6.200 niños valencianos comen este verano gracias a las ayudas sociales

“De lo que comemos hoy, lo que más me gusta es todo”, dice Ainhoa, de cinco años, agotada tras pintar fichas desde las 11 de la mañana y sentada cerca de sus dos hermanas, Jennifer y Sandra, en la escuela de verano para niños en riesgo de exclusión social de Burjassot (Valencia). Como ellas, más de 6.200 menores valencianos comen este verano con ayudas sociales, casi el doble que el año pasado. Entidades públicas y privadas se han visto obligadas este año a reaccionar para atender a más menores ante las secuelas una crisis que abocado a la pobreza a 195.800 hogares valencianos y en riesgo al 27% de la población infantil. 

En 2013, hasta 3.155 niños y niñas se beneficiaron de las ayudas para escuelas de verano de la Diputación de Valencia, la única que convocó una orden de ayudas específica para paliar la desnutrición infantil cuando cerraron los comedores escolares a final de curso. En vista del éxito precedente, en 2014 la diputación subvenciona con medio millón de euros los comedores de verano para 2.029 niños. La reducción de beneficiarios no responde precisamente a una falta de necesidad, sino a que las organizaciones que prestan esta ayuda se han multiplicado este año.

De primer plato, fideuà. A Fran (11 años) no le gusta, pero dos de sus tres hermanos se la comen a pocos metros de él. Viven cerca de los bloques de las 613 viviendas de Burjassot, un barrio de acción preferente que ha alcanzado en los últimos años el 60% de paro. La escuela de verano tiene como objetivo cubrir las necesidades alimentarias básicas de 153 menores del municipio cuyas familias son atendidas por los servicios sociales. Las familias normalizadas que requieren apoyo social ya representan el 30% de los usuarios de este comedor.

El Ayuntamiento de Burjassot ha sido uno de los beneficiarios del nuevo crédito creado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para la “lucha contra la pobreza infantil y la atención a familias en situaciones de privación material severa con niños a su cargo”. Gracias a él, la Generalitat ha otorgado ayudas para dar de comer en verano a 4.158 menores de la Comunidad Valenciana (603 de Castellón, 2.015 de Valencia y 1.540 de Alicante). Con un presupuesto de 1,2 millones de euros, la Generalitat ha financiado por primera vez escuelas de verano con fines sociales en julio y agosto a 74 municipios que carezcan de otras ayudas para el mismo fin.

De segundo plato hay tortilla. Antes de dar buena cuenta de ella, Anaïs rebaña la fideuà. Tiene 7 años, vive en el barrio de La Coma de Patena y le gusta venir a la escuela de verano. “Mi tortuga se llama luna, mi perra Linda y mis hámster Robin Hood y Pitufo. ¡Y el gato de mi hermana se llama Gordo!”, ríe. De mayor, se plantea ser veterinaria.

La Diputación de Alicante ha repartido también ayudas para “el desarrollo de actividades que combatan la marginalidad”. Con una inversión de 1,8 millones de euros, fuentes de la corporación explican que las ayudas están sirviendo para subvencionar proyectos muy diversos en 75 municipios de la provincia. Entre ellos, escuelas de verano para niños en riesgo de exclusión. La Diputación de Castellón explica que no subvenciona estas actividades porque, con una deuda de 91,4 millones de euros, carece de recursos para estos proyectos.

“Si tú eres como Neymar, yo soy como Iniesta”, dice Iván (9 años) a su amigo José (11 años). Sus compañeros de grupo juegan con los monitores en el patio del centro socioeducativo Díaz-Pintado de Burjassot. Son niños, pero conocen la realidad de la calle. “En el paro estoy, parado estoy. / Toda la vida currando y cotizando llega el Gobierno y nos entra recortando”, cantan al unísono la parodia española del Gangnam Style que triunfa en Youtube.

Las organizaciones sociales llevan años alertando de una situación social que empeora en caída libre. El 20% de los hogares valencianos tiene mucha dificultad para llegar a fin de mes según la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística. El 41,6% no es capaz de afrontar ningún gasto imprevisto y el 50,8% de los hogares valencianos no puede permitirse vacaciones fuera de casa ni siquiera una semana al año. La Fundación de las Cajas de Ahorros o el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas llevan meses poniendo el acento en que el deterioro de la economía se está llevando por delante a las familias.

100 niños al día

En el mes de julio, Casa Caridad dio de comer a un total de 100 niños al día en sus tres comedores sociales. El 20% de sus usuarios es menor. La pobreza se manifiesta al cierre de los comedores escolares, cuando la organización valenciana da de comer a un 38% más de niños a los que sus padres no pueden alimentar en casa. Entidades sociales como Cruz Roja, organiza en Alicante una escuela de verano para 50 niños con el objetivo de garantizar que todos lleguen al final del día con, al menos, una comida completa adecuada a su edad.

De postre hay pera. A Antonio, de cuatro años, le han alegrado el día con esta fruta y la señala con el dedo al ser preguntado por qué plato le gusta más. Cuando termina, recoge su bandeja y la lleva a la cocina. Ahora, a jugar.