo Histórico Militar

Por cierto, Manuel Azaña, presidente del Ateneo de Madrid y futuro presidente de la República, visitó en 1916 Verdún y distintos frentes franceses y escribió enjundiosos relatos al respecto. “En el Ateneo, precisamente”, cuenta su actual presidente, César Navarro, “la pugna estaba tan a flor de piel: en la cercana plaza de Santa Ana se crearon dos facciones, una en torno a la Cervecería Alemana y la otra alrededor de un pub inglés allí existente; unos y otros se insultaban y amenazaban mutuamente”.

La Gran Guerra. Una visión desde España.Hasta el 30 de noviembre. Conde Duque, 9. De 10 a 14 y de 17.30 a 21.00. Domingos solo mañana. Lunes cerrado. Entrada gratuita.