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Navarro sondea a los críticos del PSC para evitar la escisión, pero no les convence

El líder del PSC descarta el viraje soberanista que le reclaman ante la consulta del 9-N

Pere Navarro, con Artur Mas, este miércoles en el Parlament
Pere Navarro, con Artur Mas, este miércoles en el ParlamentAndreu Dalmau (Efe)

Pere Navarro visualizó ayer su temor a que el riesgo de escisión del PSC deje de ser una amenaza y se convierta en realidad. En su anunciada ronda de contactos, el líder del PSC departió por separado con los diputados críticos Joan Ignasi Elena y Marina Geli para escuchar su diagnóstico sobre el delicado momento que atraviesa el PSC.

Desde el pasado mes de enero, cuando fueron expedientados y enviados al gallinero de la cámara, junto con la diputada por Tarragona Núria Ventura, Navarro apenas había cruzado una palabra con ellos. La de ayer fue una reunión más formal que otra cosa, según coinciden en afirmar unos y otros.

La dirección del PSC está dispuesta a ir más allá de los gestos protocolarios y está abierta a rehabilitar a los tres diputados en el Parlament y a mediar ante la comisión disciplinaria para que la sanción que se les imponga sea mínima. En la calle de Nicaragua también se aceptaría que el sector soberanista del partido se conviertan en corriente organizada y reconocida formalmente, incluso que concurran a las elecciones como tal bajo las siglas del PSC.

Otra de las concesiones que ofrece la dirección es incluso que los cargos de la nueva ejecutiva que quedan por cubrir se abran a todos los sectores del partido, pero lo que descarta por completo Pere Navarro es un viraje en la posición oficial sobre la consulta del 9 de noviembre, a la que el PSC se opone con rotundidad.

El sector catalanista cuenta con centenares de militantes y simpatizantes fuera del área metropolitana que están sopesando concurrir a las próximas elecciones municipales bajo su marca propia, solos o con Esquerra, como ha ocurrido con Ernest Maragall en las europeas. Eso sí sería una sangría electoral para el PSC, que es lo que Navarro pretende evitar a toda costa.

Los críticos son una amalgama con intereses variados, pero coinciden en reprocharle a su líder que el partido se haya alejado de la posición central del catalanismo en torno al derecho a decidir y reclaman un PSC “de obediencia estrictamente catalana”. Consideran que Navarro se ha “entregado” al PSOE ante el proceso soberanista y que el PSC ha optado por un no rotundo a la consulta después de unos meses de titubeos.

“Si no es posible un proyecto compartido, yo no seguiré en el PSC”, dijo ayer la diputada Marina Geli tras reunirse con Navarro. “Si solo quieren fidelizar 350.000 votos [el resultado de las europeas del domingo] es que desean un proyecto de vocación minoritaria”, añadió la exconsejera de Salud. La concejal de Girona Pia Bosch, encuadrada en el sector catalanista, renunció ayer a concurrir a las primarias del 5 de julio para elegir al alcaldable de la ciudad por la prisa con que se han convocado.

Una parte del sector crítico cree que la solución pasa por un congreso extraordinario, la dimisión de Navarro y la elección de un secretario general entre la militancia e incluso entre la sociedad, una agenda muy parecida a la que parece que aplicará el PSOE. Los dirigentes del PSC, sin embargo, descartan por completo ese escenario.

“Nuestra agenda no es la del PSOE. Ellos tienen a la vista unas elecciones municipales, autonómicas y generales en año y medio, mientras que para nosotros la fecha clave es el 9 de noviembre y cómo se gestiona la viabilidad o no de la consulta”, explicó ayer Antonio Balmón, secretario de acción política del PSC.

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