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El orgullo de la experimentación

Una exposición recorre los 35 años de historia del Espai 13 de la Fundación Miró

La exposición con obras de Fina Miralles, Alberto Peral, Esther Ferrer, Perejaume y Jens Haaning.
La exposición con obras de Fina Miralles, Alberto Peral, Esther Ferrer, Perejaume y Jens Haaning.

Han sido necesarios 35 años para que las propuestas del Espai 13 de la Fundación Miró —nacido como Espai 10 (el numero corresponde a su situación logística)— dejaran el subterráneo para ocupar la grande sala reservada a las muestras temporales. Las 60 obras, que representan las 249 exposiciones organizadas en esta sala a lo largo de más de tres décadas, conforman Haber hecho un lugar donde los artistas tengan derechos a equivocarse. Historias del Espai 10 y el Espai 13 de la Fundación Joan Miró.“En el ensayo de metodologías y pautas creativas de artistas y comisarios, el error es una expectativa y un derecho”, asegura Manuel Segade, comisario de la muestra, abierta hasta el 25 de mayo, que repasa la excepcional trayectoria de esta sala.

La joven Lola Lasurt explora con pinturas y videos los rituales del recuerdo

Singular y atípico donde los haya, el Espai 13 ha conseguido mantener durante 35 años una programación coherente y continuada, alimentada por talentos locales e internacionales (en total 497 artistas, seleccionados por 30 jóvenes comisarios) y obras a menudo producidas especialmente para la ocasión. “La evolución del Espai 10, activo desde 1978 y el Espai 13 que tomó el relevo en 1989, constituye un laboratorio privilegiado para analizar la historia de movimientos y tendencias en el arte contemporáneo, así como para detectar las intersecciones entre diferentes generaciones y lenguajes”, indica Segade, que ha contado con la colaboración el artista Xabier Salaberria, autor de una estructura modular, que otorga unidad a los diversos relatos y al mismo tiempo privilegia la visión individual de las piezas.

La selección de Segade articula una colección efímera, que reúne la mayoría de los grandes nombres del arte catalán de estas tres décadas. Por aquel entonces se les consideraba emergentes y ahora ya forman parte de nuestra historia, como Jordi Colomer, Jaume Plensa, Perejaume y Esther Ferrer. Estos dos últimos han vuelto a realizar la instalación y la pintura mural que crearon respectivamente en 1991 y 1984. De artistas como Antoni Abad, Benet Rosell y Jordi Benito, queda la memoria fotográfica de las performances con que participaron y entre los extranjeros destaca Liza Lou con sus esculturas bordadas. El impacto visual del recorrido, que se abre con sendos poemas objeto de Brossa y Tàpies, dos artistas que desde el principio defendieron la importancia de un lugar para la experimentación en la Fundación, reconfirma la importancia del lugar en el hecho expositivo, y más tratándose de la luminosa planta libre de Josep Lluis Sert.

Mientras tanto en su emplazamiento habitual, el Espai 13 acaba de inaugurar la cuarta muestra del ciclo Arqueología preventiva. Rutas por la epidermis de la historia, que se enmarca en la conmemoración del tricentenario de 1714. La muestra Doble autorización de la joven catalana Lola Lasurt, abierta hasta el 24 de junio, explora con pinturas y vídeos los rituales del recuerdo, a través de dos conmemoraciones históricas: la reivindicación ciudadana de Mont-roig del Camp para dar el nombre de Joan Miró a la plaza principal y la diferente relación con el entorno de los monumentos que Bruselas y Barcelona han dedicado a Ferrer i Guardia, pedagogo y fundador de la Escuela Moderna.

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