Educación cerró durante la crisis 50 escuelas y 140 aulas, casi todas rurales
Las clases con niños de distintas edades y un solo profesor se multiplican Los recortes en transporte condenan a los críos a viajes de hasta 50 minutos
Minda Tarrío y 15 madres más piden en Forcarei (Pontevedra) un profesor para sus niños de cuatro años, un maestro que evite que los pequeños, rara avis en un municipio rural como el suyo, sean separados e incorporados a otras aulas del Infantil del CEIP Nosa Señora das Dores con compañeros mayores o de menor edad. En una tensa reunión, un inspector de la Consellería de Educación se lo dejó claro: “No hay dinero, olvídense, ya saben que la escolarización no es obligatoria hasta los seis años”. Con este panorama, a Minda le da la risa, confiesa, cuando los partidos políticos constituyen sesudas comisiones en el Parlamento para escudriñar una fórmula que reanime la procreación en los pueblos.
“Volvemos al modelo educativo de los años sesenta”, resume Rosa Arcos, presidenta en Galicia de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur), al describir cómo desde 2008, a la par que se hundía la economía, se han ido desmontado los avances educativos que llegaron con la democracia a zonas como A Montaña de Lugo. Allí “prácticamente todos” los niños de Educación Infantil (de tres a seis años) comparten profesor y el modelo de mezclar a chavales de distintas edades con un único docente se está extendiendo “a toda máquina” también en la Educación Primaria (de seis a 12 años). “Es imposible que un solo maestro pueda atender tal variedad de estados, necesidades y situaciones”, subraya Arcos, quien vaticina que en el plazo de tres a cinco años, en municipios como O Incio, Triacastela u Ourol, los centros de Infantil y Primaria serán unitarios a todos los niveles.
Según los datos recogidos por Fademur, desde 2008 Educación ha cerrado 50 escuelas (35 de ellas unitarias) y al menos 140 aulas (74 este curso que arranca), casi todas en áreas rurales. También se han eliminado 22 comedores y el premiado programa Preescolar na Casa, una iniciativa pionera que costaba 800.000 euros al año y con la que cuentan otras áreas de Europa de difícil acceso como los Alpes Suizos. La consellería admite que los agrupamientos de alumnos de distintas edades y ciclos se extienden sin remisión pero culpa en exclusiva a la baja natalidad. Desde el curso 2007-2008 Galicia cuenta con 10.000 estudiantes menos de Primaria y en los dos últimos años la matrícula de Infantil ha perdido 2.600 pequeños. “No se puede tener un profesor por alumno. Agrupamientos los hubo siempre, también con el bipartito [en referencia a la coalición de PSdeG y BNG que gobernó Galicia entre 2005 y 2009]. Es una cuestión de sostenibilidad”, esgrime una portavoz de Educación.
El Gobierno gallego asegura que los recortes en los colegios rurales no han mermado la calidad de la enseñanza que reciben los críos que viven en estas zonas y que “en recursos se aplica una discriminación positiva”. Las asociaciones de mujeres rurales, en cambio, replican que, “pensando solo en el ahorro económico”, se han suprimido plazas de profesores de apoyo y de especialidades, se mantienen los colegios sin servicios necesarios para la conciliación laboral de las familias y la fusión de rutas de transporte escolar condena a los niños a soportar agotadoras travesías de hasta 50 minutos en autobús —curva va, curva viene— antes y después de clase. Los hay que tienen que esperar media hora a que salgan los alumnos de la ESO para emprender rumbo a casa.
El cierre de centros ha convertido en una odisea el viaje hasta el pupitre también para los adolescentes. La precipitada implantación de la Lomce solo ha permitido que 87 municipios gallegos oferten estudios de FP básica, lo que aleja estos estudios de las zonas rurales. Por si fuera poco, la nueva formación profesional ya no incluye ayudas económicas al transporte. “Si queremos vivir en una Galicia verde, diversa, con paisajes en los que perderse, hay que mantener vivo el rural”, reivindica Arcos parafraseando los eslóganes turísticos de las campañas de la Xunta.
Tras la visita de los Reyes de España esta semana al colegio público de Pereiro de Aguiar en un pretendido guiño a la castigada escuela rural, Fademur aclara que ese centro, ubicado a diez kilómetros de la ciudad de Ourense, no refleja la situación de estas zonas. E invita a los monarcas y al presidente Alberto Núñez Feijóo a un “tour” por ayuntamientos como Cervantes, Samos o Carballeda de Avia. “Pero que no vengan en el coche oficial, que usen el transporte escolar desde la casa del niño que viva más lejos y que prueben la comida del comedor”, les reta Arcos.
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