Costaleros de la corrupción
A Coruña rechaza el uso de porteadores municipales, implicados en el 'caso Pokémon' El Ayuntamiento gastó el año pasado 30.000 euros en 200 contratos que nadie vio
Llevar a hombros las pesadas figuras de santos y vírgenes en las procesiones de Semana Santa en A Coruña constituye toda una cantera pública de empleo en época de crisis, a tenor de las facturas abonadas por el Ayuntamiento. El equipo del alcalde, Carlos Negreira, del PP, gastó el pasado año en la contratación de costaleros más de la mitad de su presupuesto previsto para la celebración de esa festividad cristiana, según reflejan los expedientes municipales. De un total de 59.153 euros, pagó 29.663 a la empresa Sermasa —filial del grupo Vendex, principal implicado en la gran trama de corrupción de la Operación Pokémon que investiga una juez de Lugo— para contar con operarios-porteadores, hasta 207 en 12 días, a jornada completa. Es el triple de lo que solía gastar el Ayuntamiento hasta entonces en “personal de ayuda al montaje” durante estas festividades religiosas.
El problema reside en que todas las cofradías de A Coruña hicieron trizas la versión municipal al sostener que no pidieron ayuda al Ayuntamiento para portar los pasos y que nadie vio a esos costaleros. Todas aseguran que vírgenes y santos son llevados a hombros por cofrades o voluntarios “siempre de balde”. El único pago es “el honor y satisfacción de llevar el paso”, destacan. “Siempre pedimos y recibimos ayuda y colaboraciones de entidades privadas o públicas, entre ellas el Ayuntamiento, pero nunca en metálico”, asevera Salvador Peña, presidente de la Orden Tercera y de la junta de cofrades de la Semana Santa coruñesa. Y en todo caso, subraya, es el gobierno local, y no ellos el que tiene que fiscalizar el gasto público y explicar si pagó ese personal, cuánto y por qué. Para no involucrarse en casos de corrupción o polémicas sobre gastos públicos sin justificar, las cofradías decidieron este año rechazar la oferta del Ayuntamiento para enviarles refuerzos humanos en las cada vez más numerosas procesiones que se despliegan a diario esta semana por el casco histórico de A Coruña. “Siempre hubo respaldo institucional, pero nuestro papel es claro y no tenemos nada que ver con esta polémica”, insiste Peña. El fervor religioso en A Coruña, que lleva diez años intentando resucitar la celebración de la Semana Santa, incluso se benefició de la sospecha de corrupción que planea sobre el gasto municipal: “Hay un efecto rebote, mucha gente se volcó en participar y ayudarnos por eso de la polémica, saben que no hay dudas sobre nuestro trabajo y tenemos colas de voluntarios para colaborar con nosotros”.
Pese a las aseveraciones de los cofrades, el gobierno local no rectificó su versión de que se gastó en 2013 más del triple que otros años en contratar porteadores que nunca aparecieron por las procesiones. Fue el BNG quien destapó el caso al acceder a los expedientes municipales de gastos en Semana Santa en los últimos tres años, después de que la juez instructora del caso Pokémon tuviera bajo sospecha la de 2012, la primera organizada por el PP. De los 19 políticos y funcionarios de A Coruña imputados en el macrosumario, 12 son del Instituto Municipal de Espectáculos Coruñeses (ICME) que tiene por adjudicataria a Sermasa.
Hasta el pasado año, el acuerdo municipal con Sermasa para contratar “personal de ayuda al montaje” durante la Semana Santa era de unos 10.000 euros. El principal gasto público en esa festividad era el alquiler de escenarios, gradas y otras infraestructuras. Pero el pasado año, y pese a estar ya bajo sospecha los contratos con Vendex, se disparó la factura. El gobierno arguye que fue por culpa del aumento de procesiones y de pasos que había que portar, lo que niegan taxativamente las cofradías. El alcalde acusa a sus antecesores del bipartito PSOE-BNG de gastar de media un 17% más en celebrar la Semana Santa. Pero su gasto en personal de ayuda a las procesiones fue tres veces menor que el del PP.
Una celebración en auge
Creciente aunque tímida es la participación en la revitalizada Semana Santa de A Coruña. La ciudad está aún muy lejos de tener una festividad con tanto arraigo religioso y cultural como las de Ferrol o Viveiro. “Pero, sin querer competir, siendo mucho más modestos, buscamos tener nuestro sitio”, dicen las cofradías coruñesas.
Hace tan solo una década que la ciudad, de la mano de su exalcalde socialista y exembajador en el Vaticano Francisco Vázquez, vio resurgir, en su casco histórico, las procesiones. Acuden aún pocos fieles, pero se ha disparado el número. Tanto que ahora hay al menos una diaria durante toda la semana, o incluso hasta cuatro, como ocurrirá hoy. Y empieza a estar garantizado el relevo generacional, como destaca la directiva de la hermandad de Nuestra Señora del Mayor Dolor. Está integrada por cofrades de entre 20 y 36 años. La figura de la Virgen que llevarán hoy a hombros 16 personas estrena corona y trono, todo fruto de “compras y restauraciones pagadas con donaciones y actividades para recaudar fondos”, explica María Nazareth Cendán, “hermana en relaciones públicas”. “Dependemos de la generosidad de cofrades, familiares y amigos”, no del erario público, insiste.
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