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El PSC entra en barrena y solo sobrevive en el área metropolitana

Los socialistas catalanes solo logran un eurodiputado y Niubó se queda fuera de la Eurocámara Los críticos se preparan para dar la batalla final en su acoso a Navarro

Javi López y Pere Navarro.
Javi López y Pere Navarro.CONSUELO BAUTISTA

Después de tocar fondo en las elecciones generales, autonómicas y municipales, al PSC solo le faltaba obtener el peor resultado electoral en unos comicios europeos desde que hay democracia. Ayer no solo consumó ese cuadro demoledor, sino que obtuvo el peor resultado de su historia. La victoria de ERC en detrimento de Mas era el triste consuelo al que se agarraban anoche los dirigentes socialistas.

“Artur Mas hizo de esta cita unas elecciones plebiscitarias y por segunda vez las ha vuelto a perder”, proclamó Pere Navarro al filo de la medianoche. El líder del PSC, admitió sin reparos que el partido “no ha hecho unos buenos resultados. No estamos satisfechos y tomamos nota de cómo llegar al conjunto de los ciudadanos”, dijo el exalcalde de Terrassa en una sede del PSC en la que anidaba la desolación..

Hace apenas unos días, la cúpula del PSC ya admitía que dónde tenía que firmar para quedarse en la mitad del escrutinio de hace cinco años (36% de los votos), pero el resultado final ni siquiera confirmó ese deseo, pues los socialistas lograron finalmente poco más del 14%.

Por primera vez, además, los socialistas catalanes, con su candidato Javi López al frente, fueron la tercera fuerza más votada en unas europeas. Hasta ayer, el PSC había ganado las seis elecciones a la eurocámara, excepto las de 1994, en que se impuso CiU. La derrota del PSC era aún más dolorosa porque Esther Niubó (número 15 de la candidatura socialista), se quedó a las puertas del Parlamento Europeo.

El análisis que tenía pensado hacer el PSC era que, pese a la contundente derrota, las elecciones de ayer habían parado el desangre electoral que viven los socialistas desde hace años y se habían mejorado los resultados en relación a los últimos comicios autonómicos catalanes, en que obtuvieron el 14,43%. Pese a que no se logró a ese resultado por unas décimas Navarro sí recordó que ese porcentaje es muy similar al logrado por el PSC en las últimas autonómicas.

La dirección del PSC sí se aferró al hecho de que el partido había ganado las elecciones en casi todas las ciudades más importantes del área metropolitana, como L’Hospitalet de Llobregat, Cornellà, Santa Coloma de Gramenet, Sant Boi, El Prat o Viladecans, todas ellas con alcalde del PSC, además de en otras plazas menos favorables, como Badalona, donde gobierna el PP.

Por el contrario, los socialistas se hunden en las cuatro capitales de provincia, pero no era precisamente esan plazas las que perseguían con el diseño de campaña electoral que hicieron, muy focalizado en conservar el granero de votos que siempre han tenido en el área metropolitana de Barcelona, por donde desfilaron los dirigentes del PSOE y los principales nombres de la candidatura, como Alfredo Pérez Rubalcaba, Elena Valenciano o Ramón Jáuregui.

El mantenimiento del electorado metropolitano es el principal objetivo de la estrategia que ha diseñado el PSC, a un año de las municipales, pese a que eso tensione aún más las costuras internas del partido. Los críticos reprochan a la dirección esa renuncia a ser el partido transversal en Cataluña y la dirección replica que el debate soberanista les situó en una encrucijada y que tenía que optar por el camino menos perjudicial para el PSC.

El hundimiento electoral en los comicios de ayer coincide, además, con el peor momento que atraviesa el partido desde su creación en 1978, a consecuencia de la crisis interna que deberá resolverse de una vez por todas en las próximas semanas. Con tres de los 20 diputados autonómicos expedientados por romper la disciplina de voto y pendientes de lo que resuelva la comisión de garantías, los críticos se preparan para dar la batalla final.

Ocurrirá en poco menos de un mes, en una asamblea que han convocado, y en la que probablemente darán una vuelta de tuerca más en su acoso a Pere Navarro. Este espera a que sean los críticos quienes muevan ficha para responder con mayor o menor contudencia. El deseo de Navarro es que la crisis se resuelva antes de la vacaciones para poder afrontar el complicado curso político que se plantea a partir de septiembre. Mientras tanto, Navarro intentará dar un revulsivo a la dirección en los próximos días, con el nombramiento de la decena de cargos que quedan vacantes.

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