La bandera de la decencia
El paro y la corrupción, los dos principales problemas de la Comunidad, tienen sumida a la ciudadanía en la depresión
La presidenta Susana Díaz desgranó este miércoles los problemas que sufre Andalucía. En su discurso en el Parlamento, que abrió el debate del estado de la comunidad, enumeró los principales: paro, corrupción, financiación, deuda, dependencia, etc.
De todos ellos, dos son gravísimos y tienen sumidos a la ciudadanía en la depresión: el paro y la corrupción, a los que dedicó más tiempo que al resto.
El paro lo calificó como “el problema más urgente”. Y lo es. Los últimos datos (agosto) de andaluces registrados en las oficinas de Empleo arrojan 1.018.432 desempleados. La EPA eleva esa cifra a 1,4 millones. El paro juvenil supera el 50% y en algunos casos, como en Jaén, llega al 70%. Dos de cada tres jóvenes (16 a 29 años) no tienen ningún ingreso.
El segundo gran drama de la comunidad es la corrupción, tema con el que abrió su discurso y que produce, dijo, “repugnancia y desánimo en nuestros ciudadanos”.
Así es. Cuando aún no hemos digerido los 300.000 folios de los ERE, los 227 imputados, los 750 millones de euros repartidos de aquella manera, aparece otra macrocausa que amenaza con dejarla pequeña: los fondos destinados a los cursos de formación. La puntilla.
Los primeros datos aportados por Alaya son escalofriantes: 2 millones de documentos, 3.000 millones de euros repartidos en 12 años, de ellos 950 entre 2.007 y 2011. Los anteriores están prescritos. Solo la Junta está revisando 8.505 expedientes correspondientes a estos últimos años. Uno a uno.
La nueva tarea que se ha impuesto Alaya es aún más titánica que la anterior. Y aunque posiblemente ha iniciado una rechazable “causa general”, como señalaba en un editorial este periódico, el caso se perfila como uno de los grandes escándalos de los últimos tiempos.
Bien es cierto que la Junta ha sido un desastre en este tema. Es inexplicable que se concedieran centenares de millones sin someter a control y revisión esos fondos destinados a formar trabajadores en paro. Y lo peor es que no se revisaban por falta de personal, se excusa la Junta. La memoria de la fiscalía ha recordado estos días que esa falta de controles “desencadena” la corrupción.
La presidenta ha pronunciado últimamente frases contundentes contra la corrupción. “Quien la hace la paga, se llame como se llame”, ha dicho. Y que tomará “las decisiones adecuadas” (que no concretó) cuando el Tribunal Supremo dictamine sobre los ERE. También ha afirmado que quien no sea “decente” no tiene cabida en el PSOE.
No es mala idea enarbolar la bandera de la decencia. Sobre todo si se acompaña de otra: la de la eficiencia en el control del dinero público para que casos como los ERE y la formación no se repitan jamás. Como señaló Díaz, “no hay que aceptar la corrupción como algo inevitable”.
@JRomanOrozco
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