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Una comunión agitada

Un testimonio de la agresión relata que Navarro recibió dos golpes

Faltaban pocos minutos para que las campanas de la catedral del Sant Esperit de Terrassa tocaran la una de la tarde. Decenas de personas se agolpaban en la puerta. Unas salían de misa de 12, mientras que otras tantas esperaban para entrar. El templo acogía el domingo hasta 25 comuniones, entre ellas la de la sobrina de Pere Navarro. Los bastoners actuaban en la plaza Vella, centro neurálgico de la ciudad y donde se ubica la iglesia, cuando se produjeron unos empujones en la zona donde esperaban Pere Navarro y sus familiares. Por la espalda del líder de los socialistas apareció una mujer que le propinó un puñetazo en la nuca. Solo espetó “Bon dia, grandíssim fill de puta”. Navarro se giró y la agresora le propinó otro golpe, esta vez en plena cara, y salió veloz, metiéndose en la iglesia, según explica un familiar del político que presenció el suceso.

“La mujer vino flechada con muy mala baba hacia nosotros. Tenía más de 50 años, iba muy arreglada, muy bien peinada y lucía un anillo con un gran pedrusco”, relata el testigo. Todo pasó en apenas unos segundos y los presentes quedaron estupefactos. Navarro solo consiguió decirle “tranquila, señora” a su agresora. Familiares del político intentaron localizar después a la mujer, sin éxito, mientras los parroquianos que salían del templo “le daban la mano y le decían “no le hagas caso”.

El testigo explica que fue la mujer de Navarro la que le instó a en aquel momento a denunciar el hecho, pero él dudaba. “No lo sé, no sé por qué lo ha hecho”, recuerda su familiar que dijo Navarro. Finalmente informaron de la agresión al PSC de Terrassa.

El incidente fue el tema principal de la comida de celebración de la comunión. Navarro y su mujer admitieron que en los últimos meses notaban un clima “más enrarecido”. Algo que perciben en primera persona en Terrassa, ciudad de la que fue alcalde una década hasta 2012, cuando dimitió para dirigir el PSC. “Malas miradas o algún comentario de mal gusto” son algunas muestras de malestar recibidas en la calle, que Navarro atribuye a la “creciente tensión política”. En la reunión familiar también hubo espacio para la distensión. Navarro quiso quitarle hierro al asunto y le dijo bromeando a su sobrina: “Hoy nos han dado hostias a los dos”.

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