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El fiscal pide 39 años para los dueños del mayor alijo de heroína

El líder de la banda escondía la droga en un zulo oculto bajo capas de estiércol en la pocilga de la casa familiar de Tomiño

Mañana está previsto que se celebre en la sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra el juicio contra tres hombres acusados de integrar una red de narcotráfico que operaba entre la provincia de Pontevedra y Portugal, a la que la Fiscalía Antidroga considera responsable del mayor alijo de heroína incautado hasta ahora en Galicia (111 kilos de heroína aprehendidos). Además, junto a esto, las fuerzas de seguridad encontraron escondidas en unas cuadras de Tomiño, en la denominada Operación Jockey, 2,6 kilos de coca y 50 kilos de sustancia de corte.

Esta operación se inició en abril de 2011 por los equipos UCO y ECO de la Guardia Civil de Pontevedra en colaboración con la Polícia Judiciária de Oporto, bajo la coordinación del juzgado de Instrucción número 2 de Cambados. Los acusados que se sentarán el martes en el banquillo son José G.R., con antecedentes penales por narcotráfico; su sobrino, Roberto G.D.; y el ciudadano portugués Manuel Jorge D.S., también con antecedentes por tráfico de drogas. El fiscal solicita una pena de 16 años de cárcel para José G.R.; 12 para Manuel Jorge D.S. y 11 para Roberto G.D.

Según el escrito de acusación del fiscal antidroga de Pontevedra, Luis Uriarte, los procesados “en unión de otras personas que no han resultado identificadas”, formaban una organización criminal para el tráfico de heroína y cocaína en el sur de Pontevedra y norte de Portugal. Al frente de la banda “de estructura jerarquizada” estaba José G.R., propietario de un concesionario de A Guarda. Roberto G.D. hacía las entregas de droga y Jorge D.S. contactaba con los clientes y cerraba los acuerdos.

Uriarte propone una calificación alternativa en el caso de que el tribunal entienda que no formaban una organización: nueve años para los dos primeros y ocho para el último. El fiscal sostiene que en la organización existía una “estricta separación de cometidos y funciones” que tenía como fin entorpecer cualquier investigación. En el escrito de acusación figura que para ese estricto control se utilizaban numerosas líneas de móviles (se les incautaron 66 teléfonos), así como 18 coches con compartimentos estancos. Escondían la droga en tres zulos situados en las pocilgas y bajo varias capas de estiércol en Tomiño, en el domicilio de la madre del primero. El acusado simulaba que iba a visitarla cuando iba a por la droga.

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