El juez prohíbe las armas al guardia civil que asaltó al líder gitano
Los detenidos quedan en libertad pero imputados por amenazas graves y con orden de alejamiento de su víctima
En libertad pero imputados por amenazas graves con uso de armas. El guardia civil y el agente forestal que asaltaron el martes sobre las siete de la tarde la casa tomiñesa de Olegario Giménez, más conocido como Morón, rey de los gitanos, deberán, a partir de ahora, comparecer en los juzgados cada 15 días. Además, tienen prohibido usar armas y acercarse o intentar comunicarse con su víctima. Fuentes del instituto armado en Pontevedra explicaron que la decisión del juzgado de Tui de dejar en libertad con cargos a los dos detenidos —entre ellos un miembro del propio cuerpo, el brigada J.P.G., que ya protagonizó anteriormente algún otro controvertido episodio—, tuvo en cuenta la atenuante de alcoholemia. Según la familia del líder gitano, los análisis que se realizaron a los asaltantes tras el arresto dieron cantidades de hasta “0,70 miligramos por litro de sangre”, y que por lo tanto triplicaban el límite marcado para la conducción.
Durante el asalto a la vivienda, a la que accedieron “enseñando la placa”, según explican los Giménez, el agente encañonó al patriarca con un arma corta que “no era la reglamentaria”. Los atacantes reclamaban al rey 15.000 euros, apelando a una supuesta “deuda” contraída por uno de sus hijos con una tercera persona.
Los familiares de Morón aguardaron la resolución todo el día, de diez de la mañana a diez de la noche, en la plaza de los juzgados. A las puertas llegaron a congregarse un centenar de personas, de las que unos 20 eran guardias civiles. Los ánimos se habían ido encendiendo poco a poco, sobre todo después de que la esposa del líder gitano y sus hijos criticasen la “protección” brindada por sus compañeros al agente detenido, que “entró sin esposar” y al que mantuvieron “alejado de las cámaras”.
Cuando trascendió la decisión del juzgado, el ambiente se inflamó. Los calés mentaron la ley del “ojo por ojo”, incluso en un comunicado oficial difundido por la Sociedad Gitana en Galicia, y un enfrentamiento con el abogado de los imputados desembocó en tumulto. El final lo marcó la llegada de una ambulancia que se desplazó a la Praza da Inmaculada para atender de los golpes al letrado y a algún agente. Sin embargo, uno de los hijos de Morón, Sinaí Giménez, asegura que la trifulca empezó “porque el abogado, en actitud chulesca, escupió en el suelo al pasar delante de las mujeres gitanas”. Entonces, sigue, se desató una bronca en la que intervinieron los agentes y “el abogado cayó al tropezar con el bordillo, pero hizo la película y pidió asistencia médica”. Siempre según la versión de Giménez, secretario general de la Sociedad Gitana en Galicia, los suyos también llevaron golpes cuando acudieron a proteger a las mujeres: "Después de escupir el abogado, ellas le tiraron agua y huevos que habían comprado en Tui”, por lo que, “los guardias civiles las rodearon, y los hombres fuimos a defenderlas. A mí un guardia me dio varias veces en una pierna".
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