El asombroso 2014
Cataluña tiene una identidad tan acusada, se merece tanto la independencia, que quien realmente gobierna es el jefe de la oposición
Sabíamos que durante este año de gracia iban a pasar cosas sorprendentes en Cataluña. Aunque pensaba que no tantas. Cada vez estoy más asombrado.
No me digan que no tiene gracia que el señor Homs, portavoz del Govern, diga ahora que el derecho a decidir de los catalanes no es tal sino que en realidad los que tienen que decidir son todos los españoles. La verdad es que no le falta razón, así es según la Constitución y la ley, pero como no estamos acostumbrados a esta finura jurídica comprendan ustedes mi extrañeza. Menos mal que el propio Artur Mas salió al día siguiente para rectificarlo. Todo volvía a su cauce, previa llamada, supongo, del amigo Junqueras, el jefe de verdad, es decir, el jefe de la oposición parlamentaria. Porque supongo saben que Cataluña es tan especial, tiene una identidad tan acusada, se merece tanto la independencia, que el que realmente gobierna ostenta el título de jefe de la oposición. En la historia universal del disparate nos dedicaran unas cuantas páginas.
Aunque algunos historiadores están un poco hartos, me refiero a historiadores extranjeros, claro. Porque algunos de los de aquí están saciados, ya no pueden más, todo el día acompañando a comer y cenar a visitantes extranjeros que quieren comprobar in situ las perversidades cometidas por los españoles en estos últimos 300 años, ni uno más ni uno menos, el suculento placer de los números redondos. Pero, como digo, algunos historiadores extranjeros andan algo moscas: dicen que les han engañado, que les han dicho que colaboren en la revista Sàpiens diciéndoles que era de divulgación histórica y se han encontrado con la sorpresa de que se trataba de un panfletillo nacionalista de baja estofa.
Este es el caso de Pedro Cardim, prestigioso profesor de Historia Moderna en la Universidad Nueva de Lisboa. En una información que firma Manel Manchón en Economista Digital de ayer, Cardim está molesto, en concreto “estupefacto e indignado”, porque le entrevistaron en Sàpiens para “un manifiesto político a favor de la independencia de Cataluña” en lugar de, tal como le habían informado, para una revista de divulgación histórica. Por esta razón se ha negado a participar en dos actos académicos (sic) en la Universidad Pompeu Fabra y en el Institut d'Estudis Catalans, a los que se había comprometido. Parece que otros dos historiadores, el británico Christophers Storrs y el austríaco Friedrich Edelmayer, también están irritados por las mismas razones. Gracias a nuestros boy scouts el prestigio de Cataluña está creciendo enormemente.
La preocupación de los trabajadores de TV-3 es otra, de muy distinto carácter, algo más egocéntrica. Lo que les preocupa son ellos, sus problemas, su huelga
Pero lo más sorprendente ha sucedido en TV-3, la nuestra. Como saben si suelen verla, estos días andan con huelgas. Y la semana pasada, su Consell Professional, un organismo encargado de velar por las buenas prácticas periodísticas compuesto por periodistas de la casa, ha dimitido en pleno. Pensarán quizás, ya que tiene tan alta función este Consell, que ha dimitido porque la información política es sectaria, los debates monocolores, más parecidos a un coro bien afinado que al lógico contraste de opiniones distintas y bien argumentadas. O tal vez piensen que estos profesionales tan responsables protestan porque hasta en los culebrones y los programas infantiles, e incluso en el fútbol, se infiltra la ideología que más gusta a los señoritos que mandan en aquel cotarro. En fin, que están contra las malas prácticas periodísticas.
Pues no, se equivocan. Su preocupación es otra, de muy distinto carácter, algo más egocéntrica. Lo que les preocupa son ellos, sus problemas, su huelga. Por fin estos profesionales se han dado cuenta que TV-3 comete algún error, tiene algún defecto. No queden pasmados, amigos lectores, les voy explicando todo esto muy lentamente para que nos les dé un ataque de vergüenza ajena. Este consejo de profesionales al parecer se ha caído del guindo y creen que en TV-3 hay “opacidad informativa”. ¡Bien, por fin!, pensarán algunos que hace muchos años ya la percibían. Ahora en el Consell ha entrado gente honesta, periodistas objetivos y neutrales, es decir, periodistas.
Pues no, van errados, queridos lectores. Han dimitido todos porque la información opaca se refería a su huelga, a la huelga que hacen estos días de forma alternativa en la televisión catalana. Por una vez, y si no es así que nos lo cuenten, se han dado cuenta que en la tele donde trabajan “solo ofrecieron una información dictada por la dirección que no respondía a criterios profesionales” y, en el colmo del cinismo, exigen que TV-3 emita una “información completa”. Hombre, por algo se empieza: ¡adelante! Quizás a partir de ahora se fijen en otras cosas sobre las cuales la información también esté dictada por la dirección y sea incompleta. Juraría que yo me he dado cuenta de ello muchas veces.
Este 2014 es maravilloso. Nos falta un buen cronista para relatar este año. Ya tengo título: La Nación de los prodigios. Venga, Eduardo, ¡por qué no te animas!
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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