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Santi Mina se hace mayor

Un gol del canterano del Celta el día que cumplía 18 años aboca al Athletic a una remontada en San Mamés

Álex López intenta controlar un balón ante el acoso de Mikel Rico.
Álex López intenta controlar un balón ante el acoso de Mikel Rico.Salvador Sas (Efe)

Parecía un partido de porteros, con dos secundarios como Sergio y Herrerín reivindicando su capacidad, manteniendo a raya todos los intentos de los delanteros. Pero era el partido de Santi Mina, una joya que hoy cumplía 18 años y que en la mismísima puesta de largo del nuevo San Mamés ya había presentado credenciales con su estreno goleador en Primera. Marcó en un bonito partido copero, aire fresco en una competición tan vilipendiada por los federativos.

Hijo de un aguerrido defensor celeste en los ochenta, estamos ante un estilista al que Luis Enrique ha venido empleando caído a las bandas. Pero Mina es delantero y muy bueno. Sus destellos de clase incomodaron al Athletic en su punto más vulnerable, el eje de la zaga. Por ahí encontró primero una opción de gol que se fue al limbo por la actuación de Herrerín y, a la postre, la rúbrica: un tanto que obliga a que San Mamés vuelva a vestir las galas de la remontada. El Celta sudó una victoria que pudo irse a Bilbao. Se le complicó la tarde en cuanto el Athletic ajustó la presión y le incomodó la salida de la pelota desde atrás. En estos casos suele echarse en falta al ausente y Borja Oubiña, el futbolista referencial para esas situaciones en el Celta estaba en la grada. Posiblemente tampoco hubiera solucionado el problema porque el equipo de Luis Enrique no termina de ajustarse en esa suerte. Se está construyendo algo nuevo en Vigo y en bastantes ocasiones el equipo lo sufre. También lo disfruta porque es atrevido y tiene pase de gol. No le sobra puntería.

Celta, 1-Athletic, 0

Celta: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, David Costas (Jonathan Vila, m. 64), Jonny; Krohn-Dehli; Orellana (Bermejo, m. 77), Álex Lopez, Rafinha (Madinda, m. 68), Nolito; y Santi Mina. No utilizados: Rubén, Bellvís, Javi Rey y David Rodríguez.

Athletic: Iago Herrerín; Iraola, San José, Gurpegi, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico; Susaeta (Ibai, m. 65), Muniain, Herrera (De Marcos, m. 77); y Toquero (Aduriz, m. 77). No utilizados: Iraizoz, Etxeita, Morán y Beñat.

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Rafinha, Jonny, Álex Lopez, Muniain, Iturraspe

Goles: 1-0. m. 71, Santi Mina

Balaídos. 20.585 espectadores

El Athletic está más maduro. Se ajustó en torno a la presión y la falta de precisión del Celta, siempre atento a realizar transiciones rápidas en ataque. Se dejó la pelota en esa liza el cuadro gallego y fue ahí cuando comenzó a encontrarse cómodo el Athletic, un relax ficticio porque siempre debía mirar el retrovisor. El Celta aboca los partidos a un ida y vuelta pleno de ritmo, a un aparente descontrol que le pudo dejar a remolque del rival desde los primeros minutos si primero Muniain y luego Herrera hubiesen aprovechado sendos centros de Toquero, tan esforzado como acostumbra, pródigo en soluciones para sus compañeros y desajustes en la zaga rival cada vez que cruzaba el frente del ataque hacia los flancos. Pero pasada la media hora los mejores momentos del Athletic habían quedado atrás. Todo su esfuerzo había muerto en el área, donde careció de acierto. No lo había tenido en aquellas dos tempraneras incursiones de Toquero ni tampoco en un error garrafal de la defensa celeste, cuando ante un falta próxima al área unos tomaron dirección este y otros caminaron hacia el oeste. San José se quedó en el sitio y le cayó la pelota en los pies. El que quizás sea el defensa con más olfato de gol del fútbol español remató desviado una de esas opciones que en la suma final suele tenerse en cuenta. Su fallo coincidió además con el desplome del Athletic, que se evidenció en el inicio de la segunda parte. Maduró un poco más la salida del balón el Celta, siempre con un cierto riesgo, pero fue más minucioso. Tampoco era sencillo mantener el despliegue físico anterior, pero el caso es que el Athetic dio un paso atrás.

Atendió al contragolpe con Muniain, pero padeció ante el despliegue celeste. Fue a esas alturas cuando semejaba irreconducible la tiranía de los metas, pero Santi Mina no había dicho su última palabra. Aprovechó un error garrafal de Gurpegi en una acción aparentemente inocua, peleó la pelota ante Herrerín y obtuvo premio en el rechace para marcar a puerta vacía. Con veinte minutos por delante, la necesidad de marcar evidenció que futbolísticamente del Athletic apenas quedaban cenizas. Ni los cambios (Beñat volvió a quedarse al margen), ni las prisas le hicieron reavivarse. Restaba la casta, que no es mal plan ante un equipo tan novato como el Celta, tan tembloroso atrás cuando le aprietan. Y en ese escenario Aduriz es una mala visita. Un remate suyo obligó a un último alarde de Sergio, otro más suscitó la demanda de un penalti que no pareció evidente por presumible mano de Jonathan Vila. Se había ido el Athletic y cuando quiso volver ya era demasiado tarde. Continuará.

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