Fervor y pleito en La Mare de Déu
El Gobierno de Valencia lleva tres años de ‘rifirafe’ con los dueños de un edificio por el anclaje del toldo que protege los actos falleros y religiosos en la plaza
Un toldo de unos 1.000 metros cuadrados de superficie envenena desde hace tres años la relación entre el Gobierno de Rita Barberá y los propietarios del número 4 de la plaza de La Mare de Déu. El Consistorio jubiló en 2011 el anterior entoldado, muy deteriorado y compró otro nuevo que no ha podido colgar por la negativa de los vecinos, que temen por la seguridad de un inmueble que no está preparado para sostener este gigantesco toldo azuzado por el viento.
No hay acuerdo posible cuando los argumentos en juego tienen relación con la seguridad. Los residentes han votado en contra del anclaje del entoldado no una sino varias veces.
El Consistorio replica que la cubierta, que ha costado 300.000 euros, es más moderna y ligera que la anterior. Además lleva un anemómetro que detecta el exceso de viento y lo recoge para evitar los daños posibles.
Pero no son garantías suficientes. Como reconoció en 2011 el Gobierno local, los anclajes del anterior toldo, también sujetos a la basílica, causaron desperfectos en el tejado del edificio religioso. Unos daños que se repararon con la reciente rehabilitación del histórico inmueble.
Pese a todo el Consistorio no se resigna y el viernes llevó el conflicto a los tribunales, descartando otras soluciones. Barberá y su equipo se niegan a articular otro tipo de arreglo; por ejemplo, que el toldo se sujete a postes en lugar de a edificios o el estudio de otras posibilidades. La alcaldesa y su equipo se han enrocado en los anclajes de un toldo que se despliega para proteger del sol actos como la ofrenda a la virgen en las fiestas falleras o celebraciones religiosas como son el traslado de la Mare de Déu dels Desemparats o la fiesta del Corpus. No se ha desplegado nunca para otras decenas de actos que tienen lugar cada año en la céntrica plaza de la Virgen. La oposición ha criticado al PP por confundir lo público con lo privado. “Utiliza los servicios jurídicos municipales para denunciar a una comunidad de vecinos y, todo ello, no es para proteger el interés general sino para que se celebre un acto religioso”, lamentó la edil de EU Rosa Albert.
Indiferente a las críticas, Barberá confía en que le asista algún tipo de derecho de servidumbre por los 40 años que llevaba anclado el anterior toldo a la finca privada.
La fiesta se celebró igual que otros años. El calor no apretó demasiado y, como cada segundo domingo de mayo desde hace cuatro siglos, se produjo el traslado de la Mare de Déu dels Desemparats, un acto donde se mezcla fervor y tradición.
La imagen de la peregrina abandonó la basílica a las 10.30 horas para iniciar este camino, ralentizado por los fieles que buscaban rozar su manto y por los menores aupados por sus padres para que tocaran a la popularmente conocida como Geperudeta. En volandas, la imagen realizó el tradicional recorrido, unas veces algo escorada por el deseo de los fieles de tocarla, otras casi a punto de tocar el suelo.
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