Las facturas salen del cajón, pero se deben
El gasto en farmacia y sanidad abre un agujero de 2.595 millones de euros
"La Sindicatura de Comptes ha destacado en su informe que por primera vez la Generalitat no tiene facturas en los cajones". El consejero de Hacienda y Administración Pública, Juan Carlos Moragues, que compareció ante los periodistas tras el pleno del Consell, se mostró satisfecho de estar cumpliendo las recomendaciones del organismo fiscalizador. "Es la primera vez que no existen obligaciones no reconocidas contablemente, lo que se conoce como facturas en los cajones", insistió. Pero ello no quiere decir que no se deban.
En efecto, ahora las "facturas no reconocidas en el presupuesto" han pasado del cajón a una cuenta. El informe de la Sindicatura revela que en el presupuesto de 2012 se reconocieron obligaciones de gasto farmacéutico de agosto a diciembre del año anterior por 479,4 millones de euros pero las de septiembre a diciembre de 20012 se han reconocido en el presupuesto de 2013. El resto de facturas no reconocidas de farmacia en 2012 han ido a parar a dos cuentas, la 409, denominada de "acreedores no presupuestarios", donde se han consignado 273,5 millones, y la 411, de "acreedores por periodificación de gastos presupuestarios", donde han ido a parar 99,2 millones.
Del gasto sanitario, 1.305,7 millones fueron a la cuenta 409 y 915,5 millones a la cuenta 411, "para su imputación presupuestaria a los ejercicios 2013 a 2017". La Sindicatura puntualiza que "dicho saldo debería reclasificarse a las cuentas correspondientes de deudas a largo plazo y corto plazo con entidades de crédito". En total, las obligaciones reconocidas "contablemente" pero no "presupuestariamente" que proceden del gasto farmacéutico y sanitario ascendieron en 2012 a 2.594 millones, unos mil millones menos que el año anterior. Moragues, que explicó que el Registro Único de Facturas (RUF) permite una "total transparencia", reconoció que la cuenta 409 recoge facturas "pendientes de imputar a presupuesto". En otras palabras, las mismas deudas sin reconocer que antes se guardaban en los cajones y la Sindicatura perseguía detectivescamente, ahora están a la vista. Solo falta pagarlas.
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