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El fenómeno Bustamante, a pesar suyo

Crece el reconocimiento del veterano cantautor valenciano a raíz del documental sobre su vida

Bustamante junto a su guitarra.
Bustamante junto a su guitarra.

La noche del viernes, unos cuantos músicos y amigos celebraban en la sala Matisse de Valencia el 33 aniversario del disco Cambrers. ¿Treinta y tres, dice? No es corriente celebrar un trigésimo tercer aniversario de algo. Pero es que su autor no es corriente. Julio Balanzá, de nombre artístico Bustamante, tiene 62 años y lleva toda la vida haciendo música y dibujos mientras pasea por Valencia. Vive de forma austera desde antes de que esta pauta severa se generalizase en el país. No hay tantos personajes que respondan a esta descripción, pero se convierte en un caso insólito cuando le añadimos la capacidad de seducción creciente sobre músicos mucho más jóvenes. Y si se agregan públicos nuevos a los que su figura resulta atractiva por un premiado documental de 90 minutos hecho por fans catalanes, se puede comenzar a hablar del fenómeno Bustamante, a pesar suyo.

“Él no lo veía muy claro al principio, no se sentía cómodo como protagonista”, recuerda Pep Garrido, guionista y realizador, que además es músico, de Bustamante Perkins. “Luego se abandonó a nuestra confianza, pero cuando lo vio en pantalla grande volvió la incomodidad y la desconfianza; le cuesta ser el centro de atención y al final creo que lo acepta como una película de ficción”. La película se llevó el premio del público en el festival internacional de documental musical In-Edit, de Barcelona. El certamen cerró su undécima edición con 30.000 espectadores, según los datos oficiales. Luego llegó como uno de los materiales más esperados a Dock of the Bay, el Festival de Cine Documental Musical de San Sebastián. “Uno de los organizadores se compró tres discos después de verlo”, comenta Xesc Cabot, coautor.

“A mí me gustaba Cambrers y sus primeros discos, como Cargo de mí, en Barcelona no había cosas así”, explica Cabot, bajista del grupo Fred I Son, que actuó el viernes en el concierto aniversario del primer disco, además de actor en la serie de TV3 Pop ràpid. Cabot descubrió la canción Avions al realizador de la serie, que se enamoró de ella y decidieron que Bustamante debía tocar en persona en Pop ràpid. Cuando se lo propusieron por teléfono, el autor no entendía nada, pero acabó aceptando y no solo el grupo le acompañó en la grabación sino también en un concierto que le montaron en la sala Heliogábalo, para que le compensara el viaje.

Conocer en persona a Julio Balanzá fue definitivo para Cabot. “No se encuentran normalmente artistas así”, asegura. “Me encontré otros grupos que lo conocían y les gustaban cosas diferentes de su música”, recuerda. Él y su grupo, Fred I Son, montaron el concierto de homenaje Bustamante i amics, en la sala Villarroel de Barcelona, con 11 bandas jóvenes. En Madrid hubo otro equivalente, en Siroco, con grupos como Alondra Bentley y Dwomo, y lo mismo en Valencia, con Maderita y La Gran Alianza entre otros. Maderita es el combo surgido de la admiración de los jóvenes músicos de Ciudadano por Bustamante, sobre todo a raíz de la canción Hablando de Van Morrison. Y la Gran Alianza ha hecho un álbum con canciones suyas. “Es fácil a los músicos jóvenes relacionarse con él porque las relaciones son horizontales y creativas, nada más”, señala Garrido.

“Al venir a Valencia a tocar con él y ver cómo vivía, supimos que ahí había un retrato cinematográfico posible, personal y ligado a la música”, recuerda Xesc Cabot. “Lo que más pesa en el documental es la fe total en lo que hace y cómo lo explica”, subraya.

Junto al seguimiento de los pequeños detalles de su vida cotidiana en una atmósfera inequívocamente mediterránea, en Bustamante Perkins aparecen diversos testimonios. El documental, que concluye con una canción inédita (prepara un nuevo álbum para este año), se podrá ver en la SGAE de Valencia el jueves que viene.

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