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El puente del tiempo indefinido

Las obras del tercer acceso a Cádiz se retoman tras duplicar su presupuesto inicial

Obras del puente sobre la bahía de Cádiz.
Obras del puente sobre la bahía de Cádiz.Eduardo Ruiz

Hubo un tiempo, no hace mucho, en que el Ayuntamiento de Cádiz (PP) llenó de carteles y vallas la ciudad atribuyéndose las obras del segundo puente. Entonces era 2007 y la ministra de Fomento, la socialista Magdalena Álvarez, se puso al frente de este proyecto para que Cádiz contara con un tercer acceso por carretera a cambio de 273 millones de euros. La alcaldesa, Teófila Martínez, aún en el sillón de la alcaldía, cubrió las calles de carteles porque se sentía promotora de la obra. Ahora todo el mundo mira ese puente incompleto de refilón. Casi como el que cierra los ojos esperando que cuando los abra haya pasado la tormenta. El presupuesto de la obra se ha disparado; un barrio, el de Astilleros, está patas arriba; y algunos dudan de la necesidad de esta nueva infraestructura. Mientras el puente no se termine, nadie buscará esta medalla.

Y cuando termine quedará el debate abierto sobre su utilidad. En una ciudad que aboga ahora por la reducción del transporte privado, se apostará por la entrada de más coches. La conexión con Cádiz va a coincidir con las obras de otro proyecto faraónico, la nueva terminal de contenedores del puerto de Cádiz, que obligará a crear una nueva conexión por carretera para el paso de camiones. ACS se ha adjudicado los trabajos de acceso por un importe de 24 millones de euros, según ha publicado este lunes el BOE.

Puede que termine una obra sin acabar la otra. A ese caos circulatorio temporal se le añadirán las protestas de los que criticaron hace años el proyecto por ser la solución más cara y contaminante para dar respuesta a los problemas de tráfico de la bahía de Cádiz. El tiempo puede darles la razón. Un tiempo, de momento, indefinido.

El periódico Der Spiegel envió hace un mes a un corresponsal a Cádiz. Publicó un reportaje sobre el mal uso de fondos de europeos en obras de la provincia y colocó para ilustrarlo una foto del puente incompleto cruzando la bahía gaditana como ejemplo del despilfarro del dinero público. El Ayuntamiento ha mostrado su indignación enviando una nota de queja por esa información, que consideran llena de errores y manipulaciones.

La publicación alemana ha puesto en evidencia que lo que hace unos años era un arma electoral ahora es más bien una bomba de relojería en manos del político al que le toque manejarla. Le ocurrió al anterior gobierno socialista. La obra fue adjudicada en 2007, justo antes de que estallara la crisis. Debía haber finalizado tres años más tarde pero los recortes limitaron las partidas y el Ministerio, con José Blanco al frente, estuvo a punto de incluir esta obra en los proyectos que debían ser ajustados. Desistió finalmente, aunque los trabajos sufrieron una ralentización de la que todavía no se ha recuperado.

La alcaldesa de Cádiz promovió una recogida de firmas para que el Gobierno de Zapatero no atrasara estas obras ya que consideraba esencial que esta infraestructura estuviese lista en 2012, cuando Cádiz acogió la cumbre iberoamericana de jefes de estado con motivo del Bicentenario de la Constitcuión de 1812. La llegada del PP de Rajoy en 2011 no impulsó el ritmo y, aunque en estos años, se ha realizado el avance más visible, sigue sin terminarse. Incumplimientos de pago por modificaciones en el proyecto llevaron a la empresa adjudicataria, Dragados, a parar parte de la obra en agosto. Otro retraso más. Ahora, como si se tratase de una paciente en el hospital, la constructora ha decidido reanimarle. No hay mejor medicina que el dinero. Y el Gobierno central ha comprometido para los siguientes tres años nuevas partidas que elevan el coste total de la obra a 506 millones de euros, casi el doble de lo inicialmente previsto. PSOE e IU piden una auditoría que explique el sobrecoste. El PP cree que el aumento del dinero se debe a los cambios que el PSOE introdujo al proyecto inicial y al retraso acumulado.

Los más optimistas creen que aunque se prevén partidas hasta 2017 el puente puede estar listo el año que viene, aunque no llegará para las elecciones municipales de mayo. El PP sí quiere que, al menos, esté el tablero completo y deje así de dar la sensación de obra fantasma suspendida en el aire, el peor símbolo del proyecto. De ahí que donde más prisa hay por avanzar es en la conexión de las partes incompletas. Después quedará finalizar la conexión en Cádiz y Puerto Real, las dos ciudades que conectará el puente. En la capital gaditana, la obra afecta a la vida diaria de los vecinos del barrio de Astilleros. Los retrasos acumulados incrementarán su malestar.

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