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El Deportivo asume su hipoteca

El presidente del club coruñés presenta un plan de pagos para abonar 62 millones de euros a Hacienda en los próximos nueve años

El presidente de Deportivo
El presidente de Deportivo EUROPA PRESS

El Deportivo ya atisba el precio y los plazos para saldar la maravillosa epopeya futbolística que le llevó a desafiar a los grandes del continente futbolístico. No será barato ni sencillo y obligará además a una ampliación de capital de 6 millones de euros que puede comprometer que el control del club siga en poder de los accionistas minoritarios. “Abrimos una nueva etapa en la que sólo podemos gastar lo que ingresemos y una parte significativa irá destinada a pagar la fiesta que hemos vivido y a devolver el dinero que nos han prestado, unos de manera voluntaria y otros de forma involuntaria”, anunció Constantino Fernández Pico, el sucesor de Augusto César Lendoiro al frente del club coruñés.

Esta mañana presentó el acuerdo firmado por la entidad que preside con la Agencia Tributaria, un pacto que como primera consecuencia ha conseguido frenar los embargos que podían laminar la pervivencia del Deportivo una vez superada la fase de administración concursal. Hace diez años el Deportivo estaba en la cima, acababa de eliminar al Milán y esperaba al Oporto para tratar de clasificarse a la final de la Liga de Campeones. Pero bajo la alfombra del oropel latía ya una deuda millonaria y problemas de liquidez que propiciaron que el equipo bajase su nivel futbolístico y entrara en una espiral dramática que le obliga a abrir ahora un nuevo capítulo de su centenaria historia. “Tenemos que borrar la Champions de la cabeza y asumir la realidad que tenemos”, advierte Fernández.

La realidad casi calca las condiciones que fijó la Agencia Tributaria en el final del mandato de Lendoiro y que éste siempre consideró inasumibles. “Es un buen acuerdo, pero duro, no nos vamos a engañar”, asume Fernández Pico. El Deportivo tendrá que abonar a la Hacienda Pública 62,2 euros sin opción a quita, de los que casi veinte ya están embargados. Restarían 42,4 a pagar en dos cuotas por temporada, cada una de ellas de entre 2 y 2,5 millones de euros, la primera de ellas a partir de enero de 2015, una hipoteca que obliga en lo económico y en lo deportivo porque Fernández reconoce que el plan de pagos se vería muy comprometido sí el club, actualmente líder en Segunda División, pasa en el próximo decenio tres temporadas o más lejos de la primera categoría. En el peor de los casos se podrían ampliar tantos plazos como años éste en Segunda el equipo hasta un máximo de tres, pero lo previsto es que en julio de 2023 el Deportivo haya abonado su deuda a la Agencia Tributaria.

Pero son varias las cuentas pendientes y no acaban con el convenio con Hacienda, ni siquiera con el de acreedores firmado en enero pasado y que apenas supuso acordar una quita de un tercio sobre el pago de poco más de 30 millones de deuda ordinaria (el total a pagar entre ordinaria, subordinada y privilegada es de 160,4). Lendoiro había anunciado en su día un acuerdo con los bancos acreedores, a los que el Deportivo debe 36,4 millones de euros, del que a su marcha no hubo rastro. Ese pacto, según Fernández cerrado a falta de firma, está pendiente sobre todo de que Agencia Tributaria y las entidades financieras (NCG Banco y Banco Sabadell-Gallego) sustancien un litigio por el reparto de 22 millones de euros procedentes de derechos audiovisuales embargados en su día por Hacienda y sobre los que los bancos entienden que tienen derechos de prenda.

El Deportivo necesita dinero y Fernández Pico asume que hay que encontrarlo donde sea, incluso en el bolsillo de los aficionados, para los que lanza la posibilidad de acudir a una ampliación de capital fijada en 6 millones de euros, diez veces menos que la que intentó Lendoiro justo en aquel mágico interín entre Milán y Oporto y que fracasó con estrépito. “Estamos hablando de un esfuerzo de unos 46 euros por cada acción que se tenga ahora”, ilustra Fernández, partidario de mantener lo que tilda de “capitalismo popular” en cuanto a la estructura accionarial del club, extraordinariamente fragmentada. “Nos gusta, es algo que está arraigado y somos muchos los que estamos orgullosos de sentir que tenemos un trocito del Deportivo”, resume. Pero ese reparto tiene un porqué y un origen: lo ideó Lendoiro en 1992 cuando los clubes de fútbol tuvieron que dar el paso a sociedades anónimas deportivas. Entonces ofreció la posibilidad de que los suscriptores de acciones obtuvieran jugosos descuentos en los abonos de varias temporadas según el dinero que invirtiesen. En aquel génesis societario advirtió además que quienes no suscribiesen títulos no tendrían derecho preferencial al asiento que ocupaban en el estadio. La jugada la repitió con menor éxito en 2004, pero algunos como el propio Fernández Pico pueden dar fe de ella. “Ésta temporada he pagado tan sólo 18 euros por mi carnet de socio en la localidad más cara del estadio”, explica. Ese tipo de descuentos o financiaciones se han acabado. “En un banco la propiedad es de los accionista, no de quien tiene abierta una cuenta”.

El plan de los nuevos rectores del Deportivo es atraer dinero ofreciendo rigor más que carnets, gestión más que entradas gratuitas. Al poco de llegar descubrieron que en cada partido en Riazor entraban unas 4.000 personas sin pagar por diferentes convenios y acuerdos sin regular. “Esto es un espectáculo de pago, los artistas cobran y ahora nadie nos financia. No podemos generar más deuda”. La mochila ya está llena y con ella hay que subir a Primera. El técnico Fernando Vázquez, que presenció de principio a fin la exposición de su presidente, lo sabe. También conoce que si alguno de sus futbolistas sobresale estará automáticamente en el escaparate para tratar de amortizar la hipoteca. “No voy a decir que en el Deportivo éste todo en venta, pero casi”, sugiere Constantino Fernández.

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