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Picasso sin Picasso es Picasso

Una exposición explora la influencia del pintor en el arte contemporáneo

José Ángel Montañés
'Muere: Serie “El pueblo estadounidense' (1967), de Faith Ringgold, una de las obras inspiradas en el 'Guernica'.
'Muere: Serie “El pueblo estadounidense' (1967), de Faith Ringgold, una de las obras inspiradas en el 'Guernica'.

El movimiento se demuestra andando. Y la mejor manera de comprobar la influencia de Pablo Picasso en el arte contemporáneo es con exposiciones como Post-Picasso: Reacciones contemporáneas, inaugurada en el museo barcelonés del pintor (hasta el 29 de junio), en la que queda patente su pervivencia y su legado en autores que incluso no habían nacido cuando el malagueño murió hace ya 41 años. De entrada, llama la atención ver que no haya ninguna obra de Picasso en las tres plantas del palacio Finestres de la calle Montcada en la que se ha montado la exposición. No hacen falta: Sus obras y su presencia se intuye en cada una de las 58 pinturas, esculturas e instalaciones de los 41 artistas procedentes de África, Asia, Europa, Oriente Próximo Estados Unidos y Latinoamérica. Es el primer proyecto que explora el impacto de la obra de Picasso a escala global, sin fronteras, que ha comisariado Michael FitzGerald, catedrático de Bellas Artes del Trinity College, que ha materializado un encargo recibido por Pepe Serra, anterior director del centro (y ahora en el MNAC), y  que recogió el actual, Bernardo Laniado-Romero.

La obra de Basquiat en la que escribió siete veces el nombre de Picasso.
La obra de Basquiat en la que escribió siete veces el nombre de Picasso.

FitzGerald ha dividido la exposición en seis ámbitos que recorren todas las épocas del artistas, pasando por el cubismo, las épocas rosa y azul y el surrealismo.

Entre los autores de las obras que dialogan, interpelan, cuestionan o desmontan las pinturas del artista, están algunas figuras consagradas de la pintura actual como Jean-Michel Basquiat, George Baselitz, Jasper Johns, Andy Warhol, el grafitero Bansky o Sean Scully. En ellos la presencia del genio es directa, como en Cabeza según Picasso de Warhol (1985), que podría confundirse con una más de las obras de la serie Las Meninas, que se pueden ver en otra de las salas del museo; o el retrato de Basquiat (1984) en el que el pintor escribió el nombre del Picasso hasta en siete ocasiones. Otros, están en una capa más profunda, como en Urnas cinerarias (1988) de Baselitz en la que bebe de las cerámicas pintadas por Picasso en muchas de sus obras y que también creó a partir del barro.

Otros pintores son menos conocidos por el gran público, pero comienzan a tener un reconocimiento en el panorama artístico occidental. Muchos llegaron a Picasso sin apenas conocerlo. Es el caso del pintor sudanés Ibrahim el-Salahi —el primer artista africano al que la Tate Modern de Londres ha dedicado una retrospectiva—, con obras como Lo inevitable (1984), que pintó en 1985 tras su salida de la cárcel, y en la que los cuerpos torturados muestran la represión en su país durante la dictadura de Gaafar Nimeiri. En la obra la influencia del Guernica es patente. “El arte no conoce fronteras. Hacemos cosas que luego se parecen a otras cosas”, dijo ayer durante una mesa redonda en la que participaron cinco de los pintores y el comisario FitzGerald, que dejó claro que la exposición “no refleja la influencia de Picasso sino cómo estos han contestado a su legado”.

'Cabeza (segun Picasso)', de Warhol (1985).
'Cabeza (segun Picasso)', de Warhol (1985).

El Guernica también influyó de forma evidente en la enorme pintura realizada en 1967 por la norteamericana Faith Ringgold cuando representó las tensiones raciales en su país en Muere: Serie “El pueblo estadounidense”, en la que las bombas fueron sustituidas por balas a discreción.

Junto al Guernica, Les senyoretes d’Avinyó, es la obra que más han dialogado los artistas de los cinco continentes, según ha podido comprobar FitzGerald: “Picasso le debe mucho al arte africano y ahora este se inspira en Picaso”. Según el turco Bedri Baykam: “Las Demoisselles es la obra que más ha influido en otros artistas junto a La fuente, el urinario de Duchamp”. Es el caso del sudafricano Gavin Jantjes que representa máscaras y las mujeres de las Demoiselles. Por su parte, el chino Zhang Hongtu recordó ayer que la primera vez que oyó el nombre de Picasso fue en 1952. “Entonces era el camarada Picasso por que era miembro del Partido Comunista. Luego prohibieron sus pinturas y la primera vez que vi un original suyo fue en 1982, cuando llegué a Estados Unidos”, aseguró este pintor. Sus versiones de Mao, según Picasso que realizó en varias ocasiones, tienen mucho de los retratos de Jaqueline. En la exposición también se puede ver Nido de pájaro, al estilo cubista, pintado por él en 2008 que las autoridades chinas no quisieron exponer, pese a que se lo encargaron de cara a los juegos olímpicos que organizó ese país. “Después de 30 años la cultura está controlada y la censura sigue existiendo en China”, explicó.

Después de esta primera incursión en el legado pictórico de Picasso, están programadas otras dos muestras similares; una en el centro Georges Pompidou y otra en la Deichtorhallen de Hamburgo.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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