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El turismo ruso cae un 20% por la crisis de Ucrania y la devaluación del rublo

El sector compensa la bajada con más viajeros franceses, británicos e italianos

Lluís Pellicer

La llegada de turistas rusos ha echado el freno este verano después de varios años de imparable ascenso. La crisis de Ucrania y la devaluación del rublo han supuesto que se cumplieran los temores que tenían los hoteleros antes de la temporada. Las entradas de viajeros rusos cayó el 4,4% en julio y se despeñó el 19,9% en agosto, según la encuesta de Movimientos Turísticos en Fronteras (Frontur). En lo que va de año, Cataluña ha recibido 628.263 turistas de ese país, el 8,9% menos que durante los ocho primeros meses de 2013. Aun así, la industria turística ha exhibido el suficiente músculo para registrar un avance del 6,1% en el que todo apunta que será su mejor año de la historia.

El incremento de las llegadas de rusos explica parte del boom turístico de los últimos años. En 2012 Cataluña recibió 743.928 viajeros de ese país, lo que suponía el 50% más que el año anterior. En 2013 daba otro salto del 31,8% al recibir a casi un millón de personas. Este año se antoja más flojo. El principal motivo es la devaluación del rublo respecto al euro, que ha hecho que se hayan encarecido los paquetes turísticos que ofrecen los principales operadores. Natalie Tours ya avanzaba a comienzos de año, de hecho, que la contratación caería cerca del 15%.

Los expertos creen que muchos rusos han optado por destinos de su país

El profesor de Esade Josep Francesc Valls señala que ante la devaluación del rubo muchos turistas rusos han preferido ir a otros destinos competidores que están fuera de la zona euro. El consultor de Magma Turismo Bruno Hallé coincide en que es un bache puntual, pero añade que la crisis de Ucrania también ha despertado un cierto “nacionalismo turístico”. “Muchos viajeros han buscado destinos próximos de su país”. “Aun así, el impacto de la devaluación ha sido muy fuerte”, añade. Fuentes hoteleras añaden otro inconveniente: la lentitud en hacer visados, que se ha notado más este año que en anteriores.

Las zonas que más han acusado el descenso del turismo ruso han sido las de costa, pero también la ciudad de Barcelona. Según el Ayuntamiento, con datos del Instituto Nacional de Estadística, en agosto se alojaron en hoteles de la capital catalana 20.310 ciudadanos rusos, lo cual supone un descenso del 26,4% respecto al mismo mes del año pasado.

El gasto medio del turista crece el 1,5%, hasta los 120,6 euros diarios
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No obstante, Cataluña ha sabido compensar con creces la caída del turismo ruso con viajeros de otras nacionalidades. En agosto aumentaron los franceses (+8,1%), británicos (+7,1%), italianos (+34%) y alemanes (+2,2%). “Crecen los destinos más cercanos que, además, son economía recesivas, lo cual nos indica que en momentos de crisis somos un destino refugio”, asegura Valls, quien aboga por no dejar de buscar nuevos mercados. De hecho, según el Departamento de Empresa y Empleo se ha incrementado, aunque levemente, la dependencia de los mercados europeos (del 85,1%) y de los siete mercados tradicionales (Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y países nórdicos).

Además de aumentar el número de turistas, los datos que maneja la Generalitat indican que también mejora el gasto de los viajeros. Estos se dejan 120,6 euros diarios en Cataluña, el 1,5% más que el año anterior. Los ingresos totales en los últimos doce meses ascendieron a 14.488,8 millones de euros, el 17,7% más que durante el año anterior. La mayor parte de ese gasto va a transporte (26,8%), al alojamiento (21,7%) y a las excursiones (16,1%) y el paquete turístico que han contratado (16%). Un 15,2% va al gasto en restaurantes y compras, mientras que el 4,2% del gasto se dirige a adquirir comestibles, según el estudio.

Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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