Escuchar un mar con 470 gotas
El Auditorio Nacional acoge otra edición Mesías de Händel con cantantes aficionados
Si tiene un conocido o familiar al que esta noche quiera impresionar, llévele al concierto participativo de la Obra Social de la Caixa y olvide mencionar que, después de la primera aria, medio Auditorio Nacional se pondrá en pie y cantará a 470 voces El Mesías de Händel como si fuera una sola. La experiencia fue tan fascinante para María Aguilera, de 37 años, cuando le sucedió hace cuatro años, que decidió que ella también quería cantar y esta vez se encuentra en el otro lado del auditorio.
Es la octava edición en Madrid de esta iniciativa que comenzó en 1995 en Barcelona para reconocer y estimular el trabajo de los coros no profesionales. Este año tienen dos representaciones, esta noche y mañana, y les acompaña la Ensemble Jaques Moderne y un destacado conjunto de solistas: la soprano Sonia de Munck, el contratenor Carlos Mena, el tenor Fernando Guimarâes y el bajo José Antonio López. La música la pone la Orquesta Barroca de Sevilla y la batuta, el director alemán Andreas Spering.
Aunque no es la primera vez que trabaja con cantantes aficionados, incluso a él le impresiona dirigir a tantísima gente. “Tienes que alzar más la voz para dar las instrucciones y hacer los movimientos con las manos muy claros para que todos los vean”, comenta risueño el maestro pocos segundos antes de comenzar el ensayo general. “No se les puede exigir lo mismo que a un coro profesional, pero si se consigue transmitir que es una música maravillosa y la ilusión de interpretarla, estaremos haciendo un buen trabajo”. Escuchando hablar a los miembros del coro parece que lo está haciendo.
“Se crea muy buena energía entre todos los cantantes, ¡es mágico!”, cuenta Susana Hilara, una profesora de instituto que viene de la Coral Polifónica de Villa de Madrid y ya es la segunda vez que participa en concierto. Tiene 52 años y esa es aproximadamente la media de edad entre los participantes. “Implica muchas horas de ensayos y los más jóvenes tendrán cargas familiares y no se podrán permitir dedicar tanto tiempo”, explica Margarita Girón, que tiene 53. Desde que pasaron las audiciones en septiembre se han tenido que aprender una obra de dos horas y media de duración y han estado ensayando más de 40 horas con los directores preparadores Jerónimo Martín y Nuria Fernández, para compactar sus voces y prepararlas para interpretar una de las obras más emblemáticas de todos los tiempos.
Para María Aguilera, que ha dado el salto del público a la primera fila del escenario, cualquier esfuerzo merece la pena: “Cuando estás aquí se te olvida el mundo, no existe nada más que la nota que estás cantando y te transmite endorfina pura en estos tiempos en los que tanta falta hace”.
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