El mejor retrato del mundo actual, en el centro de Valencia
La imágenes ganadoras del World Press Photo 2013 se exponen en la Fundación Chirivella Soriano
La fuerza del material gráfico que desde ayer se expone en el Palau de Valeriola, sede de la Fundación Chirivella Soriano, es de tal magnitud que prácticamente cualquiera de las más de 140 fotografías que integran la World Press Photo 13 da para un coloquio o una charla. Por eso, a lo largo del recorrido, Erik de Kruijf y Pablo Brezo solo se detuvieron en unas pocas que servían para reflejar el espíritu de la "la mejor selección de fotografías de periodismo de todo el mundo", como Manuel Chirivella, presidente de la fundación anfitriona, se encargó de recordar.
La primera y principal es la instantánea de un funeral en Gaza que hizo el sueco Paul Hansen y ha merecido la World Press Photo of the Year. Aparte de la fuerza intrínseca de ese puñado de hombres airados y doloridos que, en primer plano, portan los cadáveres de dos niños a través de una calle angosta, la foto representa el debate sobre los límites en la manipulación de la fotografía. La foto salió airosa del debate puesto que mereció el premio principal, pero estuvo en tela de juicio por el trabajo de postproducción posterior que permite la tecnología digital y que, en este caso, al parecer, tan solo afectó al manejo de la luz.
No hay una respuesta tajante a la pregunta de qué retoques son aceptables y cuáles no, vino a decir De Kruijf, portavoz de la World Press Photo Foundation. En lo que sí hay consenso absoluto es que no se pueden añadir ni quitar elementos de la imagen original. El caso, es que, recordó, a raíz del debate suscitado por la foto de Hansen se han tomado medidas. La principal, es que el jurado del concurso que alimenta esta exposición internacional dispondrá de los archivos Raw (o sea, el formato de Imagen sin modificaciones) para juzgar el trabajo de los profesionales.
Algunas imágenes eran tan ajenas a las modificaciones o los retoques que habían conseguido menciones especiales sólo por su contenido, algo que, subrayó el experto holandés, también interesa a la organización. Era el caso de una tríada de fotos (las tres de Oriente Medio), que representaban, sugirió, la capacidad de innovación de los seres humanos en las técnicas para torturar a sus semejantes.
Entre las varias secciones, hay una dedicada a la vida cotidiana. Allí resplandecía un pequeño grupo de imágenes con mujeres somalíes como protagonistas. La central, las retrata jugando un partido de baloncesto, algo que a ella les encanta pero no a los miembros de Al Queda. Por eso, en primer plano, un hombre vigila el partido fusil en mano. El autor donó los 1.500 euros del premio a las mujeres somalíes para que sigan practicando ese deporte tan, en este caso, peligroso.
Ni qué decir tiene que los aficionados se pueden recrear con fotografías menos duras o siniestras, imágenes de familias en situaciones insospechadas, animales en su medio natural, vigorosas escenas deportivas, etcétera. Valencia es una de las 100 ciudades del mundo donde se puede ver esta exposición, por segundo año consecutivo, tras pasar por Madrid y Barcelona. En la Fundación Chirivella Soriano acarician la posibilidad de que la próxima se anticipe a estas dos ciudades y sea Valencia la primera ciudad española en presentarla. En ese caso, se celebraría el próximo mes de octubre.
Pablo Brezo, presidente de la Fundación DoctorNopo y director del proyecto, destacó como novedad que en esta edición se pueden ver en el Kiosko Digital de la muestra los premios multimedia del concurso, a través de ordenador. En un sentido más amplio, De Kruijf señaló entre los cambios de tendencia que se detectan a través del World Press Photo el desvanecimiento de las fronteras entre el arte y el periodismo. La belleza del documento, en otras palabras.
Entre los actos paralelos a la exposición, el próximo día 6 de febrero se celebrará en la Facultad de Filología de la Universitat de València un debate sobre Periodismo, derecho a la información y libertad de expresión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.