Marcial Dorado al tribunal: “Sufrí un calvario, pero confío en la justicia”
Visto para sentencia el juicio por blanqueo de 21,8 millones del tráfico de drogas
“Las acusaciones contra mi familia y contra mí son de libro, hemos sufrido un calvario todos estos años por la venta de un barco, pero quiero confiar en la justicia y espero que no siga cometiendo errores conmigo”, dijo Marcial Dorado al tribunal de la Audiencia Nacional que desde mayo lo juzgó por blanqueo, delito fiscal y revelación de secretos.
En el turno de la última palabra, el contrabandista acusado de blanquear 21,8 millones del narcotráfico proclamó su inocencia una vez más. “Mientras tenga fuerzas me seguiré defendiendo, aunque me preguntan cómo puedo soportar todo esto, dentro de una cárcel, durante tanto tiempo, por algo que no hice y sin que me concedan ni un mínimo permiso”, exclamó Dorado.
El proceso contra el contrabandista, que cumple una condena de 10 años por narcotráfico, y otras 15 personas más acusadas de ser sus testaferros y colaboradores en el delito de blanqueo quedó visto para sentencia. Después de dos meses de prórrogas para poder escuchar una larga lista de testigos y la audición de intervenciones telefónicas propuestas por la acusación y las defensas, muchas pruebas documentales y declaraciones solicitadas por los abogados fueron desestimadas por la sala antes de iniciarse el juicio. La semana pasada, la fiscal expuso sus conclusiones sin variar las condenas solicitadas para todos, a excepción de los dos arrepentidos que estaban implicados en la presunta trama. Desde el lunes, les tocó el turno a las defensas y luego a los acusados que uno a uno fueron exponiendo su último alegato.
Los tres hijos de Dorado y su actual mujer, acusados de ser sus testaferros y blanquear medio millón de euros de lotería premiada en diciembre de 1998, defendieron al contrabandista y aseguraron que jamás traficó con droga: “Es un trabajador incansable desde que era un niño y les aseguro señorías que no da el perfil de narcotraficante”, dijo uno de ellos.
Los abogados trataron de desmontar cada uno de los argumentos del ministerio público para explicar al tribunal que la acusación “no pudo probar” que el dinero que ganó Dorado fuese del tráfico de cocaína. “¿Qué narcotraficante trae el dinero que ganó legalmente en Suiza para invertirlo en España, pagando impuestos y supervisándolo todo el Banco de España?”, “¿dónde están los cargamentos y el dinero de la cocaína?”, se preguntó Manuel Tuero, el abogado de Dorado Baúlde.
Tuero insistió en que su cliente no tiene antecedentes ni de contrabando ni de narcotráfico y que los hechos por los que se le ha juzgado tienen su origen en la lancha, Nautilus, que Dorado vendió en 2003 a una organización que hizo un transporte frustrado de coca, por lo que fue condenado por tráfico de estupefacientes. “Este señor no tuvo que ver nada en aquella operación pero había que montar otra por blanqueo para llegar hasta aquí. Todas sus empresas que llaman de pantalla siguen operando, tienen actividad, son legales y no han despedido a ningún trabajador pese a tener las cuentas bloqueadas”, subrayó.
Según el abogado, los hechos en que se basa este macrosumario ya fueron investigados por los tribunales suizos y portugueses pero acabaron archivados, según acreditaron testigos de ambos países, banqueros y policías propuestos por la defensa. Insistió en que Dorado no fue contrabandista sino comisionista de la tabaquera Reynolds en los setenta, comprando partidas legales a bajo precio en Andorra y Gibraltar. “Ganó mucho dinero con operaciones legales que además le generaba una alta rentabilidad en los bancos suizos y que avalaron las inversiones que el señor Dorado hizo en Galicia”. “¿Cuándo, cómo y dónde se blanqueó el dinero negro de la cocaína?”, concluyó Tuero.
El resto de las defensas se pronunciaron en la misma línea para demostrar que no se aportaron pruebas concluyentes de blanqueo. La abogada y también acusada, Rosa María Stampa, cargó contra el exguardia civil y arrepentido en esta causa, José Manuel Sánchez Zabala, al que se refirió como “policía confeso”, el único junto a su mujer al que el Ministerio Fiscal le rebajó la condena por reconocer los hechos. También las defensas fueron críticas con la fiscal Cristina Toro tras reconocer el error de atribuirle antecedentes por narcotráfico al agente inmobiliario y acusado Ángel Ríos que se había encargado de trasladar el yate Oratus que Dorado tenía en Málaga hasta Ibiza.
La defensa del aduanero Eugenio Fontenla, acusado de un complot para desprestigiar y neutralizar la acción del instructor de la causa, José Antonio Vázquez Taín, consiguiendo información reservada a través de los dos guardias civiles también juzgados por ello, rebatió los argumentos de la fiscal y alegó que había sido propuesto como testigo protegido del juez tras denunciar el robo de droga en un barco.
Sin contratos ni grabaciones
El juicio se acaba sin que se sepa qué va a decidir la sala respecto al teniente coronel Miguel Castañeda, ausente por una grave enfermedad. Se desconoce si el tribunal ya dictará sentencia o esperará a escuchar al militar que se enfrenta a 10 años, acusado de colaboración con organización criminal, falsedad documental y denuncia falsa contra Taín.
Los supuestos contratos de la Xunta y varios Ayuntamientos de Arousa con las empresas del contrabandista, solicitados al tribunal al comienzo del juicio, fue otra de las pruebas rechazadas por entender los magistrados que la letrada y acusada de blanqueo, Rosa María Stampa, no los reclamó en tiempo ni en forma.
El abogado de Dorado, sin embargo, no llegó a plantear esta petición porque siempre negaron que existieran tales contratos con la Administración desde mediados de los noventa, coincidiendo con la relación de amistad que mantuvo con el presidente Feijóo, cuando este era un alto cargo de Fraga. Stampa pretendía plantear dudas al tribunal sobre las acusaciones de la Fiscalía de que las empresas del contrabandista operaban en una trama de blanqueo.
Lo que no logró Manuel Tuero fue dejar en evidencia al juez Taín y llevar al juicio las grabaciones sobre las supuestas conversaciones que el presidente habría tenido con Dorado en 2003, cuando el contrabandista era investigado por narcotráfico por agentes de Aduanas. “Fue una metedura de pata más de este juez porque nunca existieron”, afirmó el letrado. Taín reveló en un medio la existencia de estos pinchazos entre Feijóo y Dorado “en un contexto amistoso como felicitaciones por Navidad”, había dicho. Sin embargo, el magistrado de la Audiencia Javier Gómez Bermúdez, que retomó la causa, confirmó a EL PAÍS que las supuestas escuchas fueron buscadas y “nunca aparecieron”.
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