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Las cuevas ‘agrietan’ Navalcarnero

Las galerías horadadas por el Ayuntamiento, con un coste multimillonario, alarma a la villa La Comunidad investiga si la obra ha dañado edificios históricos

José Marcos
Acceso usado para sacar la tierra de las cuevas excavadas.
Acceso usado para sacar la tierra de las cuevas excavadas.SAMUEL SÁNCHEZ

Buena parte de los problemas de Navalcarnero saltan a la vista. Ahí están, al alcance de cualquiera, el esqueleto del polideportivo interrumpido a medias en 2008 tras una inversión de 10,5 millones de euros de dinero público; las conexiones pendientes con la carretera de Extremadura prometidas a los vecinos de los nuevos barrios construidos al son del ladrillo; o las obras paralizadas de la conexión ferroviaria con Móstoles. Con todo, los problemas de esta localidad de 26.000 habitantes no acaban en la superficie: Navalcarnero esconde bajo tierra uno de los proyectos más polémicos de Baltasar Santos (PP), alcalde desde 1995. El pueblo cuenta con una red histórica de cuevas bajo las viviendas, usadas tradicionalmente como almacenes.

Pero la polémica se concentra en el entramado de galerías bajo la plaza mayor, que según técnicos municipales no existía hace hace 10 años, cuando el alcalde se puso a horadar el subsuelo como un queso gruyère. La oposición critica la utilidad de una inversión que cifra en 25 millones de euros, cuando el Ayuntamiento ya suma una deuda de 250 millones “y subiendo”. Y cuestiona la antigüedad de las galerías, exigiendo un estudio que certifique a qué tiempo se remontan. El Ayuntamiento asegura que son “originales y existen desde hace 350 años”. Pero sus detractores denuncian además el peligro de derrumbe. Los trabajos, iniciados en 2004, están paralizados desde 2011 tras una denuncia presentada por el PSOE. La intención de Santos, del que cada vez más altos cargos del PP de Madrid recelan, es abrirlas esta primavera, pese a las grietas que presentan algunos de los edificios de la plaza. “Si esto no es de los túneles que ha excavado por debajo de mi casa, usted me dirá a qué se deben”, expresa Manuel Muñoz, uno de los propietarios perjudicados.

MARIANO ZAFRA / EL PAÍS

En el catastro de Ensenada de 1753 aparecen reseñadas más de 125 cuevas en la localidad (en la actualidad están catalogadas más de 200 en el casco histórico). La mayoría de los túneles fueron construidos por particulares bajo sus casas para utilizarlos como despensas para la matanza o bodegas para almacenar el vino. La versión del regidor, “una fantasía” para los partidos de la oposición —el PP cuenta con 12 ediles, por siete del PSM, uno de IU y otro del Partido Democrático Popular—, es que el entramado de galerías creció y creció hasta formar “un auténtico laberinto” en el que se podía ir “de una punta a otra” de Navalcarnero, al estar comunicadas entre sí. Así lo ha dicho Santos repetidas veces los últimos años. “Las cuevas que había eran antiguas fresqueras donde se guardaban víveres. Y no estaban unidas, en contra de lo que dice este señor... ¿Pero cómo iban a estarlo? ¿Para qué, para que te pudiera robar un vecino tus bienes y llevárselos a su casa a la otra punta de Navalcarnero?”, observa el portavoz socialista y anterior alcalde, José Luis Adell. Los levantamientos de planos topográficos encargados por el Ayuntamiento muestran la evolución reciente de las excavaciones bajo la Plaza de Segovia.

Grietas en la fachada de un edificio de la plaza de Segovia.
Grietas en la fachada de un edificio de la plaza de Segovia.SAMUEL SÁNCHEZ

Entre 2004 y 2011, Santos comenzó a realizar excavaciones bajo esta plaza y sus alrededores, uniendo las cuevas existentes con la finalidad de hacer un entramado de galerías de cara a explotarlas turísticamente. Lo hizo saltándose requisitos legales y técnicos: las obras se empezaron a realizar sin proyecto técnico; sin dirección facultativa realizada por técnicos competentes (las obras las ha llegado a dirigir un fontanero); sin coordinador de Seguridad y Salud; sin el pertinente estudio geotécnico; sin solicitar la autorización a la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad a pesar de ser una zona de especial protección de Patrimonio Histórico y declarada Bien de Interés Cultural (BIC); sin informes de las distintas empresas suministradoras de gas, alcantarillado y suministro de agua por dónde discurren sus instalaciones... “En definitiva, sin ninguna garantía de seguridad para personas y bienes, pues además de horadar el subsuelo de la plaza, invade el subsuelo de propiedades privadas, motivos por los que existen denuncias de particulares perjudicados al respecto”, interviene Juan Benito, del Partido Democrático Popular, una formación independiente que se define de centroderecha.

La oposición denuncia además que las obras fueron presupuestadas inicialmente mediante un informe (que no proyecto) de poco más de un millón de euros. La sospecha es que se haya destinado a las obras en las cuevas más de 25 millones, mediante el desvío de partidas económicas de otros proyectos municipales.

“Se ha hecho todo con los correspondientes permisos técnicos y arquitectónicos necesarios. No se ha realizado nada a la ligera, sino conforme a la ley y con la mejor voluntad”, sostiene un portavoz municipal del Ayuntamiento. Sin embargo, sus palabras chocan con la decisión del Gobierno de Ignacio González (PP) de proceder a la inspección “inminente” de varios edificios históricos de la localidad para comprobar si las obras realizadas en el subsuelo, concentradas en la Plaza de Segovia, han causado daños en las edificaciones aledañas y declaradas Bien de Interés Cultural. Así se lo comunicó la Comunidad al Ayuntamiento la semana pasada, dentro de una investigación abierta por la Dirección General de Patrimonio Histórico.

Una vez realizada la inspección, prevista a más tardar para esta semana, la Dirección General de Patrimonio Histórico decidirá si abre expediente sancionador contra el municipio. La multa podría alcanzar el millón de euros en caso de infracción muy grave —la cuantía a pagar en las leves es de hasta 60.000 euros y de hasta 300.000 en las graves—, cifra que podría incluso incrementarse “cuando el beneficio obtenido como consecuencia de la infracción sea mayor”, observan desde la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura que dirige Ana Isabel Mariño.

La Comunidad apunta que ha llevado a cabo diversas actuaciones desde que en 2011 recibió denuncias por las obras ordenadas por Santos sin la autorización de Patrimonio Histórico. Tras abrir diligencias previas y realizar inspecciones, estas actuaciones quedaron paralizadas ese año por la actuación judicial que obligó a Santos a detener las obras. Ahora, varias denuncias recibidas en enero han llevado al Ejecutivo autonómico a poner en marcha una nueva inspección “y determinar si se sanciona al Ayuntamiento”, apuntan desde el Gobierno madrileño.

Imagen que un afectado por las obras tomó de las cintas transportadoras bajo su casa.
Imagen que un afectado por las obras tomó de las cintas transportadoras bajo su casa.SAMUEL SÁNCHEZ

“Hemos trabajado en coordinación con la Comunidad, este Ayuntamiento no va a hacer nada que ponga en peligro el patrimonio que tenemos en la villa”, insisten desde el equipo del alcalde. En la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad “no hay constancia de solicitud de autorización” para las obras realizadas.

Así consta en un informe fechado en octubre de 2011, firmado por el jefe de Protección del Patrimonio Histórico, Nicolás Benet, y la subdirectora general de Protección y Conservación, Ana de Miguel Cabrera, en el que se señala “la falta de documentación relativa a dichas intervenciones”.

El informe se produjo a raíz de la denuncia presentada por el Grupo Municipal Socialista, en la que advertían que las obras consistían en “rehabilitar, adecuar y conectar tales cuevas mediante la excavación y trazado de nuevas galerías que o bien eran inexistentes o bien que hace muchos años que estaban cegadas por derrumbes”. También se indicaba que las citadas obras “pueden ser la causa” de las grietas en el número 2 de la fachada de la Plaza de Segovia denunciadas por su propietario, Manuel Muñoz.

A raíz de la denuncia del PSM en el Juzgado número 4 de Navalcarnero, el alcalde, el arquitecto municipal, la interventora municipal y el perito industrial municipal declararon en calidad de imputados. Santos aseguró que las obras se ciñeron a trabajos de limpieza, rehabilitación, adecuación y conservación. “No se ha hecho ninguna cueva nueva, lo que pasa es que ha habido vecinos que han cedido las suyas para que el recorrido sea más amplio”, se enrocan en el equipo del alcalde.

Pese a tales afirmaciones, el informe de Intervención Municipal de 3 de junio de 2004 y los contratos laborales hablan textualmente de la “rehabilitación de las cuevas existentes en la Plaza de Segovia y ejecución de nuevos tramos”. Otros documentos aprobados por la Junta de Gobierno explicitan también en qué consistían los trabajos en el infra-Navalcarnero: “Construcción y consolidación de una cueva principal y su unión con otras cercanas”.

“No se sostiene que fueran labores de limpieza”, rechaza Muñoz. Tras alquilar durante años su inmueble al Gobierno local con una antigüedad de 500 años como el antiguo ayuntamiento, del que es vecino, se lo encontró con varios agujeros “enormes” en la planta baja que daban al subsuelo. Bajo él, fotografió las cintas transportadoras que se usaron para sacar toneladas de tierra.

Detrás de su casa, en un patio de propiedad municipal, se distingue un acceso, del tamaño de una boca de metro, a las galerías. “Por ahí sacaban tierra y más tierra”, denuncia Muñoz, que en varias ocasiones ha acudido al pleno del Ayuntamiento para exponer sus problemas. Sin resultado. El volumen estimado de tierras extraídas en “labores de limpieza” es de unos 4.200 metros cúbicos. En un camión volcador normal, entran seis metros cúbicos de relleno, arena o piedra, equivalente a la capacidad de 700 camiones. Demasiado para una mera limpieza.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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