Una empleada de la trama que saqueó la cooperación debilita la defensa de Blasco
"El Conill es Blasco", afirma, confirmando la estrecha relación del exconsejero y el cabecilla de la red
Maribel Castillo, que fue empleada de la trama que saqueó las ayudas valencianas al Tercer Mundo ha dañado seriamente este martes la defensa del ocho veces consejero y exportavoz parlamentario del PP Rafael Blasco en el juicio que se está celebrando en el Tribunal Superior valenciano. Castillo, a quien en una de las conversaciones intervenidas por la policía se le escucha comentar con su marido que están a la espera de conocer el nuevo destino político de Blasco para cerrar el "chiringuito" montado en torno al mundo de las ONG y abrir otro, confirmó ayer el significado exacto que la Fiscalía Anticorrupción atribuye a sus palabras: una prueba de que la trama estaba íntimamente unida a Blasco, que habría sido su "director", y que se dedicó a seguirle por los muy diversos departamentos de la Generalitat que dirigió obteniendo de casi todos ellos cuantiosos contratos públicos.
Castillo, a preguntas de la defensa de Blasco, ha hecho otro flaco favor al exconsejero al asegurar que el consejero y el cabecilla de la parte civil de la trama, César Augusto Tauroni, comieron juntos "en su casa de Alzira". Tanto Blasco como Tauroni han pretendido durante toda la investigación y el juicio que su relación era profesional, o como mucho con cierto nivel "amistoso", pero en ningún caso personal, como apuntan los almuerzos en el domicilio del otro.
La empleada también ha debilitado en un tercer punto la defensa de Blasco, al confirmar que Tauroni solía llamarle Conill (conejo). El nombre en clave con el que según la policía y la fiscalía la red corrupta se refería al exconsejero para enmascarar su nombre. Hay numerosas conversaciones comprometedoras para Blasco cuyo peso en el juicio dependen de que se considere acreditado que Conill era el apelativo con el que se referían a él.
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