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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre Rodin y Chéjov

En ‘El beso’, La compañía mexicana Todas las Fiestas de Mañana hace del teatro una celebración hasta el 25 de julio

Javier Vallejo
Un momento de la obra 'El beso', basada en un cuento de Chejov.
Un momento de la obra 'El beso', basada en un cuento de Chejov.

Nos pasamos la vida soñando con algo y cuando va a materializarse le damos la espalda y nos echamos a dormir. Chéjov describe esta conducta paradójica en El beso, relato que la compañía mexicana Todas las Fiestas de Mañana teatraliza festivamente en torno a una mesa enorme (y también encima y debajo de ella), compartida por cinco actores vertiginosos y una treintena de espectadores.

El beso describe el anhelo de amor y de reconocimiento que golpea el ánimo del apocado capitán Riabóvich, su deambular tórpido por la fiesta del general retirado Von Rabbek y la sorpresa maravillosa que una mujer ignota le depara en la oscuridad: un beso furtivo que le llena de vida y enciende en su alma una llama extinguida por la rutina y la disciplina castrenses. El grupo dirigido por Antonio Ruizpalacios recibe al público como los von Rabek a sus invitados, lo acomoda, le sirve un té con Licor 43 cuando el narrador dice: “Los oficiales se sentaron a tomar el té” y se dispone a desgranar la historia del protagonista alternando la narración con la dramatización, la literatura con el dato antropológico, el relato del texto literario con el de algunas intimidades de los intérpretes que suenan perfectamente verosímiles, y el contexto histórico finisecular con un aquí y ahora en el que los actores (que no los personajes) se abofetean, se besan, besan por extenso a alguna espectadora tras pedirle el plácet o se dejan abofetear por ella alegremente, como si recibieran un regalo en vez de una cachetada.

La función camina veloz por el cable que lleva de la ficción dramática a la realidad con billete de ida y vuelta, combina lo íntimo con lo espectacular, lo sensorial con lo reflexivo, el lenguaje directo con el alegórico y transmite al cabo toda la melancolía, desazón, sensualidad larvada y sabiduría impresas en un relato que queda brillantemente contado, ambientado, interpretado y resuelto. Entre las bien gobernadas actuaciones destacan el vuelo y la amplitud de registro de la de Sophie Alexander.

EL BESO. A partir del cuento de Chéjov. Adaptación y dirección: Antonio Ruizpalacios. Intérpretes: Sophie Alexander, Raúl Briones Carmona, Francia Castañeda, Pablo Chemor y Leonardo Ortizgris. Matadero (Festival Fringe), hasta el 25 de julio.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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