Ortiz trató con el PP la compra de un periódico con dinero de la Generalitat

Las privilegiadas relaciones de Enrique Ortiz, el gran constructor de Alicante, con los políticos de la ciudad y la provincia son conocidas. Ortiz comparte imputación en el caso Brugal con la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo; su antecesor, Luis Díaz Alperi, y el expresidente de la Diputación José Joaquín Ripoll por las supuestas corruptelas cometidas en la gestión del urbanismo. Pero Ortiz, que se presenta a sí mismo en muchas de las conversaciones grabadas por la policía como “la polla insaciable”, una metáfora sobre su ambición, recibía, además, un trato preferente de la dirección regional del PP durante la presidencia de Francisco Camps. La confianza llegó al nivel de que a principios de 2009 Ortiz propuso al entonces número tres del PP valenciano, David Serra, comprar el periódico gratuito Metro con dinero de la Generalitat para ganar influencia política.

La intervención de las comunicaciones entre ambos se produjo en caso Brugal. Pero al estar muchas conversaciones relacionadas con el caso Gürtel, en el que Ortiz y Serra están imputados, han sido incorporadas al sumario de esta última causa. En concreto, a la pieza que investiga la financiación ilegal del PP. La primera conversación pinchada en la que tratan la compra del periódico es del 2 de febrero de 2009. Faltaban siete días para el estallido del caso Gürtel que barrió de la primera línea política, entre otros dirigentes populares, a Serra, por entonces vicesecretario de Organización del PP de la Comunidad Valenciana y hoy diputado raso en el Parlamento autonómico. Empieza hablando Ortiz:

—¿Sabes que Metro España ha cerrado?

—(Asiente).

—Vale. Tenemos la posibilidad de quedárnoslo a nivel nacional.

—Sí.

—Hay que preguntarle a Vicente [que por lo que se verá después parece ser Vicente Rambla, entonces vicepresidente de la Generalitat e imputado con Ortiz y Serra en el caso Gürtel], a ver si eso puede interesarnos. Quedarnos con [las ediciones de] Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla y montar Metro controlado por nosotros claro. Y meterlo en el tema político y demás. Pero eso tiene un costo anual. En principio el primer año de unos seis, siete millones de pérdidas.

—(Asiente).

Al día siguiente por la mañana el constructor vuelve a llamar a Serra, y le mete prisa: “Necesito en un par de días máximo dar una contestación”.

—Vale, vale, porque estos temas petan—, responde Serra.

—Yo creo que políticamente interesa Sevilla, Barcelona, Madrid, Zaragoza y Comunidad Valenciana, que la tenemos. Pues el resto es decir: ‘Oye, queremos jugar una carta política a nivel nacional, porque con esa cabecera podemos hacerlo donde nos dé la gana’.

—Vale.

—Y meterlo desde luego más en política, porque hasta ahora los gratuitos no estaban entrando en política. Sería aprovechar el momento, de que la gente mira hasta el euro que vale el periódico y se van más al gratuito, para hacer alguna promoción.

—Ya, ya te entiendo perfectamente.

—Pero claro, eso tiene un coste. Piensa en cinco o seis millones, que evidentemente tendrían que salir de aquí, del Gobierno de aquí. O buscar apoyos de donde sea, vamos.

—Vale.

—Muy bien—, dice Ortiz.

—Ok—, cierra Serra.