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Cuatro años sin rastro de Sonia Iglesias

La familiares de la mujer desaparecida en 2010 vuelven a la calle para que se reabra el caso

Familiares y amigos de Sonia Iglesias se manifiestan en 2010
Familiares y amigos de Sonia Iglesias se manifiestan en 2010Efe

Pontevedra volverá a albergar este viernes una manifestación silenciosa después de que ayer se cumpliesen cuatro años de la desaparición de Sonia Iglesias. Escudriñado cada rincón de la ciudad en busca de indicios y repasadas hasta la extenuación todas las hipótesis, la triste efeméride llega con el reciente archivo provisional de la causa, recurrido por la fiscalía. También se opone al carpetazo la familia, que ha perdido la esperanza de encontrar a Sonia con vida, pero sigue resuelta en su empeño por conseguir respuestas y pide que la ciudad la acompañe.

 Todos somos Sonia es el lema que tomará de nuevo la marcha y que en agosto de 2010 se leía en las octavillas que inundaron Pontevedra. Todavía se pueden ver hoy, amarillentas tras el cristal, en algunos comercios del centro. La ciudad se volcó en la búsqueda y participó masivamente en las batidas organizadas por todo el término municipal en busca de indicios sobre el paradero de la mujer, pero sin éxito. El paso del tiempo no trajo avances en la investigación, que se reactivó hace dos años cuando el juzgado especializado en violencia contra la mujer asumió el caso y decidió llamar a declarar a la pareja y padre del hijo de Sonia en calidad de imputado. Dos años después de pasar por comisaría por primera vez, las respuestas al nuevo interrogatorio no arrojaron más luz sobre los hechos. La versión del hombre es que la mujer, que trabajaba como encargada en una tienda de ropa del centro, se bajó del coche para hacer recados antes de empezar su horario laboral y no volvió a tener noticias hasta que lo llamaron por teléfono para preguntarle si sabía dónde estaba.

Las partes, a petición de la defensa, tuvieron ocasión de revisar los vídeos de las cámaras de seguridad de un comercio del centro que quizás habría podido retratar a Sonia, u otro de la zona exterior a la Comandancia de la Guardia Civil, donde a lo mejor se podría ver el coche desde el que se lanzó la cartera de la mujer, hallada días después de su desaparición. Las cintas, repasadas en su momento por los investigadores, no revelaron nada nuevo. El juzgado, por su parte, no consideró procedente ordenar que se usase un georradar en el monte Castrove de Poio para buscar restos humanos, una posibilidad ya desechada previamente por poco fundamentada y cuya negativa volvió a avalar la Audiencia Provincial.

El archivo provisional de la causa supone retirar la imputación al padre del hijo de Sonia. El hombre ha guardado silencio ante los medios en estos cuatro años, pero su relación con la tía y abuelos maternos del niño no es buena. “Sabe más de lo que dice”, ha señalado varias veces Mari Carmen Iglesias, hermana de la desaparecida, que anunció estos días que la familia iniciará los trámites para lograr la declaración de ausencia.

Tanto la familia como la fiscalía han recurrido el archivo de la causa, trámite acompañado, en el caso del ministerio público, de una solicitud para que se aplique al sospechoso la prueba del Potencial Evocado Cognitivo. El test, conocido como P300, es una prueba neurológica que registra cambios en la actividad cerebral ante estímulos externos, de forma que reaccionan de una manera distinta, por ejemplo, si una fotografía que se muestre al sujeto le es familiar que si no lo es. Su aplicación en investigaciones criminales tiene partidarios y detractores tanto respecto a su efectividad como a su valor jurídico, porque podría suponer una vulneración del derecho a no declarar contra sí mismo. Con esa incógnita llegará la marcha del viernes, que partirá de la Praza da Ferrería a las 21.30 horas, de nuevo en silencio.

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