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Vírgenes impresas en 3D

El Museo de Vic celebra una jornada sobre esta tecnología en el patrimonio

José Ángel Montañés
La escultura original retirada de la calle de Vic y su copia impresa.
La escultura original retirada de la calle de Vic y su copia impresa.MEV

Algunas de las personas que pasan por delante de la Virgen situada en una hornacina de la calle Mare de Déu de les Neus de Vic (Osona) se santiguan. Seguro que desconocen que la talla no es la original gótica, sino una copia realizada… con una impresora de 3D. El Ayuntamiento de la ciudad decidió retirar en 2008 la original deteriorada por la contaminación y la climatología tan contrastada de la capital de Osona y depositarla en el Museo Episcopal de Vic (MEV). En su lugar se creó una copia tras digitalizarla. Y lo hizo con una de las últimas tecnologías del mercado. No es la única. En Boixadors, en la comarca de la Anoia, el obispo de Vic consagró para el culto la nueva imagen de la Virgen de Boixadors de la parroquia de Sant Pere, impresa a partir del escaneado de la original de alabastro policromado del siglo XIV, una de las escultoras góticas más destacadas que desde hace años expone el museo de Vic.

La demanda de copias de obras de arte para devolverlas a su lugar de origen es una de las principales razones que ha llevado a este museo a utilizar nuevas tecnologías, sobre todo la digitalización en 3D; una técnica inocua para la obra que no requiere manipularla y se realiza mediante proyecciones de luz, y ahora su impresión. Y es que más allá de sus usos industriales y algún que otro medio delictivo, como la impresión de armas de fuego, las impresoras 3D son unos artilugios que, con seguridad, acabarán conquistando los hogares y modificando nuestros usos. La jornada Imprimir un museo. los retos de los museos ante el conocimiento abierto: las impresoras 3D, analizará este jueves el futuro que abre estas nuevas tecnologías en el patrimonio.

Detalle de la réplica de la virgen de Vic.
Detalle de la réplica de la virgen de Vic.MEV

“Con las nuevas impresoras se pueden crear réplicas para el lugar de origen de las obras; porque las obras ya no están allí o porque el original presenta problemas de conservación; se podrán hacer copias de diferentes tamaños para las tiendas de los museos, ayudará a realizar restauraciones, incluso reintegraciones volumétricas, hacer modelos que sirvan para ensayar materiales o procedimientos antes de actuar sobre la pieza original”, explica Carme Comas, jefa del Área de Difusión del MEV e impulsora de la jornada. Comas está convencida de las posibilidades de las nuevas impresoras en el campo de la educación, ya que permitirán una mayor accesibilidad, sobre todo para colectivos con problemas y aumentará la divulgación del patrimonio en general.

Pronto se instalará en Sant Joan de les Abadeses la reproducción de un enorme retablo de la Pasión creado por el escultor Bernat Saulet en el siglo XIV en alabastro y vidrio que ingresó en el MEV en 1889. Una obra compleja que ha comportado reproducir los 20 registros de 50x50 centímetros (cada uno escaneado a muy alta resolución durante unas cuatro horas) cuyo coste ha pagado el obispado de Vic. En el caso del enorme retablo gótico pintado por Ramon Mur en Santa Maria de Guimerà se utilizó una técnica mixta: Las molduras y la estructura se digitalizó en 3D y lo paneles pintados se reprodujeron en papel gel, una técnica que se emplea para reproducir pinturas románicas murales.

El museo de Vic lleva digitalizando sus fondos desde 2006 y creando facsímiles de algunas de sus obras. En 2008, aprovechando una exposición en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) escaneó tres relieves del siglo XII de la portalada románica de la catedral de Vic que habían viajado de Londres, Lyon y Kansas, respectivamente, para la exposición, con el fin de conservar toda la información. "Durante la jornada se imprimirá uno de ellos como demostración", explica Comas.

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Más allá del culto, muchas de la copias tienen un fin turístico. Es el caso de la reproducción en 3D de las famosas pinturas románicas de Sant Climent de Taüll. Los originales están desde hace casi un siglo en el MNAC, mientras que desde noviembre, el interior de la iglesia ha recuperado el aspecto que tenía en el siglo XII mediante la proyección de las pinturas en las paredes. Es un ábside románico virtual.

Pero los cambios son todavía mayores. Los ficheros digitalizados se pueden enviar por correo electrónico o descargar de la nube. "Las impresoras caseras tienen un coste alto, alrededor de unos 2.000 euros, y permiten imprimir solo piezas de unos 25 centímetros", explica Carlos Camí, director de la empresa barcelonesa NUB 3D que ha digitalizado las obras del MEV y de otros museos, que también participará en la jornada. Para Camí, los peligros de que el mercado se llene de copias que quieran pasar por auténticas están controlados. "La globalización de la impresión en 3D en pequeño tamaño creará piezas de poca resolución, porque los ficheros son pequeños, otra cosa es el peligro del control del fichero, que siempre lo tendrá el museo", explica Camí.

El MEV ha establecido un protocolo por el que todas las nuevas obras son un 5% más pequeñas, se han de realizar en un material diferente al original, llevar una marca que las identifica como copias y se han de asociar al expediente de la obra original. A partir de muy poco, tras visitar un museo será posible en vez de un poster o una postal comprar una copia de una de las obras y colocarla en una estantería. Y si no, hacerlo en casa. Ya se han vendido más de 50.000 impresoras 3D en todo el mundo que permiten hacer objetos gracias a la inyección de plástico líquido o polvo de arena. El pasado año su venta aumentó un 50% y no ha hecho nada más que empezar. En España, las primeras empezaron a comercializarse en septiembre en unos grandes almacenes de electrodomésticos. "La era digital abre unas posibilidades diferentes ya que ponen el contenido de los museos a nivel mundial. Es un cambio paradigmático y habrá que acabar definiendo cómo se gestiona todo eso", concluye Comas.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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