La tercera niña también fue raptada en Ciudad Lineal, no en Hortaleza
La policía informó de que la menor desapareció el pasado viernes en la calle de Torquemada
La tercera niña secuestrada el viernes por el pederasta lo fue también en el distrito de Ciudad Lineal, al igual que dos anteriores, y no en Hortaleza como informó la policía. El error, al que la policía no da explicación, llevó a que cámaras de televisión y periodistas de toda condición visitaran cada día, mañana y tarde, el parque que comunica la calle de Torquemada con la carretera de Canillas, el presunto lugar del rapto.
Ayer, una unidad móvil seguía aparcada en la calle. Llevaba todo el fin de semana. Los vecinos son interrogados al efecto, al igual que los comerciantes del lugar y trabajadores que dan servicio a los inmuebles. Nadie vio nada. Nadie oyó nada. Nadie conoce a un testigo de los hechos.
Y, lo que resultaba más desconcertante: nadie vio a la policía trabajando en el lugar, una vez que fue recuperada una niña de siete años, hija de madre dominicana y padre español, que estaba al cuidado de su abuelo. Todo cuanto los vecinos son capaces de aportar como testimonio es que las cámaras de televisión están en el parque todos los días y a todas horas. Las cámaras y los periodistas se han convertido en la única prueba de que en ese parque en concreto debió pasar algo el pasado viernes. Y los vecinos de la calle de Torquemada comentan su preocupación por unos hechos de los que se han enterado por la televisión.
Los dos empleados de seguridad niegan el secuestro de la menor en la finca
Los dos empleados de seguridad que recorren las fincas de la calle de Torquemada con sus perros, no vieron nada durante la tarde del viernes. De hecho, el más veterano de ellos, una persona que conoce a los vecinos de las fincas colindantes desde hace más de 10 años, estuvo en ese parque pasadas las seis de la tarde, cuando supuestamente ocurrió todo, según el relato policial. Ninguno de los dos empleados fue interrogado por agentes de la policía, ni han visto a la policía trabajar en labores de identificación en ese parque o sus alrededores.
Los dos conserjes de los edificios cuyas fachadas dan al citado parque corroboran las declaraciones de los empleados de seguridad. Uno de ellos trabajó hasta las 20.30 horas del viernes, momento después de haber procedido a recoger las bolsas de basura de los vecinos. Desde su garita se puede observar cualquier movimiento que haya en el parque. El segundo conserje trabajó hasta las 20.00 horas; desde su puesto de trabajo no se puede ver el parque, pero aquella tarde no observó ningún hecho extraño ni tuvo noticia de que hubiera presencia policial tanto aquel día como durante el fin de semana. Toda su referencia está en la presencia de cámaras de televisión grabando escenas del parque en cuestión.
Los empleados y propietarios de las cafeterías cercanas al presunto lugar de los hechos, de las dos farmacias de la calle Torquemada, además de la peluquería de señoras, confirman el testimonio ofrecido por los vecinos del lugar. Nadie vio nada, nadie conoce a un testigo. Ninguno de ellos ha visto a la policía trabajar en esa calle o ha sido interrogado por algún agente. Y esos empleados o propietarios, estaban trabajando la tarde del viernes 22 de agosto.
Los agentes no han visitado el parque del supuesto
rapto de la niña
La oficina de prensa de la Jefatura Superior de Policía de Madrid responde con un terminante “no vamos a decir nada” a la pregunta sobre el lugar concreto donde fue secuestrada una niña el pasado viernes. Ante la evidencia de que se hubiera podido producir un error en la información transmitida a la prensa y se hubiera divulgado un lugar erróneo, las fuentes policiales se resistieron a verificar la dirección exacta en la que sucedieron esos hechos el pasado viernes. Solo ofrecen la dirección del sitio donde fue encontrada la niña, en la calle de Mequinenza, en medio de un descampado que es utilizado como zona de paso por muchos residentes. Allí sí hay evidencias, incluso gráficas, del trabajo policial. Pero no en la calle de Torquemada, que pertenece al distrito de Hortaleza. Otra fuente policial comentó ayer que el lugar del secuestro estaba en el distrito de Ciudad Lineal.
Se desconocen las razones por las que la policía no quiere dar la ubicación exacta donde se produjo el último secuestro, aunque en casos delicados como éste los investigadores prefieren no dar alguna información o incluso ofrecer información falsa porque saben que el delincuente está muy pendiente de todos los detalles que divulgue la policía.
“En este parque no se han llevado a ningún niño”
Henry, un hombre que frisa los setenta, se encontraba ayer frente al parque infantil donde supuestamente habían secuestrado a la pequeña el viernes pasado. Iba acompañado de su esposa y su nieto. “Aquí no han secuestrado a nadie y menos el viernes por la tarde. ¿Cómo lo sé? Pues porque estaba mi hijo y mi nieta a esa hora en los columpios y nadie se acercó a llevarse ningún niño. Están todos equivocados. Yo me enteré porque lo vi en la prensa y en la televisión y no daba crédito”, manifiesta con calma.
“Todo es muy raro”, tercia su esposa, que conoce a la mayoría de los residentes en la zona “y más a los que son de nuestra edad”. “¿De qué abuelo hablan? ¿De qué niño hablan? Nadie sabe nada aquí. Simplemente, no me lo creo”.
Ubaldo es el portero de la finca situada justo enfrente del parque infantil. Estuvo a la hora del supuesto rapto. No oyó ni vio nada. Y lo que más le extraña: “Si se hubiesen llevado a una niña, a mí sería el primero al que la policía interrogaría. Aquí no ha venido nadie”. Mientras el conserje habla, dos mujeres con perros, residentes en el conjunto de edificios que rodean a la zona verde, vuelven a repetir lo mismo que el resto de vecinos. “Es muy extraño que nadie sepa quién es el abuelo. No tiene sentido. Aquí nos conocemos todos. Además, en esta urbanización no hay ninguna niña de color. Todos sabríamos de quién están hablando”.
Una reportera de una cadena de televisión se acerca entonces y confirma que sí, que "es en esta urbanización donde han secuestrado a la niña". "Nos lo ha dicho la policía. Es la hija de uno de los jardineros del complejo".
El jardinero, mientras tanto, ajeno a todo, adecenta las plantas y el césped que rodea al conjunto. "Pues mire, no. A mí no me han raptado a ningún hijo. Yo ni siquiera vivo aquí. A las cuatro me marcho y no vuelvo hasta el día siguiente. Y a mi compañero tampoco le han robado ningún hijo. Eso no es verdad. Diga quien lo diga".
El propietario del quiosco que se levanta a unos metros del parque se muestra, en principio, reacio a hablar. “Yo solo sé lo que viene en la prensa. Dicen que es este parque, pero yo no he visto nada”. Poco a poco, el hombre se relaja y señala. “A lo mejor es porque cierro a las cuatro y el secuestro fue un poco después. Pero a mí ningún policía me ha preguntado nada. Vamos, ninguno se ha acercado por aquí. Solo periodistas y periodistas que dicen que se llevaron a la niña delante de mi quisco. Pero yo creo que no fue aquí. Porque si el secuestro hubiera sido en el parque que tengo delante de mis ojos, lo normal es que la policía me hubiese preguntado. Y por aquí no ha pasado ningún agente. Solo periodistas y periodistas. Hay televisiones que han conectado en directo y me han preguntado, pero yo no sabía qué decirles”.
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