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Buen fin de temporada

La OCB cierra ciclo en razonable buena forma

Pablo González cerró su cuarta temporada al frente de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) firmando un buen concierto presidido por los popularísimos Cuadros de una exposición de Modest Mussorgsky presentados en la lujuriante orquestación de Maurice Ravel.

La sesión se inició con los Tres epigrames de Benet Casablancas, una de las obras orquestales más divulgadas del compositor de Sabadell, una obra corta pero de textura densa y armonía compleja que exige -y recibió- extremada pulcritud y precisión por parte de la orquesta. Se siguió con dos piezas concertantes, Sur le même accord. Nocturno para violín y orquesta de Henri Dutilleux, ofrecido por la OBC con carácter de primera audición y la conocida y espectacular Tzigane, Rapsodia de concierto para violín y orquesta de Ravel. Renaud Capuçon, violinista de sonido acogedor, supo convertir la brillantez en un medio y no un fin y consiguió dar sustancia a una obra, la Tzigane, que no es lo mejor de Ravel y que a menudo se agota en la exhibición virtuosística. La orquesta supo ponerse en un segundo plano pero sin perder carácter, especialmente el caso de la exigente obra de Dutilleux.

La segunda parte estuvo ocupada en solitario por los Cuadros, una obra de discurso fácil pero ejecución elaborada que funciona bien como termómetro del estado de una orquesta.

Se desequilibraron un poco las secciones con unos metales que llegaron en ocasiones al estruendo, el juego de las maderas agudas en algunos pasajes de exigencia acusó falta de pulcritud y desajuste en la precisión métrica, pero en conjunto y aplicado a la totalidad de la toda la obra, la orquesta aguantó bien el envite y Pablo González, acostumbrado a tejer discursos musicales bastante más complejos, pudo dedicar su atención a poner la épica y la retórica un punto enfática a La gran puerta de Kiev, misterio y un pelín de truculencia a las Catacumbas, el contrapunto paródico a Samuel Goldenberg y Schmuyle y dulce melancolía decadente a Il vecchio castello.

La orquesta cierra su temporada en una razonable buena foma.

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