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ETA se atribuye en un comunicado “haber acabado con la lucha armada”

El Gobierno vasco vuelve a ofrecer su apoyo a los mediadores internacionales

P. G.

La banda terrorista ETA irrumpió ayer en la vida política vasca para atribuirse, en un comunicado publicado en el diario Gara, la autoría de la paz. En el documento, que fue adoptado con entusiasmo por la izquierda abertzale, con escepticismo por el PNV, y con rechazo por el resto de los partidos, ETA proclamó de forma solemne que </CF>ha “acabado con la lucha armada” después de reajustar las estructuras diseñadas para matar —que han acabado con la vida de más de 860 ciudadanos— hacia otras pensadas para influir en la vida política.

El comunicado cogió a contrapié al lehendakari, Iñigo Urkullu, quien apenas unas horas antes había mostrado su enfado con la banda por no cumplir con su promesa de desarme verificado, y con los mediadores internacionales, —Powell y Martin MacGuinness— a los que dio un portazo el pasado día 15, durante su visita a Euskadi —después de haberles mostrado, meses antes, todo su apoyo—.

Pese a los recelos institucionales que genera la banda y todo su entorno en el Ejecutivo de Urkullu, el portavoz de su gabinete, Josu Erkoreka, moduló el discurso y, en unas declaraciones convocadas de urgencia en Bilbao, anunció que “mantiene su disposición permanente a trabajar, como lo ha hecho hasta ahora, para hacer efectivo un fin ordenado, verificable, definitivo e irreversible de ETA”.

Una declaración que concretó en la recuperación de la colaboración con los mediadores internacionales “con las miras puestas en acelerar ese proceso de conclusión” del terrorismo. El comunicado de ETA tenía fecha del día 15. De haberse hecho público ese mismo día, la sintonía entre el discurso de los mediadores internacionales, la postura institucional del lehendakari y los objetivos de la izquierda abertzale hubieran estado alineados.

La recuperación del apoyo de Urkullu a ese grupo internacional contrasta con el nulo crédito que le concede el Gobierno de Mariano Rajoy y que, según los propios mediadores, era, hasta el sábado, el principal obstáculo a que ETA siguiera avanzando en su proceso unilateral de desarme.

El comunicado de la banda, sin embargo, no deja dudas. En clave absolutamente interna, sin el más mínimo guiño de autocrítica o de empatía con quienes han sufrido sus cinco décadas de actividad criminal, y con la vista puesta en lo que denominan “nuevo tiempo”, ETA describe que ha disuelto toda su maquinaria criminal y que se va a dedicar a engrasar el proceso final de salida de los presos y el avance hacia la independencia.

ETA anunció un “profundo proceso de transformación” en el que destaca el “desmantelamiento, ya culminado, de las estructuras logísticas y operativas derivadas de la práctica de la lucha armada”. Como si se tratara de la reestructuración de los departamentos de una empresa cualquiera, explica que va a mantener “una estructura técnico-logística para completar el sellado del armamento”. Y, por otra parte, reforzará la estructura para las tareas políticas relacionadas con la vuelta a casa de todos los presos y exiliados vascos, incluidos los miembros de ETA que están en la clandestinidad, el desarme acordado y ordenado de ETA y “la desmilitarización de Euskal Herria, como base para la normalidad democrática”.

Pese a certificar de forma unilateral el fin de la violencia, como ya anunció el 20 de octubre de 2011, y sellar definitivamente sus arsenales, como adelantó de forma simbólica en el vídeo que hizo público el pasado mes de febrero, ETA “no se quita de en medio” como le pide de forma mayoritaria toda la sociedad vasca.

Como una organización ya posterrorista se dedicará a “ofrecer a Euskal Herria su punto de vista y su aportación pero sin sustituir a nadie ni asumir labores que no le corresponden”. Es decir, va a permitir a la izquierda abertzale que siga dirigiendo en Euskadi y en las urnas la lucha institucional.

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Sobre la firma

P. G.
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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