De Brasilia a Compostela para hacer el Camino del emprendimiento
Un centenar de jóvenes brasileños con escasos recursos económicos estudian liderazgo haciendo la ruta jacobea. Les impresiona Inditex, pero tambén las empresas que vuelven al campo
Ángela Merkel no fue la única que estos días se declaró impactada por el Camino de Santiago y conmovida por la visita a la catedral compostelana. Tras sus huellas –y desde un centenar de kilómetros antes- caminaron muchachos de otro mundo, en todos los aspectos. Un centenar de estudiantes de las escuelas públicas de Brasilia, lo que significa pocos recursos económicos o incluso que proceden de favelas. Prácticamente ninguno había salido de Brasil, ni viajado en avión, ni visto el mar. Pero son los mejores estudiantes de español entre los que están acabando secundaria y comenzando la universidad, entre los 16 y los 19 años.
Al menos los mejores de los cerca de 2.000 que se presentaron a Brasilia Sem Fronteiras, un proyecto del Estado Federal de Brasilia. Los ganadores obtuvieron una beca que incluye el viaje y un mes de estancia en Galicia, incluido el Curso impartido por la Universidad de Santiago (USC), además de 600 euros para sus gastos. El curso es de Lengua y Cultura Española, Emprendimiento y Liderazgo. “Queremos que hagan una inmersión en la lengua cultura española, pero también queremos formar líderes. Aquí hay crisis, y hay quien las considera como una oportunidad para los negocios”, dice Luciano Helou Ramos, responsable del proyecto brasileño.
Así que por la mañana bucean en el idioma castellano y por la tarde se sumergen en el mundo empresarial, en grandes corporaciones como Inditex o la Autoridad Portuaria de Vigo, pero también firmas más pegadas al terreno, como las bodegas Martín Códax o incluso artesanales como Granxa Maruxa, donde hacen galletas o Arqueixal, quesos. “A los chicos les sorprende la diversidad cultural y empresarial que hay en España. Les impresionó Inditex, pero también la historia de gente que vuelve a la tierra de la que salió, para hacer productos más cercanos, no pensados para todo el mundo. Nos preguntamos por qué no hacer lo mismo en Brasil, donde las fazendas son como fábricas de trigo o carne”, se cuestiona Luciano Helou.
Hasta las visitas turísticas tienen “trampa” pedagógica: la isla de Sálvora fue el escenario de un taller de liderazgo. Y el Camino de Santiago es un obvio reto de superación personal. “Normalmente no tenemos alumnos tan jóvenes, ni de este estrato social, suelen ser universitarios de nivel medio alto. A los profesores les sorprendió la atención que ponen en clase, y a ellos que se pudiese ir andando a todos los sitios y la arquitectura, los monumentos. Alguno lloró de emoción al ver la catedral”, resume sus impresiones Lanzada Calatayud, gerenta de Cursos Internacionales de la USC, la universidad que resultó elegida entre 40 opciones como sede de Brasilia sem Fronteiras.
Derek Sousa Flores es de los que no había salido de su ciudad, y no tiene demasiada prisa en volver. “Me quedaría más tiempo, porque sé que es una gran oportunidad para crecer”, dice este chico de 17 años, que se confiesa testigo de Jehová y tener vocación de profesor. De hecho, le gustó mucho conocer el mar, pero también las clases de empresa. Ana Gabriela Souza Furtado tiene 16 años -“aún no sé que haré, supongo que Derecho, con especialización en gestión ambiental”- y se ha llevado dos sorpresas. “Vimos una obra de teatro del grupo Chévere, en gallego, y entendíamos todo, solo eran distintas algunas palabras. Y antes de venir, pensaba que los españoles eran muy serios y que íbamos a tener muchas dificultades para tratar con ellos, pero son muy amables y riquiños, ¿se dice así, verdad?”
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