La Generalitat nombra a un ex alto cargo del tripartito como director de los Mossos

Los Mossos d’Esquadra ya tienen quien les mande. La Generalitat nombró este martes como director de la policía catalana a Albert Batlle, exalto cargo del tripartito. Batlle ejerció durante siete años (2003-2011) como secretario general de Servicios Penitenciarios. Histórico militante socialista, ya sin carné, fue también concejal de Deportes en la Barcelona postolímpica (1995-2003). Abogado de formación, Batlle ejercía en la actualidad como director adjunto de la Oficina Antifraude de Cataluña.

Batlle supone la salida a un atolladero para Interior. Desde la dimisión de Manel Prat, el pasado 27 de mayo, el Gobierno buscaba a un candidato con el perfil adecuado para un puesto tan complicado. Alguien dispuesto a asumir un puesto que erosiona la imagen, e incluso la credibilidad, de la persona que lo ocupa. Incluso puede suponer un grave escollo para aspiraciones políticas futuras. Batlle, de 61 años, lleva desde 2011 retirado de la primera línea.

Interior ha tardado dos semanas en encontrar un sustituto a Prat, que dimitió acorralado por la polémica del caso de Ester Quintana, que perdió un ojo tras la huelga del 14-N por un pelotazo de los Mossos, según el juez instructor. Algo que Prat negó incluso el día que anunció que se marchaba. Estaba previsto que se nombrase a su sustituto el martes pasado, pero Interior se encontró sin candidatos al puesto.

“Algún tipo de conocimiento del mundo de la seguridad habrá tenido”, ironizó el portavoz del Gobierno, Francesc Homs, sobre la idoneidad de Batlle para el puesto. Homs destacó además que el ya nuevo director “no es militante del PSC” y recalcó que su independencia no está en duda.

Uno de los episodios más complicados de la gestión de Batlle en Prisiones fue el motín de Quatre Camins, el 30 de abril de 2004. Varios presos se rebelaron durante tres horas, hirieron al subdirector de la prisión y retuvieron a un funcionario. Tras el altercado, varios funcionarios acudieron a la prisión, en contra de las órdenes del propio Batlle, y fueron denunciados por malos tratos a diversos reclusos. Seis de ellos acabaron condenados, entre ellos el subdirector médico de la cárcel.

El consejero de Interior, Ramon Espadaler, explicó que él mismo puso el nombre de Batlle sobre la mesa. “Mostró predisposición”, contó Espadaler, en declaraciones a los medios, lo que denota la “voluntad de servicio”. De él espera que “oriente la acción policial e introduzca un punto de sentido común, de serenidad y de criterio” en un “marco complejo”. Espadaler matizó que no es que antes no existiese sentido común, “pero un cambio es también una oportunidad de mirar adelante”.

Los partidos recibieron el nombramiento de Batlle desde diferentes puntos de vista. El diputado Ferran Pedret, del PSC, contó que Batlle se desvinculó del partido cuando asumió el cargo en la oficina Antifraude. “Habrá hecho una evolución ideológica en los últimos tiempos”, dijo. Mientras que ICV-EUiA, a través de Dolors Camats, mostró su “sorpresa” ante el nombramiento, aunque expresó su respeto por el alto cargo del tripartito. El diputado de ERC Pere Aragonés valoró su “experiencia en el ámbito de la gestión pública”.

Batlle participó en la modernización del sistema penitenciario catalán, impulsando nuevas infraestructuras, formación y nuevos modelos de rehabilitación, de inserción y de atención a la víctima.