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El ‘polbo’ molesta al alcalde

El regidor de O Carballiño mantiene el nombre de Festa do pulpo a pesar del criterio de la RAG

El alcalde de O Carballiño junto a Alfonso Rueda
El alcalde de O Carballiño junto a Alfonso Rueda NACHO GÓMEZ

En un pueblo del interior de Galicia, hace años que se cuece una guerra léxica entre calderos hirvientes, aceite de oliva y pimiento picante. Y eso que su protagonista viene del fondo del mar. Al cefalópodo más famoso le han salido dos padrinos: los del pulpo y los del polbo. Al frente de los primeros, Argimiro Marnotes, alcalde de O Carballiño e hincha mayor del cefalópodo cocinado a feira. Tan grande es su entusiasmo, que para las hemerotecas históricas ha quedado su imagen disfrazado de pulpo violeta de los pies a la cabeza. Pero a Marnotes el pulpo le sabe mejor en la lengua de Cervantes. Y por eso ha defendido que la Festa do Pulpo –una macroromería veraniega que reúne a decenas de miles de personas– se llama así porque en su pueblo hay pulpeiras y no polbeiras.

Su cruzada personal para que pulpo sea tan gallego como polbo derrapó hace unos días. En diciembre propuso a los académicos que ambas acepciones fuesen válidas, pero la Real Academia Galega (RAG) remató el debate el pasado fin de semana con un dictamen que ratifica polbo como “forma normativa recomendable”. Matizan los expertos que “no hay ninguna duda de que es voz patrimonial” que “está documentada ampliamente desde la época medieval y viva en el habla actual”. Aunque reconocen que pulpo es una forma “muy utilizada en el habla actual”, su verdadera e histórica galleguidad les suscita dudas. No así la del polbo que casi molesta al alcalde, ya que “presenta continuidad hacia el sur en el portugués polvo”, dicen.

La idea del alcalde no era excluyente. En su propuesta, basada en un informe del Instituto de Estudos Carballineses, reclamaba la admisión de ambos vocablos. Asegura Marnotes que existen documentos que demuestran que la palabra pulpo desembarcó en Galicia antes que la acepción normativa actual. Pero no hay léxico que valga. Marnotes ya ha dicho que él y muchos de sus vecinos seguirán llamando pulpo al bicho y la histórica romería que este año celebra su quincuagésima segunda edición tampoco mudará de piel: “Seguirá llamándose Festa del Pulpo, tal y como está registrada desde hace un año. Lo más importante es que O Carballiño sea reconocido en todo el mundo y con este nombre lo es”.

Esta enconada discusión léxico-gastronómica comenzó en 2008. Entonces el PSOE aún gobernaba en O Carballiño y el alcalde, Carlos Montes, tampoco comulgaba con los mandamientos del diccionario. La Dirección Xeral de Turismo exigía la denominación en gallego de la fiesta para concederle subvenciones. Pero el exalcalde, que es profesor de historia, ya aseveraba que existían documentos del siglo XIV donde a la merluza se le llamaba pescada y al pulpo, pulpo. La argumentación de socialistas y populares coincide en el fondo, aunque a los primeros, la polémica suscitada ahora les parece “ridícula”. Dicen que el debate solo aviva las ansias del alcalde del PP para salir en los medios de comunicación.

A los defensores del gallego más pulcro, la idea les ha provocado sarpullido. El BNG no ve sentido a la propuesta cuando ya hay una forma plenamente reconocida y la Mesa Pola Normalización Lingüística critica que se pretenda castrapizar el gallego. Tras conocer la sentencia de la Real Academia Galega, ya han pedido que se retire la denominación de la fiesta que perturba al diccionario. “No vamos a decirle a la gente cómo tiene que hablar gallego, pero tampoco vamos a dejar que cuatro señores o señoras intenten deformar o deturpar una lengua como la nuestra, a causa de intereses espurios”, explica la delegación de este colectivo en la comarca. De momento no han tenido éxito. “Aquí siempre fue pulpo” dijo el alcalde el día que presentó la solicitud a la RAG. Y así seguirá siendo a pesar del dictamen. Ahora Marnotes, incluso está dispuesto a agitar una iniciativa popular.

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