Un maquinista declara que discutió con un cargo de Renfe del riesgo de Angrois
Su supuesto interlocutor, de Seguridad, dice que no le “consta” esa conversación
El 26 de diciembre de 2011, un año y medio antes del accidente de tren de Santiago en el que fallecieron 79 personas, un jefe de maquinistas de Ourense, José Ramón Iglesias Mazaira, alertó a su superior directo, José Luis Rodríguez Vilariño, de que la curva de Angrois podría estar insuficientemente señalizada. En días sucesivos reenvió esa apreciación a otros compañeros, entre ellos, asegura, a un miembro de la Gerencia de Seguridad en la Circulación de Renfe, Ángel Lluch, con el que dice que llegó a debatir la cuestión por teléfono.
Mazaira, Vilariño y Lluch comparecieron ayer ante el juez Luis Aláez durante siete horas, pero mientras el segundo admitió que recibió el correo de Mazaira y lo reenvió a otros superiores, el tercero se limitó a declarar que no le “consta” haber hablado con el maquinista jefe sobre la señalización. El conductor del Alvia, Francisco José Garzón, único imputado en el caso, circulaba despistado tras recibir una llamada telefónica del interventor del tren y no frenó a tiempo. Fue su abogado quien el pasado 15 de enero desveló la existencia de la alerta de Mazaira sobre Angrois en la que pedía “la implantación en la vía de señales de limitación” para “facilitar el cumplimiento de las velocidades máximas”, ya que la única existente estaba demasiado cerca de la curva y “de poco vale puesto que de no haber reducido previamente la velocidad nada se podrá hacer ya”. Esa advertencia, un año y medio antes, sobre el riesgo de un accidente como el que acabó ocurriendo echaría por tierra el argumento de Adif y Renfe, empresas públicas gestoras de vías y tren, respectivamente, de que era imposible preverlo.
Juez y abogados, según indican fuentes presentes en la sala, escucharon ayer cómo el maquinista jefe, Mazaira, ratificó los nombres de las personas a las que envío su aviso. Ante las críticas que le lanzó Renfe, que cree que “no lo planteó en los canales reglamentarios”, Mazaira manifestó su convencimiento de haber empleado los cauces adecuados al recurrir tanto a su superior directo, Vilariño, como a un miembro de la Gerencia de Seguridad, Lluch. Sobre su comunicación con este último, Mazaira aseguró que no solo le envió por correo su apreciación sino que incluso hablaron por teléfono sobre ella. En una de esas conversaciones, según el maquinista jefe, preguntó a Lluch sobre las repercusiones de su advertencia, pero este le habría contestado que no era necesario hacer nada en Angrois porque la reducción de velocidad que requería la curva ya estaba indicada en el Libro Horario que guía a los maquinistas a bordo. El propio Mazaira admitió que él entiende que la señalización que había era “conforme a la norma”, pero que lanzó su advertencia por considerar que, aunque se cumpliese el reglamento, podía haber riesgo.
En su comparecencia posterior a Mazaira, Lluch, “nervioso” según varios abogados presentes en la sala, se limitó a admitir que había mantenido varias conversaciones con el maquinista jefe, pero que no le “consta” que se hablase de la señalización. Aunque a preguntas del abogado de Garzón tampoco pudo descartarlo. Lluch ya había negado tener “constancia” del aviso de Mazaira el pasado 20 de enero, a preguntas de una investigación interna de Renfe, cuando también mostró su convencimiento de que la señalización de Angrois “se ajustaba a la normativa”. Sin embargo, al menos en su aviso por escrito, Mazaira no solo advertía de la señalización sino también de otro problema técnico luego sí solucionado y que la Gerencia de Seguridad, en la que trabajaba Lluch, recogió en un comunicado distribuido a todos los maquinistas cinco días después de que Mazaira le enviase el correo. Se abre así la duda sobre cómo es posible que el departamento de Lluch corrigiese una de las cuestiones, pero él no tenga “constancia” de que se le comunicase la otra. Según el tercer compareciente ayer, José Luis Rodríguez Vilariño, superior directo de Mazaira, en enero de 2012 este le informó de que había mantenido una conversación al respecto con Lluch.
Juez y peritos aceleran la instrucción
La instrucción del accidente de Angrois se ralentizó a finales del año pasado, cuando la Audiencia de A Coruña levantó la imputación a los directivos de Adif en los que el juez Aláez centraba su investigación al tiempo que la Xunta le obligaba a cambiar de peritos. Pero en el último mes los nuevos peritos se han visto ratificados tras resolverse varios recursos contra sus nombramientos, y el juez Aláez ha visto cómo el Poder Jucial ha aceptado que, tras otorgarle el traslado de juzgado que solicitó por motivos personales, siga instruyendo el accidente varios meses más. Durante ese tiempo, confían los abogados tanto de las víctimas como de Garzón, se podrá dar un impulso definitivo a la investigación.
Por lo pronto, tras las comparecencias de ayer, para el día 27 de este mismo mes el juez ya ha llamado a declarar también como testigos a cinco cargos de Adif. Quiere que le aclaren por qué en el Libro Horario que guiaba al maquinista aparecen indicados determinados sistemas de seguridad que en realidad no estaban activos. El juez también ha pedido a Adif, Renfe y Talgo que en diez días le entreguen abundante documentación, entre la que se encuentran los estudios de riesgos que se hubiesen realizado cuando, un año antes del accidente, se autorizó la desconexión a bordo de los Alvia del sistema de control constante de la velocidad, el ERTMS que sigue sin estar arreglado. Igualmente, ha pedido las certificaciones necesarias para poner en servicio tanto los trenes como las vías.
Mientras, los peritos avanzan con su análisis de la infraestructura, el tren y la señalización. Es un trabajo que varios abogados definían ayer como “clave” para “clarificar muchas cosas en un sentido u otro” en una investigación que consideran que está siendo llevada de forma “diligente y rápida” por el juez Aláez, según las palabras de Arturo González, representante de dos víctimas. El próximo martes, los peritos tienen previsto volver a analizar los restos del Alvia accidentado que siguen almacenados bajo custodia en Padrón.
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