El chófer millonario ourensano fue asesinado por su familia
El jurado popular declara culpables a la esposa, la hija y el yerno de Bernardino Pousa Pagaron a un sicario que lo mató para no perder la herencia.
Su propia familia acabó con él. A Bernardino Pousa, el conductor de autobús de Verín que atesoraba un patrimonio de un millón de euros, lo mató un sicario portugués por orden de su propia familia. Se iba a divorciar y a cambiar la herencia así que esposa, hija y yerno urdieron un plan para matarlo. Les movió un móvil “económico-pasional” porque la víctima mantenía una nueva relación sentimental y su esposa no quería que “esa zorra se quedase con lo que es mío”. El jurado popular ha declarado culpables a los cuatro acusados: Dolores Álvarez (esposa), Mª Ángeles Pousa (hija), Alberto Vázquez (novio de la hija) e Ilidio Magalhaes (sicario). Aunque el exnovio de la hija fue el que encontró y contrató al sicario en un puticlub, ha quedado probado que fueron las dos mujeres las que movieron los hilos del perverso crimen.
Tras cuatro intentos frustrados, al quinto y un día antes de que presentase la demanda de divorcio, el sicario portugués provocó al chófer un traumatismo craneoencefálico severo asestándole casi una treintena de golpes en la cabeza con una tubería de hierro. Lo atacó por la espalda en plena noche, dentro de las cocheras de la empresa de autobuses tras esperarle escondido en la oscuridad de la noche. También le rajó el cuello con un cuchillo aunque esta herida no fue determinante para la muerte. La víctima se defendió. Según los forenses presentaba seis heridas propias de la acción de defensa, pero su lucha no le sirvió de nada. El plan tampoco les servirá a las mujeres para heredar el abultado patrimonio, ya que una condena por asesinato es causa de desheredación.
El jurado ha considerado determinante la declaración del exnovio una vez detenido, aunque no ha creído ni una palabra del arrepentimiento que expresó durante el juicio. Incluso llegó a pedir perdón a la familia. Por eso, su defensa ha solicitado una condena por homicidio con atenuante de colaboración y no la de asesinato, que elevaría la pena hasta los 17 años que reclaman las acusaciones. Para madre e hija piden 20 y para el sicario 22. Todos ellos llevan en prisión preventiva casi dos años. La Audiencia de Ourense deberá dictar ahora la sentencia que determine las penas para los implicados.
Acusaciones desde el banquillo
Durante los tres días de juicio, los acusados abrieron el ventilador y cargaron contra sus vecinos de banquillo. La defensa de la esposa señaló al yerno y cargó duramente contra la investigación policial. “La Guardia Civil construyó una historia falsa para implicar a todo el núcleo familiar” aseveró el letrado. “Todo es un castillo de naipes que no se sostiene” insistió. Incluso acusó a los investigadores de “moldear” la declaración policial del yerno con mentiras. Y es que la Guardia Civil implicó a la esposa tras la detención del yerno. Anteriormente no aparecía en la instrucción. Pero su versión de los hechos no caló. La defensa de la hija trató de lavar la imagen de mujer “gastadora y caprichosa” dibujada por las acusaciones. “Los pecados de Ángeles son otros” matizó. También apuntó a su expareja como responsable único del crimen, algo que el jurado no ha considerado probado.
El yerno del asesinado aceptó su implicación a través de un homicidio. Negó haber sido el único maquinador del crimen y señaló a su expareja y a la madre de ésta como inductoras del plan asesino. Es al único al que han creído en parte. El sicario también reconoció su participación “en la justa medida”. Redujo su implicación a dos golpes que no le habrían causado la muerte: “Estamos ante un delito de lesiones y si procede en concurso con homicidio imprudente” dijo su abogada. Tampoco convenció al jurado. Las acusaciones formuladas por un hermano y los nietos de la víctima, así como por la fiscalía, sostuvieron en todo momento que la familia se confabuló para contratar al sicario que finalmente acabó con el chófer millonario por celos y dinero.
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