Los ingenieros técnicos de Bilbao se suben a la moto universitaria
Un equipo de alumnos de La Escuela Técnica Superior de Ingeniería diseñan y fabrican la motocicleta para competir en la MotoStudent contra una treintena de centros internacionales
El objetivo: la moto perfecta. Dos años de formación, 18 meses de diseño y cuatro de fabricación. Un presupuesto de 30.000 euros y 700 horas de docencia para tratar de ser los mejores del MotoSudent, la competición del motor en la que los 13 estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao se enfrentarán a otras 31 universidad internacionales este fin de semana. Lo único que no harán con su moto de 95 kilos, que alcanza los 200 kilómetros por hora, será correr.
La competición, promovida por la fundación Moto Engineering y con premios de hasta 6.000 euros, se celebrará del 4 al 5 de octubre en las instalaciones MotorLand de Alcañiz (Teruel), donde acaba de celebrarse también el Gran Premio de Moto GP. Pero esta vez el premio no se lo lleva la velocidad, sino la destreza de la prueba de mécanica, la eficacia del frenado o las prestaciones del vehículo.
Motocicleta a punto
El prototipo con el que competirán en Alcañiz, que se ha presentado este martes en las dependencias de la escuela, dispone de un motor de 4 tiempos y una cilindrada de 250 cc, y desarrolla una potencia de 37,3 caballos. Con alrededor de 95 kilos de peso y una velocidad punta cercana a los 200 km/h, se trata de una motocicleta de competición a todos los efectos, por lo que la responsabilidad del pilotaje se ha puesto en manos de una persona ajena a la escuela, concretamente el vitoriano Mikel Aragunde, con experiencia competitiva en circuitos.
Sobre el asfalto de Alcañiz, el equipo tratará de probar el trabajo en equipo, que se puede resumir en un periodo de formación de dos años, 18 meses de trabajo en el diseño del prototipo y cuatro en los trabajos de fabricación y montaje. Todo ello ha permitido diversas mejoras respecto a la moto presentada en la anterior edición, entre ellas una reducción del peso y un incremento de la velocidad punta, un novedoso sistema de suspensión trasera o un sistema de acople rápido del semi-chasis. Las únicas piezas adquiridas han sido las exigidas por las normas de la competición: llantas, motor, pinzas de frenos y elementos de suspensión.
El equipo ha contado con un presupuesto de unos 30.000 euros, y el patrocinio de la Diputación de Bizkaia, Bilbao Ekintza y la firma eibarresa de gestión y tratamiento de metales Hierros Servando. La propia Escuela ha proporcionado los locales y una parte del presupuesto, y se ha contado con la colaboración del Instituto Elorrieta Erreka Mari, la fundación Euskoikery de algunos concesionarios de motocicletas como Promoto y Hi Sport.
MotoStudent, que nació como una competición de ámbito estatal, ha logrado en esta tercera edición una notable presencia de universidades internacionales, lo que la posiciona como el evento de referencia en motos para este tipo de certámenes, el equivalente a lo que supone FormulaStudenten el caso de los coches. Concretamente, en esta tercera edición van a ser una treintena de universidades de seis países las que van a participar.
El certamen se celebra con periodicidad bienal y, hasta la fecha, ha contado siempre con la participación de un equipo de la Escuela bilbaína. El mejor resultado logrado hasta la fecha fue precisamente el de la pasada edición de 2012, en la que logró la 5ª plaza.
En esta su tercera participación, el equipo de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao, integrado por 13 estudiantes de la titulación de Tecnología Industrial, presenta como novedad la incorporación de dos alumnos del Instituto de FP Elorrieta Erreka Mari de la capital vizcaína, concretamente de los grados de soldadura y mecanizado. Profesores de los departamentos de Ingeniería Mecánica y de Motores Térmicos de la Escuela han sido los encargados de coordinar y supervisar el trabajo.
El objetivo de la competición Motostudent es crear una cantera de ingenieros especializados en motociclismo. La velocidad no es el principal elemento en un certamen que valora el diseño de cada proyecto desde el punto de vista industrial, evalúa las prestaciones de cada moto y concluye con una carrera. También debe presentarse un plan de fabricación económicamente viable ante un jurado experto, y los equipos que superan este primer test acceden a la competición en el circuito, que incluye inspecciones técnicas de los prototipos, pruebas estáticas de seguridad y ensayos dinámicos en pista en cuanto a maniobrabilidad, frenado o aceleración, entre otras prestaciones.
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