Juicio al ‘casteller’ encarcelado por Can Vies

Sergi Rubia, el casteller de Barcelona que pasó 23 días en prisión por los incidentes de Can Vies, se sienta hoy en el banquillo de los acusados. Rubia, auxiliar sanitario de 29 años, afronta una petición de casi cinco años de prisión por desórdenes públicos. La Guardia Urbana le detuvo la noche del 28 de mayo en Sants, tras identificarle como una de las personas que había cruzado y quemado contenedores en la vía pública. Esos dos agentes, que pertenecen a la brigada de información, han pedido declarar hoy detrás de una mampara.

A Rubia le arroparán hoy, previsiblemente, familiares, amigos y miembros de la colla de los castellers de Barcelona, a la que pertenece. Todos defienden la inocencia del único, entre los 67 detenidos por los altercados de Can Vies, para quien el juez de instrucción decretó el ingreso en prisión provisional sin fianza. Allí, en la cárcel de Brians II, permaneció 23 días, hasta el pasado 20 de junio, cuando el juzgado de lo penal número 28 de Barcelona —el que hoy le juzga— acordó su puesta en libertad con cargos. El desalojo del centro social okupado de Can Vies desembocó en una oleada de disturbios que se saldó con casi 70 detenidos.

La versión de Rubia sobre lo ocurrido aquella noche le aleja de la escena de los altercados. El joven defiende que participó en la cacerolada de los vecinos y estuvo cenando en un bar de Sants. Después, intentó coger el metro, pero los accesos estaban cerrados, precisamente, por los altercados de las noches anteriores. El joven se encontró, siempre según su versión, con un vecino, con el que estuvo hablando sobre las protestas en el barrio. Fue entonces cuando se produjo una carga policial y los agentes de la Guardia Urbana le detuvieron.

La abogada del joven, Nahxeli Beas, tratará de desacreditar la tesis de la acusación aportando cinco testigos de los hechos.

El ingreso en prisión del casteller desató una campaña de solidaridad en las redes sociales. La familia presentó en la Ciudad de la Justicia más de 6.000 firmas de personas que exigían su inmediata puesta en libertad. Media hora antes de que comience el juicio, está prevista una concentración de apoyo en el mismo lugar. Rubia se enfrenta a una dura petición de la fiscalía, que considera probados los hechos que relata la Guardia Urbana en sus atestados.