El PP aguanta el tipo en la capital y la izquierda crece pero se fragmenta
El partido de Botella suma el 32,4% y pierde la mayoría absoluta, pero dependerá de UPyD Podemos se convierte en la tercera fuerza por delante de Izquierda Unida
El Partido Popular atesora una base de electorado fiel en la capital. La izquierda, no tanto. La formación conservadora aglutinó ayer el 32,41% de los votos en las elecciones al Parlamento Europeo, que tradicionalmente castigan al partido en La Moncloa. Fue el claro ganador, con casi el doble de votos que el PSOE.
En 2009, cuando gobernaban los socialistas, el PP sumó en la capital el 50,06% de los votos. En las elecciones municipales de 2011, el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, obtuvo el 49,69%. Así, el PP encajó anoche un golpe de 18 puntos.
El PSOE, en cambio, ha demostrado que su caída no tiene fondo. En las europeas de 2009 logró el 40,2% de los votos. En las municipales de 2011, el 23,93%. Ayer, sumó el 18,22%. Su descalabro tiene al menos un responsable: Podemos. La formación encabezada a nivel nacional por Pablo Iglesias, fundada en marzo, se ha convertido en la tercera fuerza de la capital, con el 10,45% de los votos.
Y ha engullido por el camino las expectativas de crecimiento de Izquierda Unida. Esa formación obtuvo el 4,55% de los votos en las europeas de 2009, y subió hasta el 10,75% en las municipales de 2011. Ayer se quedó varada en el 10,27%. Unión Progreso y Democracia sí creció, pero muchísimo menos de lo que esperaba.
UPyD, fundada en septiembre de 2007, se convirtió en la tercera fuerza más votada en las europeas de 2009, con el 6,82%. En las municipales de 2011, logró el 7,85%, por detrás de PP, PSOE e IU. Ayer, quedó desplazada a la quinta posición, aunque sumó el 9,64%. Rozando el límite del 5% de papeletas se quedaron Ciudadanos (4,70%) y Vox (4,18%).
Botella gana tiempo. Pese a que los comicios europeos se celebran con circunscripción única, el Ministerio del Interior publica el resultado en cada municipio y región del país. Proyectar esas cifras para adelantar el desenlace de las municipales de 2015 es aventurado, puesto que cambiarán los candidatos, el nivel de abstención y el cálculo político de los votantes. Pero fuentes de los cuatro partidos con representación en el Ayuntamiento admiten que el porcentaje de votos obtenido por el PP permitirá medir las aspiraciones de la alcaldesa, Ana Botella, a liderar su formación en las próximas elecciones locales.
Si es así, el resultado de anoche le servirá para ganar tiempo, puesto que las cifras que le otorgan las encuestas no son mucho peores que las que obtuvo su partido ayer, pese a las críticas reiteradas a nivel regional y nacional en su propia formación, donde está considerada casi unánimemente como un lastre electoral.
El sondeo elaborado por Metroscopia para EL PAÍS en mayo de 2013 daba a Botella el 30,2% de los votos (21 concejales, a ocho de la mayoría absoluta). Repetido un año después, le pronosticó el 32,5% de los votos (21 concejales). Prácticamente lo que logró ayer el candidato europeo, Miguel Arias Cañete, en Madrid (32,41%). Pero lejos, en todo caso, de la mayoría absoluta que Gallardón conquistó en 2003, 2007 y 2011, imprescindible para gobernar.
Juega a su favor, sin embargo, que la izquierda, más allá de fragmentarse, no crece en su conjunto. PSOE, Podemos e IU suman el 38,94% de los votos. Seis puntos por delante del PP, sí, pero insuficiente para gobernar sin el apoyo de UPyD, que se mantiene así como llave del Ayuntamiento.
Incertidumbre socialista. No eran tampoco inocuas estas elecciones para el PSOE a nivel local. Estaba en juego, de forma tácita, el escenario interno de cara a las primarias locales y autonómicas que se celebrarán, previsiblemente, a fines de septiembre.
El portavoz municipal, Jaime Lissavetzky, aspira a repetir como candidato; cuenta con el apoyo del secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la animadversión del líder regional, Tomás Gómez. Fuentes socialistas de una y otra orilla querían anticipar la fortaleza de Lissavetzky a partir de que el resultado europeo beneficiara o perjudicara a Rubalcaba.
Una derrota por más de dos puntos del PSOE en las europeas hacía vaticinar, en eso había consenso, una batalla por la candidatura municipal muy complicada para Lissavetzky frente a Gómez, que podría respaldar a un candidato alternativo. Un resultado más ajustado, como finalmente parece haberse producido, reforzaría en cambio un escenario sin confrontación. Más halagüeño para Gómez, que teme también una candidatura alternativa en septiembre que le desplace o, en el mejor de los casos, erosione ahora que acaricia el poder, según las encuestas. Y para Lissavetzky, que podría confiar en no tener rival o, al menos, en que éste no contara con el respaldo explícito del líder regional.
IU se estanca. El surgimiento de Podemos vapulea también a IU, cuyo liderazgo a nivel municipal también está en el aire. Su portavoz, Ángel Pérez, afirmó a EL PAÍS en febrero de 2013 su intención de no repetir como candidato (lo fue en 2007 y 2011), pero fuentes de la coalición ya habían indicado que podría reconsiderar su decisión. La encuesta de EL PAÍS de 2013 le pronosticaba el 20,5% de los votos (14 concejales), y la de este año el 20,8% (14 concejales). Podemos podría cercenar esas expectativas. En cuanto a UPyD, la encuesta 2013 le otorgaba el 11,2% (siete ediles), y la de 2014 el 11,6% (siete ediles). Unas cifras ligeramente inferiores a las que obtuvo ayer en las europeas.
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