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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Recordando a Tete

Serrat, Mayte Martin, Horacio Fumero y Laura Simó recordaron a su amigo Tete Montoliu

Serrat cantaba Aquellas pequeñas cosas y, en la noche del jueves y en Jamboree, sus palabras no podían sonar más reales. Realmente un puñado de pequeñas cosas tenían totalmente a su merced a dos centenares de ciudadanos apretujados en el sótano de la plaza Reial. Pequeñas cosas posiblemente distintas para cada oyente pero igualmente importantes y todas girando alrededor de la figura de un pianista desaparecido hace casi diecisiete años pero que muchos, con razón, se niegan a olvidar: Tete Montoliu. Serrat cantaba en Jamboree, algo inusual para él y lo hacía por amor y la mayor parte del público estaba allí por ese mismo amor. Un acto sencillo, íntimo, sin bombo ni boato, que se debería repetir a menudo.

La de Jamboree fue una reunión de amigos pero hubo mucho más que besos y abrazos. Hubo recuerdos entrañables y, sobre todo, música, mucha música y de gran intensidad. Tete hubiera puesto cara de no estar contento porque, sobre el papel, no le gustaban este tipo de pesebres pero en su interior lo hubiera disfrutado y mucho, ¡vaya que sí!

Cerró la velada Serrat, magnífico de voz y sentimiento, acompañándose a la guitarra y con las espaldas cubiertas por su fiel Ricard Miralles en el piano (una pareja de hecho, como fueron presentados). Recordó cuando de niño conoció a Tete, cuando se fueron de gira juntos y lo mucho que le había ayudado. Seria fantàstic, M’en vaig a peu, Aquellas pequeñas cosas, Me gusta todo de ti, Pare, sonaron intensas en la cercanía, como pocas veces.

Un poco antes Mayte Martín había levantado de sus sillas al personal abriéndose en canal con un puñado de boleros de los que le gustaban a Tete. Contigo aprendí y Contigo en la distancia arrebataron suspiros como lo había conseguido Horacio Fumero cuando atacó en solitario el Jo vull que m’acariciis de Tete, un solo de contrabajo que le puso los pelos de punta más de uno. Laura Simó puso la nota estándar de la velada junto a Francesc Burrull, su Love for sale sobre un arreglo de Tete fue para el recuerdo. La sorpresa la firmó Lucía Fumero, una jovencísima pianista, atreviéndose, incluso, a plantarle cara a Mayte Martyn en terreno bolerista, el futuro está asegurado.

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