La AVT abrirá sede en San Sebastián con los disidentes de Covite
La Subdelegación del Gobierno cede un local para reforzar la presencia de las víctimas
La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), la mayoritaria de este colectivo en España, abrirá en “breve plazo” una nueva sede en San Sebastián para “reforzar su presencia” en el País Vasco y “ofrecer un mejor servicio” a sus asociados en esta comunidad autónoma, asegura la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza. La apertura de la nueva oficina en la capital guipuzcoana, que podría materializarse este mismo mes de mayo, ha sido posible tras las gestiones que ha llevado a cabo en las últimas semanas el grupo de víctimas que en enero pasado decidió abandonar el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) en una convulsa reunión.
“Las gestiones están muy avanzadas”, confirma Pedraza, quien se felicita porque la nueva oficina “permitirá satisfacer las demandas de nuestros asociados en el País Vasco”. “A partir de ahora podrán juntarse en un piso, celebrar reuniones e incluso pasar consulta con los psicólogos”, explica la presidenta de la AVT, una asociación con unos 4.000 miembros en toda España, de los que 532 pertenecen al País Vasco.
En la AVT han decidido integrarse los cerca de 200 exmiembros de Covite que abandonaron este colectivo tras lanzar duras críticas a la junta directiva que encabeza Consuelo Ordóñez. La salida de Covite se produjo, según explicaron tras la asamblea celebrada en enero, por la “politización” de esta organización —censuraron el acercamiento de algunos directivos a formaciones políticas como UPyD y el nuevo partido Vox—. Los disidentes también aseguraron que todos los miembros que se dieron de baja responden a la definición de “víctimas” del terrorismo, según los requisitos establecidos por el Ministerio del Interior, una circunstancia que “no cumplen muchos de los socios” admitidos durante el año pasado por la dirección de Covite y que lo fueron por ser “amenazados”. Pedraza asegura que este grupo de víctimas que dejaron Covite siempre encontraron “las puertas de la AVT abiertas para trabajar conjuntamente”.
En el fragor de la separación, los días siguientes a la escisión en Covite, reconoce Jorge Mota, “estuvimos barajando la posibilidad de constituir una nueva asociación de víctimas”, pero la opción se descartó porque “iba a ser contraproducente para todos”. “La creación de una nueva organización solo produciría una dispersión de la voz de las víctimas y poner más confusión en nuestro colectivo”, apostilla. Por eso se acordó entre los integrantes del sector crítico dar el paso de integrarse en la AVT y trabajar para “consolidar su presencia” en el País Vasco. La apertura de una delegación en San Sebastián es un primer paso en esa dirección, añade Mota.
Ángeles Pedraza: “Las gestiones para abrir la oficina están muy avanzadas”
Pedraza, que ha renovado su mandato recientemente al frente de la AVT, tras su reelección por tercera vez consecutiva, en esta ocasión con el 98% de los votos y sin una candidatura opositora, afirma que la nueva sede servirá para “potenciar la delegación vasca y darle fuerza en un momento muy importante en el que es necesario reforzar nuestra presencia en el País Vasco, donde es muy necesaria la presencia de las víctimas para que se pueda contar el relato real de las consecuencias del terrorismo y, sobre todo, luchar por la recuperación de la memoria”. “San Sebastián es un lugar donde hace muchísima falta organizar una estructura para las víctimas y así nos lo demandaban los asociados”, agrega la presidenta de la AVT.
Esta asociación tiene nombrado un delegado para el País Vasco, Francisco Javier Sáenz, y forma parte del Consejo Vasco de Víctimas. Cuenta con un total de 16 delegaciones en España, aunque solo dispone de una sede en Madrid, Jerez, Murcia y Valencia, a las que se unirá próximamente San Sebastián.
Pedraza explica que, fruto de las demandas recibidas por sus asociados vascos, se pusieron en contacto con las instituciones para “encontrar un local” para la AVT. “Todo ha llegado a buen puerto, tras la decisión de la Administración central de cedernos un piso que ahora está sin uso” en el barrio donostiarra de Amara. La Subdelegación del Gobierno les ha ofrecido unas instalaciones que venía utilizando la Muface (la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado) y que se encuentra vacío, aunque “habrá que acondicionarlo”, indica Mota, “como sede de los socios de la AVT en el País Vasco”.
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