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El Greco tendrá exposición en Barcelona a los 400 años de su muerte

La Fundación Godia y los museos de Sitges reúnen una decena de obras para reivindicar el papel de Rusiñol en la recuperación del pintor en el siglo XIX

José Ángel Montañés
'Cristo con la cruz' de El Greco, una de las obras de una colección particular que podrá verse en Barcelona
'Cristo con la cruz' de El Greco, una de las obras de una colección particular que podrá verse en Barcelona

Parecía que la conmemoración del cuarto centenario del fallecimiento de Doménikos Theotokópoulos, más conocido como El Greco, pasaría de largo de Cataluña y solo se celebraría en Toledo, la ciudad que lo acogió durante 30 años y en Madrid. Pero al final no será así. El 5 de diciembre, la Fundación Godia de Barcelona inaugurará la exposición El Greco. La mirada de Rusiñol en la que se reunirán medio centenar de obras y documentos, entre ellas una decena de pinturas del cretense fallecido en 1614, de colecciones públicas y privadas catalanas, algunas casi nunca expuestas hasta ahora. La muestra, organizada conjuntamente por la fundación y los Museos de Sitges, reivindica el papel de Santiago Rusiñol en la recuperación del Greco a finales del siglo XIX como artista que avanzó los valores de la modernidad en la pintura. La exposición cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura y el Año Greco, entidad organizadora de todos los actos conmemorativos este 2014. A comienzos de febrero la muestra viajará, de la mano de la Fundación La Caixa, a Palma de Mallorca y a Zaragoza.

La exposición, comisariada por la crítica de arte Nadia Hernández y Vinyet Pinyella, directora del Consorcio del Patrimonio de Sitges y biógrafa de Rusiñol, reúne “una decena" de obras del Greco "catalanes", aunque el número de obras del pintor todavía no está cerrado, así como todos los detalles de la exposición que se harán públicos dentro de unas semanas. Con las que si se cuenta es con dos pinturas que compró el propio Rusiñol en París en 1894, Las lágrimas de San Pedro y Magdalena penitente con la cruz que conserva el Cau Ferrat de Sitges, obras que se han podido ver en la exposición El Griego de Toledo hasta junio celebrada en la capital castellano manchega.

'San Francisco en oración', otra de las obras de El Greco poco exhibidas que podrán verse en Barcelona.
'San Francisco en oración', otra de las obras de El Greco poco exhibidas que podrán verse en Barcelona.

Otras obras del Greco que se podrán ver en Barcelona son dos de las tres que conserva el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC): Cristo abrazado a la cruz (adquirido con el legado Santiago Espona) y San Pedro y San Pablo (proveniente de la colección Lluís Plandiura); una versión de la Magdalena penitente que tiene en propiedad el Museo de Montserrat, además de, al menos, dos obras de colecciones privadas catalanas que solo se han podido ver en una ocasión en público, en la exposición que se pudo ver en el Hospital de la Santa Cruz de Toledo: el Cristo con la Cruz y San Francisco en oración, esta última de la colección Torelló. También es posible que estén en la exposición, aunque no se ha podido confirmar, las dos obras depositadas por el Museo de El Prado en la Biblioteca-Museo Víctor Balaguer de Vilanova: La sagrada familia con Santa Ana y San Juan y San Francisco de Asís y el hermano León meditando sobre la muerte.

La gran ausente será la espléndida Anunciación de la colección Muñoz Ramonet (antigua Bosch Catarineu), que el industrial legó a la ciudad de Barcelona en 1991 junto con toda su colección de arte. Las obras son objeto de un litigio entre las hijas de Muñoz y el Ayuntamiento que lleva casi dos décadas en los tribunales.

'Las lágrimas de San Pedro', una de las obras que compró Rusiñol en París que se conserva en el Cau Ferrat de Sitges.
'Las lágrimas de San Pedro', una de las obras que compró Rusiñol en París que se conserva en el Cau Ferrat de Sitges.

La exposición, una continuación de la que en 1996 se celebró en el MNAC El Greco. Su revalorización por el Modernismo catalán (comisariada por José Milicua), pero poniendo el foco en Santiago Rusiñol y su papel, reunirá además obras creadas por el influjo que tuvo El Greco en la pintura del momento y en el propio Rusiñol que adoptó su atmósferas y sus colores. Podemos verlo en obras tan destacadas como La morfina (1894), en el que los pliegues de la sábana que agarra la enferma es un auténtico manto grequiano, o en la composición Mansedumbre (también llamado El Novici), en el que aparece un joven alto, muy delgado y pálido que recuerda a las figuras del cretense. También en el retrato del propio Rusiñol caracterizado como El caballero de la mano en el pecho que realizó Ramón Pichot en 1897, todos evidencian el interés de los artistas por El Greco. Incluso Rusiñol y Pichot viajaron al Prado a copiar algunos de los óleos de el Greco, como el célebre caballero que Rusiñol colgó en su taller del Cau Ferrat.

Fue Rusiñol el que compró las dos obras que se conservan en Sitges, por 1.000 francos, que trasladó en procesión laica el 4 de noviembre de 1894, con banda de música incluida, en un auténtico acto de culto al arte, por las calles de la ciudad, desde la estación hasta el Cau Ferrat, que acabó siendo uno de los santuarios del modernismo catalán. Celebrada durante las terceras Fiestas Modernistas, asistieron al acto Ramon Casas, Eliseu Meifrén, Ramon Casellas, Enric Clarassó, Joan Maragall y Josep Puig i Cadafalch, entre otras máximas autoridades artísticas del momento que asistieron a la “entronización” de El Greco, mientras los sigetanos lanzaban flores desde las ventanas de sus casas.

Los 'grecos'

  • Cristo con la cruz y San Francisco en oración. Colecciones particulares de Barcelona.
  • Las lágrimas de San Pedro y Magdalena penitente con la cruz. Cau Ferrat, Sitges
  • Cristo abrazado a la cruz y San Pedro y San Pablo. MNAC
  • Magdalena penitente. Museo de Montserrat.
  • Cristo portando la cruz. Parroquia de San Esteban de Olot.
  • También pueden participar: La sagrada familia con Santa Ana y San Juan y San Francisco de Asís y el hermano León meditando sobre la muerte, obras depositadas por El Prado en el Museo Víctor Balaguer de Vilanova.

Desde ese momento, a finales del siglo XIX, en Cataluña se vivió una auténtica grecomanía que llevó a muchos coleccionistas catalanes a comprar obras de El Greco, hasta ese momento denostado y marginado de la tradición pictórica en el que el maestro a seguir era Velázquez. Bosch i Catarineu, Plandiura, Cambó, Mateu, Graells, Milà i Camps, Roviralta y Soler i March fueron algunos de los industriales burgueses que se hicieron con alguna de las obras creadas por El Greco o por su taller.

En Sitges se erigió en 1898, por suscripción popular, el primer monumento al pintor, antes que el de Toledo o que Madrid dedicara la primera exposición en 1902. Lo impulsó también Rusiñol. Durante su inauguración dijo que El Greco era “un héroe cultural, un genio original e incomprendido”, como “el hombre modernista de su tiempo”. La revista Hispania en 1902 le dedicó un número entero al artista y en 1905 Miquel Utrillo firmó el primer libro sobre el pintor.

La exposición también pondrá en evidencia como Rusiñol fue el que dio a conocer a un joven Picasso la obra del Greco. Su museo de Barcelona conserva un esbozo de 1898 en el que escribió “Greco, Velázquez, inspirarme”. En otro contemporáneo escribió: “Yo, el Greco”, e incluso pintó una obra que llamó Retrato de un desconocido al estilo de El Greco.

'Retrato de Santiago Rusiñol' realizado por Pichot como 'El caballero de la mano en el pecho' de El Greco.
'Retrato de Santiago Rusiñol' realizado por Pichot como 'El caballero de la mano en el pecho' de El Greco.

En España, las exposiciones organizadas hasta ahora en el IV centenario, han puesto en evidencia como el artista cretense también fue rehabilitado durante estos años fuera de Cataluña. Dario de Regoyos fue uno de los primeros en copiar al caballero de la mano en el pecho e Ignacio Zuloaga, que compartía un pequeño estudio con Rusiñol en París, fue el que, de hecho introdujo al pintor catalán en la obra del Greco. Pero, según defienden las comisarias y la exposición pondrá en evidencia, las visiones era diferentes: Mientras que los modernistas, con Rusiñol como líder, se defendía al pintor como un artista que anticipaba los valores de la modernidad y se enarboló como modelo para los artistas más innovadores del cambio de siglo. Desde el resto de España, con obras como la gran monografía de referencia firmada por Manuel B. Cossío de 1908, se ponía el acento en su españolidad, austeridad y religiosidad y otros tópicos que han perdurado hasta hoy.

En Sitges el monumento a el Greco impulsado por Rusiñol y creado por Josep Reynès en 1898, también gozará de una segunda vida. Maltratado por la salinidad del mar fue retirado de su lugar original debido a su deterioro y sustituido por una copia. Después de su restauración, el 17 de julio, junto otras ocho piezas escultóricas de gran tamaño cruzaron los muros del Palau Maricel donde será expuesto a partir de la próxima inauguración de los museos sigetanos, a finales de año.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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