El silencio ‘abertzale’

La izquierda abertzale ni se atreve ni quiere denunciar los salvajes incidentes provocados en Bilbao por grupos de radicales en protesta por la política económica que refleja el Foro Global España 2014. No se siente concernida por esa fatal imagen de rabia diabólicamente expresada mediante el destrozo indiscriminado e irracional. Podría decirse que comparte este vandalismo, que entiende su fundamento pero también su brutal expresión. Tantos años de comprensión de la algarada sistematizada al final acaban imprimiendo carácter porque dejan huella.

Es fácil deducir que este silencio de todos los partidos que componen las distintas marcas electorales del independentismo vasco aliente con rapidez las voces de quienes todavía hoy siguen advirtiendo del largo camino que le resta a la izquierda abertzale para adecuarse a la democracia, fundamentalmente al respeto a los demás, a convivir entre credos diferentes.

Si desde el seno de EH Bildu es imposible arrancar una mínima denuncia hacia este rebrote clásico de kale borroka -incluso expresada con ese lenguaje críptico de muchos de sus comunicados poco comprometidos-, siguen teniendo un problema de credibilidad. Esta comprensión hacia el fanatismo les invalida para muchas de sus frecuentes acusaciones hacia un sistema democrático al que, por cierto, han decidido incorporarse después de comprobar el fracaso de su rumbo político anterior.Sin duda que les influirá su falta de adaptación.

Las escenas de estragos callejeros rescataron el lunes a los ojos de Europa pesadillas ya sufridas por este país, donde alevines terroristas volvieron a imponer como en los años del plomo su ley bajo la capucha y con el contenedor incendiado. Además lo hicieron con mucha más facilidad de la que podría presumirse teniendo enfrente al mayor, que no mejor, despliegue policial jamás conocido en Euskadi. Al menos esta vez, la izquierda abertzale no podrá acusar a la Ertzaintza de que repelieran brutalmente las agresiones sufridas. Los policías tenían órdenes de reprimirse para evitar males mayores. El Ayuntamiento de Bilbao y la infinidad de comercios pensarán muy distinto cuando vayan pagando las facturas de los incontables destrozos.